Tiene un nombre encantador. "Vaquita marina". Sin embargo, la triste realidad que se esconde detrás de tan adorable nombre es de todo menos amable: está en peligro inminente de extinción gracias a los pescadores. El último censo recogió tan solo 30 ejemplares en el Golfo de California, en el noroeste de México.
El gobierno mexicano anunció a principios de mes que planea usar delfines entrenados por la Marina de los Estados Unidos para tratar de salvar a la que ya es la especie más amenazada del mundo: la vaquita. Tres delfines, entrenados para buscar a buceadores desaparecidos y minas, tendrán que encontrar a las vaquitas para que puedan ser trasladadas a un refugio marino a partir de septiembre. Pero esos delfines han pagado un alto precio por ser entrenados militarmente a lo largo de décadas.
Usar a delfines con fines militares para salvar a otros ¿una paradoja?
El plan es que los delfines, entrenados para localizar minas o buceadores a través de su sonar, puedan mostrar a los científicos el paradero de las escurridizas vaquitas. Una vez localizadas, serán capturadas y llevadas a una reserva marina donde puedan reproducirse. Un arriesgado plan que puede suponer un efecto contrario.
Si una hembra muriera durante la captura o el traslado, se tardaría mucho tiempo en poder ser reemplazada, ya que tienen un periodo de gestación de dos años y las más jóvenes tardan dos años en alcanzar la madurez sexual. Los anteriores ensayos con delfines han sido tan satisfactorios que la confianza en ellos es plena. Pero todo tiene sus luces y sus sombras.
Es de sobra conocido el sufrimiento que se esconde tras la aparente sonrisa de los delfines y otros mamíferos marinos que danzan ante el público en los acuarios. Precisamente el entrenamiento militar de estos mamíferos para salvar a otros se convierte en una paradoja. Fue Estados Unidos en los años 60 el primer país en utilizar delfines con fines militares, que llegaron a participar en la Guerra del Golfo.
Estados Unidos y la URSS, pioneros
Bajo la unidad conocida como Programa de Mamíferos Marinos de la Armada de Estados Unidos del Comando de Sistemas de Guerra Espacial y Naval (SPAWAR, según sus siglas en inglés), la marina estadounidense los ha utilizado desde 1960 con fines bélicos debido a su gran inteligencia. Ya fuera como localizadores de minas, como espías (transportando equipos de detección ópticos o electrónicos) o directamente como soldados, atacando a buzos o embarcaciones.
En 2003, los delfines del SPAWAR fueron utilizados para limpiar las minas durante la invasión estadounidense de Irak. Y es que los delfines y los leones marinos tienen una extraordinaria capacidad para detectar las señales acústicas que emiten los localizadores colocados dentro de las cajas de los explosivos.
Rusia también ha estado activa en el campo del entrenamiento militar de estos mamíferos. En 1965, la extinta URSS abrió un centro de investigación científico y preparación de delfines militares en la costa del Mar Negro, donde se utilizaban para patrullar las entradas a las bases marítimas, detectar un enemigo en potencia y descubrir minas. Funcionó hasta 1990.
Incluso, durante el siglo pasado se llevó a cabo el entrenamiento de delfines suicidas que fueran capaces de hacer estallar buques enemigos. Con potentes explosivos fijados a su cuerpo, localizaban navíos enemigos para hacerlos explotar.
La Armada ucraniana en Crimea reanudó el programa de entrenamiento de delfines y leones marinos para misiones de combate en 2012 en Sebastopol. Aquí se han trabajado con nuevos métodos de enseñanza que superaran los aplicados durante la época soviética. Y en 2016 la Defensa rusa ordenó la compra de 5 cetáceos mulares para el acuario oceánico de Sebastopol.
Entre las presuntas prácticas que se llevaban a cabo estaba la fijación de un arma punzante, incluso una jeringuilla cargada de veneno y atada al morro del animal para que los delfines la clavaran en el enemigo. Mientras que los leones marinos y las focas realizaban el trabajo de manera repetida, los delfines se negaban al comprobar las consecuencias. Lo mismo pasaba con los explosivos.
Hoy en día, al igual que los perros antitanque, son adiestrados para que transporten, coloquen o retiren minas explosivas magnéticas bajo el casco de embarcaciones militares metálicas. Los delfines son capturados a la edad de 3-7 años, cuando son adolescentes (viven alrededor de 30 años, aunque pueden llegar a alcanzar los 40).
Los militares utilizan entonces a estos animales para desarrollar su tecnología. Un ejemplo lo constituyen los aparatos que transforman la señal que emite el delfín cuando este localiza un objetivo bajo el agua en una señal que se muestra en el monitor del operador, que puede ser un buceador enemigo, un barco o una mina. Dentro del entrenamiento se incluye enseñar a un delfín a distinguir entre amigos y enemigos mediante algún tipo de marca visual, química, acústica o hidroacústica.
El impacto para estos mamíferos ha sido reconocido por la propia armada estadounidense: pérdida de audición, lesiones de millones de ejemplares, cambios en su comportamiento y muerte. La otra cara la encontramos en el Programa de Mamíferos Marinos de la Marina, que lleva cinco décadas entrenando delfines y leones marinos en la Bahía de San Diego.
Este programa defiende que los mamíferos que entrenan para ayudar en tareas de defensa y humanitarias viven más que sus contrapartes en libertad por los cuidados que les brindan. Entre sus tareas se encuentra recuperar objetos perdidos en el mar y ayudar en misiones humanitarias de desminado, evaluar la salud de los delfines nariz de botella salvajes, desarrollar pruebas respiratorias no invasivas para evaluar la salud de los delfines y otros cetáceos o la rehabilitación de las crías de lobos marinos.
El mercado homeopático chino y los traficantes, detrás del declive de la vaquita
La vaquita marina, endémico de aguas mexicanas, es el cetáceo más pequeño del mundo. Habita en la reserva de la biosfera del alto golfo de california y probablemente no hayas oído hablar de ella porque es una especie muy tímida. AL contrario que sus hermanos los delfines, la vaquita no salta a la superficie; emerge unos segundos para tomar aire y vuelve a desaparecer.
Si unimos su timidez al hecho de que casi están extintas, es más que probable que jamás veas un espécimen vivo. Los causantes han sido los pescadores y sus redes de enmalle, conocidas también como "agalleras", para atrapar las cabezas de una especie muy apreciada en la medicina tradicional china: la totoaba, también críticamente amenazada.
Según el New York Times, los científicos mexicanos señalan que la demanda china es tal que los precios por esas vejigas, vendidas tras ser secadas como remedio homeopático con presuntos poderes medicinales, se acercan a los de la cocaína: casi 10.000 dólares por kilo.
Los pescadores han usado durante años estas redes para capturar a esta especie vecina, dejando atrapadas a las vaquitas accidentalmente. México ha prohibido el uso de estas redes en el Golfo de California, pero probablemente ya sea tarde.
Ningún cetáceo o mamífero de gran tamaño ha quedado extinto desde que el delfín del río Yangtsé, en China desapareció en 2006.