El pasado mes de mayo el gobierno de Malasia dijo basta. Sus vertederos estaban a rebosar de residuos plásticos generados en otros puntos del mundo, y muchos de ellos no se ajustaban al convenio internacional en materia de reciclaje. De modo que ordenó enviarlos de vuelta a sus países de origen. España se encontraba entre ellos. Cinco contenedores repletos de basura plástica hicieron el camino de vuelta.
Ocho meses después, Malasia sigue firme. Esta semana diez contenedores más regresaran a España.
¿Por qué? Porque España y Europa en su conjunto tienen un serio problema con el reciclaje de plástico. Una parte del proceso se externaliza a países pobres. Plástico que se consume en estados occidentales y que se "exporta" a Asia, en su mayoría, para su "reciclaje". La realidad es que gran parte de lo recogido termina en gigantescos vertederos públicos. Europa, así, lanza su problema al mar y se olvida de él.
Rechazo. Tradicionalmente el destinatario era China. En 2018 las autoridades del país prohibieron la importación de residuos plásticos. Por aquel entonces Europa destinaba el 85% de sus basuras al gigante asiático. Comenzó así la carrera por encontrar un sustituto. Primero fue Vietnam, pero a los pocos meses siguió la política china. Después Turquía. Y finalmente Malasia, que recibe aún hoy unas 700.000 toneladas anuales.
Medidas. Sucede que el gobierno, tras observar el estado de ruina medioambiental de sus puertos y ciudades costeras, decidió ponerse firme. La ministra de Medio Ambiente malaya rechazó en mayo 3.000 toneladas provenientes de países occidentales, y ahora 3.700 más. España se cuenta entre los principales. Tras la prohibición china, Malasia se convirtió en el destino preferente de nuestros plásticos
Tendencia. A corto plazo es probable que otros países, como Taiwan o Filipinas, sigan el camino malayo. Nadie quiere convertirse en el vertedero del mundo.
Parte del problema deriva de los plásticos "ilegales". Materiales tóxicos o que no se pueden reciclar y cuya exportación está sancionada por el Convenio de Basilea. Malasia lleva meses denunciando la llegada de contenedores no se reciclables y que tan sólo contribuyen a agravar su problema. Los quince devueltos a España se cuentan entre ellos. ¿Cómo han llegado allí?
El proceso. Como explican en Naukas, la clave reside en el proceso. La comercialización de residuos plásticos sigue siendo un negocio opaco. No sabemos con exactitud qué porcentaje del plástico consumido en España se reutiliza. La cifra oscila entre el 25% y el 37%. Una significativa porción de este porcentaje se exporta, lo que maquilla las pobres cifras de reutilización de la industria.
Según la Unión Europea, sólo el 30% de todo el plástico generado en el continente se recicla, del cual la mitad termina en Asia.
Clasificaciones. ¿Por qué hacemos esto? Porque Europa no tiene demasiadas plantas de reciclaje. La mayor parte de nuestro plástico se incinera (en torno al 40%), con un elevado coste medioambiental en forma de emisiones. Países como Suecia o Alemania son grandes importadores de plástico, pero con un objetivo prosaico y poco sostenible: quemarlo para generar calefacción o alimentar las necesidades de su industria.
Otro 30% se marcha a los vertederos. La UE tiene planes exhaustivos para reciclar el plástico en casa, pero de momento no han llegado demasiado lejos. España es el mejor ejemplo: pese al cierre chino, sigue en el top ten de países exportadores de residuos plásticos, con un volumen de 300.000 toneladas anuales. El problema es que poco a poco, ese mercado se está estrechando.
Imagen: Xie Zhengyi/AP