La Junta de Castilla y León ha publicado hoy un decreto ley que acaba con la tradicional excepcionalidad del torneo del Toro de la Vega. La festividad, celebrada anualmente a principios de septiembre en Tordesillas, permitía de forma extraordinaria la matanza de un toro de lidia en un festejo popular taurino. La prohibición, presente en otros eventos como las vaquillas o los encierros, se extiende ahora al Toro de la Vega, acabando con la muerte del animal pero permitiendo la superviviencia del torneo.
¿Qué significa esto? La historia tiene diversas connotaciones, entre ellas políticas, pero representa una pequeña victoria para el movimiento animalista, que durante los últimos años había elevado el tono de sus protestas contra la tradición taurina más polémica de España. Sin embargo, el torneo sigue en pie, aunque amputado de un aspecto fundamental del mismo: la muerte del animal tras la alanceada de un muchacho del pueblo, fin último de la festividad. Para comprender mejor su naturaleza, el impacto sobre Tordesillas y su carácter polémico, qué mejor que repasar su historia en números.
1534: la primera referencia al Toro de la Vega
Uno de los argumentos más habituales que blanden los defensores del torneo es su carácter antiquísimo y tradicional. En ese sentido, no mienten: hay teorías que enlazan su existencia con la Edad Media, ubicando a mediados del siglo XIV los orígenes de la festividad. Sin embargo, el primer registro escrito de su celebración se remonta a dos siglos después, a 1534, cuando un libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santiago Apóstol de Tordesillas habla de los "festexos de toros, con dos toros por la mañana a la Vega y seis por la tarde".
40.000: los visitantes que atrae el torneo
Junto a la tradición, el segundo argumentos más notable esgrimido por los amantes del torneo es su importante impacto económico. Tordesillas es una localidad vallisoletana de alrededor de 9.000 habitantes que multiplica su población de forma exponencial durante sus festividades. El número de turistas atribuible al torneo es indeterminado, y el propio alcalde reconoce su alto impacto económico en la localidad, aunque no ofrece datos al respecto. El torneo, en cualquier caso, tiene reconocimiento de bien de interés turístico desde 1980 por el gobierno español, y es espectáculo taurino tradicional desde 1999.
300.000: las firmas en contra del Toro de la Vega
La movilización reciente en contra del torneo de Tordesillas ha sido muy alta. El año pasado hubo enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad, los habitantes de la localidad partidarios del festejo y la multitud de activistas por los derechos animales congregados en el municipio. Ha habido diversas campañas de recogidas de firmas en su contra. A nivel político, la más destacada es acaso la de PACMA, el partido animalista, que cuenta con alrededor de 150.000 avales manifestando su oposición al Toro de la Vega. A nivel popular, esta iniciativa de Avaaz acumula ya 331.000 firmantes.
50: las plazas de toros que cubre el torneo
El Toro de la Vega es una celebración particular incluso dentro de los estándares de la tauromaquia española. Cada año, el toro ha de salir de la plaza principal de Tordesillas, cruzar el puente sobre el río Duero y entrar en el terreno acotado por el reglamento del torneo donde los lanceros pueden alcanzarle. Se trata de un espacio en la otra orilla del cauce fluvial que abarca una superficie equivalente a alrededor de 50 plazas de toros, lo que permite al animal escapar. De hecho, la norma estipula que si el toro sobrepasa los límites del espacio acotado, ningún lancero puede matarle. No habría ganador.
2: los astados que han sobrevivido al torneo
La norma es que el toro muera: una vez dentro del terreno del torneo, hay un centenar de muchachos locales armados con lanzas dispuestos a atravesarle el costado. Siempre ha sido así, al menos desde que se tiene registro de la actividad, excepto en dos ocasiones, 1993 y 1995. Los animales protagonistas de tan excepcional hazaña respondían a los nombres de Bonito y Presumido, pero ninguno de los dos llegó demasiado lejos. Atravesados los límites, Bonito murió por las múltiples heridas que arrastraba (ninguna definitiva, todas profundas), y Presumido fue abatido por un agente de la Guardia Civil.
6.000 euros: el precio de cada toro de lidia
Los animales utilizados en el torneo son piezas cotizadas. Al contrario que la mayoría de festejos taurinos populares, el Toro de la Vega rota en torno a un toro de lidia, similar al que utilizan los toreros profesionales en las principales plazas del país. Los astados requieren de numerosos cuidados durante su crecimiento y dadas sus especiales características, su precio es muy alto: alrededor de 6.000 euros la pieza, cuyo costeo corre a cuenta del Ayuntamiento de Tordesillas. Rompesuelas, el último toro matado en el festejo, pesaba 640 kilos.
Medio centenar: los lanceros participantes
Aunque las festividades de Tordesillas atraigan a decenas de miles de personas, sólo un puñado de ellas termina participando de forma activa en el Toro de la Vega. En 2014, como durante los últimos años, 45 lanceros se registraron (es obligatorio) en el torneo. De ellos, 15 irían a caballo (está permitido) y el resto andando, aquellos encargados de dar la estocada final al morlaco. Todos ellos portan lanzas cuya largura se estira hasta los dos metros y cuyas puntas pueden alcanzar los cuarenta centímetros. No siempre ganan: el año pasado, aquel que hirió de muerte a Rompesuelas se quedó sin premio al no cumplir con las estrictas reglas estipuladas por la organización.
1966: el año de la prohibición
No, el Toro de la Vega no siempre fue un espectáculo permitido por las autoridades. Las protestas por su celebración y por lo escabroso de las imágenes, donde un toro rodeado por cincuenta personas se enfrenta indefenso a larguísimas lanzas, se remontan a principios de siglo, pero también alcanzaron su punto álgido durante el franquismo. La historia de las presiones contra el torneo, instigadas precisamente desde la cúpula del poder franquista, es muy interesante y está muy bien contada aquí. Culminó entre 1966 y 1969 con su prohibición y con la celebración de un encierro sin alanceamiento.
50.000: la potencial asistencia al RockInVega
Desde el año pasado existe una iniciativa que quiere terminar con el Toro de la Vega sin dañar al impacto económico que puede recibir Tordesillas durante su celebración. Se trata de un festival de música, bautizado RockInVega, y que para su primera edición, a celebrarse en 2016 si la festividad fuera abolida, aspiraría a reunir a 50.000 asistentes. Han ideado incluso un cartel con nombres habituales de la escena Pop/Rock española, como Antonio Orozco, Siniestro Total, Reincidentes y un largo etcétera.