¿Ha estallado definitivamente la burbuja de las criptomonedas? Es una pregunta recurrente en los mercados financieros. A todo desplome del precio de Bitcoin le sigue una catarata de artículos expresando sus dudas sobre su futuro. Demasiado abstracto, demasiado volátil, demasiado oportunista. Hasta ahora, toda caída ha derivado en un asombroso resurgimiento. Durante las últimas semanas miles de inversores deben aferrarse a esta esperanza. Porque no es sólo Bitcoin: todas las criptomonedas se están hundiendo.
Quizá la pregunta, al fin, tenga sentido.
El cuadro. Para entender hasta qué punto el negocio de las criptomonedas tiene mal aspecto lo más sencillo es contemplar este gráfico, compartido ayer por Drew Harwell, periodista del Washington Post. Todos los valores cotizan a la baja, han entrado en números rojos. Bitcoin se deja a esta hora un 20% sobre su precio de hace una semana. Si en abril superaba la barrera de los $65.000, hoy a duras penas roza los $40.000. Ethereum cae otro 30%; Dogecoin, un 10%; ICP, un 34%; Polkadot; un 25%; Uniswap, un 32%; Litecoin, un 33%. El listado de desplomes es interminable.
Crypto market update. The red means bad pic.twitter.com/oOxIz5DXrO
— Drew Harwell (@drewharwell) May 19, 2021
¿Por qué? Nadie lo sabe con exactitud. Hace algunos meses Bitcoin parecía haber superado de una vez por todas el espectro de la "burbuja". Hay varias teorías sobre los motivos del repentino desplome: la negativa de Tesla a aceptar pagos con criptomonedas; las erráticas declaraciones de Elon Musk sobre su desinterés de Bitcoin, tras meses inflando su precio; la prohibición de todas las criptodivisas en China, anunciada en 2013 y confirmada en 2017; o sencillamente por los flujos naturales del mercado. Como explica un experto financiero en este reportaje:
En última instancia, el precio cae por el mismo motivo por el que subió en un primer momento: está en manos de especuladores que adolecen de razones fundamentales para poseerlo, basadas en la realidad o en alguna definición de valor. La especulación opera de ida y vuelta y refleja manos blandas cuando las cosas se tuercen.
Bailando al son. El rol de Elon Musk en el ascenso y descenso de las criptomonedas es orientativo sobre el funcionamiento irracional del mercado. Cuando el 12 de mayo Tesla anunció que ya no aceptaría pagos con Bitcoin, la divisa pasó de los $54.000 a los $49.000. En un día. Desde entonces mantuvo una tendencia descendiente. Cuatro días más tarde, Musk sugería que se había desprendido de sus acciones de Bitcoin. El precio pasaba de $47.000 a $44.000. Al día siguiente, Musk negaba la mayor y aseguraba a sus seguidores que no había movido sus posiciones. El precio remontaba de los $42.000 a los $45.000. Y así todos los días.
Los optimistas. No todo el mundo cree que estemos ante la implosión definitiva de las criptomonedas. "Las correcciones en el mercado de las criptodivisas son un fenómeno común. No significa, sin embargo, que en el futuro los precios sigan cayendo", explica otro analista en MarketWatch. Traducido: lo que estamos viviendo esta semana no es sino uno de los infinitos bucles de auge/caída que asolan a las criptomonedas por definición. Al ser instrumentos especulativos, son más proclives a las emociones del mercado. A las dudas o a las seguridades.
Algunos datos: durante la pasada década el desplome del valor de una acción sobre su pico máximo ronda el 50%. Bitcoin ha perdido en torno al 40% desde su récord en abril. La volatilidad es la norma. Bitcoin ha visto cambios superiores o inferiores al 5% durante la última década en 751 ocasiones. El S&P 500, el índice de referencia en EEUU, ha vivido apenas 150 cambios en toda su historia. Bitcoin ha sufrido 47 crecidas y decrecidas superiores al 20% desde su existencia; el S&P 500, una.
Pero, pero. De ahí que el núcleo duro de entusiastas de las criptomonedas estén ahora aferrándose al "hold or death" que ya vivimos con GameStop. Dado que todo depende de estados de ánimo y percepciones sobre el comportamiento del mercado, no sobre un negocio real y tangible, es imprescindible apaciguar los ánimos de los inversores, muchos de ellos inexpertos y pequeños, para limitar las pérdidas. Y confiar en que el ciclo ascendente regrese en unos días o semanas. Nada de esto significa que el mercado se vaya a recuperar.
Bitcoin y el resto de criptodivisas podrían haber llegado al final del camino, al punto de ruptura de la burbuja... O hacia una estabilización en el precio, como apunta la tendencia de las últimas horas. Tras superar los $347 en enero, GameStop cotiza hoy a $168. Todos nos hemos olvidado de aquello. Pero en diciembre su acción no valía más de $13. Quien entrara entonces sigue ganando mucho dinero.
El miedo. Para el caso de Bitcoin, el problema no lo tienen tanto los inversores de toda la vida sino aquellos que entraron a principios de este año, por encima de los $40.000 o de los $30.000, y contribuyeron a relanzar su precio. Hoy temen perder lo invertido. El mismo mecanismo que les llevó a aupar a las criptodivisas les puede llevar a hundirlas. Dogecoin, al fin y al cabo, era un meme que creció al 19.000% anual y que se transformó involuntariamente en algo más que un chiste. Uno que en los próximos días puede perder toda la gracia que una vez tuvo.