Puede que estés de vacaciones o estés pensando en ellas, e independientemente de lo que hagas, ambas cosas son beneficiosas para tu salud. Está ámpliamente demostrado que tomar un descanso de nuestra rutina diaria nos ayuda a reducir el estrés y prevenir enfermedades, pero ¿cómo serían las vacaciones perfectas según la ciencia? ¿Tenemos suficientes días libres? ¿Cómo aprovecharlos para obtener mejores resultados?
¿Tenemos suficientes vacaciones?
La mucho que agradecemos la conectividad en nuestro día a día puede estar convirtiéndose en un problema cuando llega el momento de desconectar. Así lo demuestra un estudio reciente de la NPR en el que a salido a relucir que el 30% de la población estadounidense sigue trabajando mientras está de vacaciones.
No sólo eso, Nielsen ofrecía estadísticas al probar que, pese a que el 74% cree que las vacaciones son importantes en sus vidas, el 52% no utilizó todos los días que le correspondían, dejando una media de 7,2 días de vacaciones pagadas sin usar.
España, en cambio, es otro cantar, pero más que por un cambio cultural las razones para que aquí nos tomemos las vacaciones más en serio está estrechamente ligado a que los días libres están estipulados por derecho, mientras que en tierras estadounidenses el receso no está amparado por la ley y son las empresas las que deciden si ofrecerlo o no como premio a sus trabajadores.
Pero que nos tomemos uno de los meses de verano para vivir a cuerpo de Rey tampoco significa que lo hagamos bien, de hecho unas largas vacaciones está muy lejos de ser la forma ideal de desconectar según aseguran los estudios sobre el tema.
Mejor en pequeñas dosis
España es el octavo país con mayor número de días de vacaciones con un total de 36 días entre vacaciones pagadas y fiestas oficiales. Ocupando los primeros puestos están Brasil y Francia con 41 días, mientras que los últimos de la cola son China, con 16, y México, con 14.
Visto lo visto no nos podemos quejar, pero para aprovechar esos días al máximo hay que hacerlo bien, o al menos tener presente que lo que reflejan los estudios no debería ser tomado a la ligera. Que estemos en disposición de cumplirlo o no a rajatabla ya es otro tema.
La Doctora Jessica de Bloom abordaba la idea de las vacaciones perfectas y cómo afectaban a nuestro cuerpo asegurando que deberíamos pensar en ellas como en el dormir, necesitamos que tengan cierta regularidad para que funcionen como es debido y que esa media ideal está alrededor de los ocho días.
Según el estudio, de Bloom extraía que a partir de superar la semana los beneficios de las vacaciones empezaban a decaer, por lo que para aprovecharlos al máximo lo adecuado sería espaciar esos periodos en el tiempo para ir recuperando fuerzas de cara al trabajo de forma continuada.
¿Cómo gastamos nuestros días de vacaciones?
En nuestro caso hacemos caso omiso a ese análisis y según se apuntaba desde el estudio Vacation Deprivation de la página de viajes Expedia, en España, como también gran parte de los europeos, nos ventilamos casi todos los días de los que disponemos de una sentada.
De una encuesta realizada a más de 9.000 trabajadores de 26 países distintos se extrae que el 82% de los españoles gasta todos sus días de vacaciones de golpe. La cifra queda bastante lejos de la media habitual ya que el 51% de los encuestados afirmaba preferir espaciar sus vacaciones.
Aunque no hay estudios que hablen del número de días anuales ideales que deberíamos tener, un 49% de los encuestados de nuestro país se muestra disconforme con el total y desearía poder disfrutar de entre 1 y 10 días más.
Ojo, no somos los únicos, en zonas como Reino Unido o Suecia opinan de una forma similar, pero si no deberíamos quejarnos es porque, en realidad, somos unos priviliegiados. En Corea del Sur gastan 6 de los 15 días de vacaciones de los que disponen y en Japón 12 de los 20 que les pertocan. En el resto de occidente la situación se estabiliza algo más, con Latinoamérica y Norteamérica utilizando prácticamente todos sus días.
La importancia de las pre-vacaciones
Pero no sólo de vacaciones vive la felicidad de nuestra especie. Por nuestra experiencia podríamos extraer que el recuerdo de lo bien que lo hemos pasado también debería ayudar, pero Leaf Van Boven de la Universidad de Colorado remarcaba que lo potencialmente beneficioso es justo lo opuesto. Mientras que la experiencia ya vivida sólo mantiene su efecto tras una semana desde nuestro retorno, la anticipación y preparación de las vacaciones tiene una carga emocional muy superior.
Lo contaba Elizabeth Dunn, psicóloga en la Universidad de la Columbia Británica, haciendo referencia al chute de alegría que recibimos al posponer algo. Digamos que comer ese donut que tienes sobre la mesa te producirá una respuesta instantánea, pero guardarlo para mañana provocará además que sueñes con el momento en el que te lo comerás y cómo te satisfará.
Según la profesora Dunn con las vacaciones deberíamos hacer algo similar, embarcarnos en una búsqueda de referencias e imágenes mientras preparamos nuestro viaje para crear un mapa mental de cómo vamos a disfrutar esas vacaciones. Leer sobre el sitio que visitaremos, ver películas rodadas allí, rebuscar entre guías de viaje...
Todo ayuda a dar forma a unas expectativas positivas que, pese a los problemas que podrían producirse durante el viaje, se mantendrán en nuestra cabeza ayudándonos a superarlos mejor. Para corroborar lo positivo que es esta experiencia, mirémoslo desde otra óptica, la del recuerdo posterior a las vacaciones.
Si se compara el grado de felicidad de dos grupos, uno que ha pasado sus vacaciones fuera y otro que se ha quedado en casa, comprobaremos que sus niveles postvacacionales son muy similares, siendo así la experiencia previa la que realmente marca la diferencia.