Dicen que la naturaleza es sabia y que, a pesar de la mano del hombre, antes o después todo acaba devolviendo a su lugar original. Algo así es lo que ha ocurrido en varios lugares del mundo, en los cuales, tras diferentes avatares, ambientales o provocados por el ser humano, la naturaleza ha acabado reconquistando su puesto.
Parque Văcărești de Bucarest (Rumanía)
Văcărești era un barrio de la capital rumana, construido artificialmente sobre tierras pantanosas. Incluía grandes edificios institucionales y un lago artificial. Con la caída del régimen comunista, la planificación urbanística de Văcărești quedó abandonada y, con el tiempo, la naturaleza ha reclamado su lugar. Hoy, es el gran oasis verde de la ciudad.
Iglesia Saint-Dunstan-in-the-East (Londres)
La iglesia de Saint-Dunstan-in-the-East, ubicada en el corazón de la city londinense, ha sufrido en carne propia avatares como el gran incendio de 1666 o los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Abandonada durante décadas y bajo amenaza de derribo, la naturaleza tomó el mando y acabó convertida en uno de los lugares más fotogénicos de Londres.
Túnel del amor (Ucrania)
Lo curioso del túnel del amor es que no ha sido abandonado, sino que todavía transporta mercancía hacia la fábrica de madera de Kleven, lo cual no ha impedido que la vegetación haya formado un túnel a su alrededor y le haya dado ese halo romántico que le da nombre.
Pista de bobsleigh de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina)
En 1984, los Juegos Olímpicos de invierno se celebraron en la capital de Bosnia-Herzegovina (en aquel momento, parte de Yugoslavia). Las instalaciones, como las pistas de bobsleigh, quedaron abandonadas con la guerra de los Balcanes y, hoy en día, son una mezcla de invasión de la naturaleza y lienzo para grafitis.
Palacio de Angkor Wat (Camboya)
El más conocido de los palacios jemeres de Camboya no ha escapado a la fuerza de la naturaleza que, pese al trabajo de los arqueólogos, ha invadido algunos templos, especialmente el de Ta Prohm, donde las raíces de los árboles se han incorporado al conjunto arquitectónico.
Valle de los molinos en Sorrento (Italia)
Durante más de 600 años, los molinos del valle de Sorrento suministraron harina a la provincia de Nápoles. En los años cuarenta del siglo pasado, quedaron definitivamente abandonados y, desde entonces, se han visto invadidos por la vegetación.
Centro comercial New World (Bangkok, Tailandia)
El centro comercial New World cerró sus puertas en 1999. Algunos años después, un fuego destruyó parte del edificio y lo dejó al descubierto. Y, poco tiempo después, las lluvias del monzón inundaron las plantas inferiores. Para combatir la invasión de mosquitos y otros insectos, las autoridades decidieron introducir peces, que se han reproducido a lo largo de los años hasta crear uno de los mayores estanques urbanos del mundo.
Ciudad fantasma de Shengshan (China)
Shengshan es una pequeña isla situada al este de la provincia de Zhejiang, en China, habitada tradicionalmente por pescadores y que, en la década de los 90, vivió el final del éxodo de su población, hasta quedar abandonada por completo. Desde entonces, la naturaleza se ha ido apropiando del paisaje hasta formar una de las ciudades fantasma más exuberantes del mundo.
Central nuclear de Chernobyl (Ucrania)
La ciudad de Pripyat, creada expresamente para alojar a los trabajadores de la central de Chernobyl, quedó abandonada tras el accidente de la planta en 1986. Pripyat tardará décadas en volver a ser habitable, pero, a pesar del desastre medioambiental que supuso la explosión del reactor 4, la vegetación ha invadido sus calles.
Isla de Okunoshima (Japón)
Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla de Okunoshima acogió una de las mayores plantas de fabricación de gases tóxicos de Japón. Tras la guerra, la planta fue destruida y abandonada, y los conejos que se utilizaban para experimentar fueron liberados en la isla. La naturaleza hizo su trabajo, los conejos se reprodujeron como tales y, hoy en día, es conocida como 'la isla de los conejos'.
Desierto / mar de Aral (Kazajistán / Uzbekistán)
¿Qué hacen decenas de barcos en medio de un desierto, rodeados por camellos? La respuesta se remonta a la época en que Aral no era todavía un desierto. El mar de Aral, entre Kazajistán y Uzbekistán, quedó convertido en un desierto tras los múltiples trasvases que realizó la Unión Soviética en los años 60. Solo queda hoy un 10% de sus aguas, en lo que se considera uno de los mayores desastres medioambientales de la historia.
Ciudad fantasma de Kolmanskop (Namibia)
La antigua ciudad minera de Kolmanskop fue construida a principios del siglo XX para acoger a los buscadores de diamantes que trabajaban en la zona. Pronto se convirtió en una ciudad al más puro estilo europeo (con casino, escuela, hospital y grandes mansiones), hasta que el mineral empezó a escasear y la ciudad quedó abandonada a mediados del siglo XX. El desierto se apropió de ella y, hoy en día, es uno de los lugares favoritos del mundo para los buscadores de sitios abandonados.
Mansión abandonada en Kilgarvan (Irlanda)
Esta mansión, cerca del pueblo irlandés de Kilgarvan, fue abandonada hace décadas hasta convertirse en el hogar de árboles y vegetación variada.
Cementerio de coches de Chatillon (Bélgica)
Chatillon es una pequeña población en el sur de Bélgica, en uno de cuyos bosques se levanta este fantasmal cementerio de coches abandonados. La leyenda dice que los soldados americanos de la Segunda Guerra Mundial los abandonaron en el lugar antes de volver a su país, pero los habitantes de la ciudad lo desmienten.