La industria del calzado vive un momento dulce. El apogeo de la cultura urbana ha resignificado el valor de la zapatilla deportiva para siempre. Ya no son meros objetos prácticos dedicados al ejercicio físico; hoy son auténticos objetos de culto, embadurnados de mitomanía, cuyo valor no es tanto funcional como artístico. La obsesión llega a tal punto que las cifras del mercado secundario son alucinantes.
Ya hay quien se gana la vida comprando y vendiendo sneakers cual broker de Wall Street.
¿Cómo? A través de múltiples plataformas de valores que operan, en la práctica, como un mercado de valores. StockX es probablemente el mejor ejemplo: su portada ofrece gráficas de rendimiento de Adidas, Nike o Reebok; cada zapatilla cuenta con pujas mínimas y máximas; y a todos los modelos se les añade su cotización, el precio medio de venta, y los precios premium manejados en el mercado.
No se trata de comprar o vender para utilizar las zapatillas por la calle. Es pura especulación financiera.
Los beneficiarios. Como es lógico, el mercado se sostiene gracias a quienes compran y venden. Los Angeles Times ha hablado con uno de ellos en este reportaje. Nuestro protagonista movió más de $50.000 a lo largo de 2018, generando unos $7.000 en beneficios netos. En un buen mes es capaz de colocar en el mercado un centenar de pares de zapatillas. Analiza tendencias, estima riesgos y compra inventario. En ocasiones todas las unidades disponibles de un solo modelo.
Reventa. StockX es el Wall Street de la compraventa de sneakers, pero no es el único mercado. GOAT, Stadium Goods o Fight Club trasladan la profesionalidad y la lógica del mercado de valores a la reventa de zapatillas. Surgieron a mitad de década en respuesta a un mercado al alza pero enormemente amateur, limitado a eBay o Facebook. Su crecimiento ha sido vertiginoso: Stadium Goods fue adquirida por Farfetch, firma de lujo, por más de $250 millones.
Cifras. Es sólo un pequeño ejemplo. Foot Locker ha invertido $100 millones en GOAT, en la práctica una app de reventa. El mercado no ha parado de crecer durante el último lustro. Un estudio elaborado por NPD estima que ya mueve más de $1.000 millones. Otros disparan la cifra a los $6.000 millones. Y hay quien considera que su volumen comercial superará los $95.000 (!) dentro de siete años.
Las zapatillas. Y todo rota en torno a los modelos. Gran parte de la obsesión por las zapatillas deportivas proviene de la exclusividad. Adidas y Nike producen líneas muy limitadas que, agotadas en el mercado primario, alcanzan precios desorbitantes en el secundario. Por ejemplo: las 9.000 Yeezy Boost 750 producidas por Adidas en 2015 se vendían originalmente a $350. Hoy se pagan a unos $5.000.
Las marcas son conscientes. De ahí la multitud de modelos limitados producidos en exclusividad para determinados atletas o celebridades. Sus precios siempre crecen. Al parecer, tanto Adidas como Nike ya barajan introducir OPV exclusivas en StockX. Es decir, introducir determinados modelos por primera vez en el mercado de reventa. Es el próximo hito de una fiebre imparable.
Imagen: Daniel Chen/Unsplash