No corren buenos tiempos para el lobo. Al menos en lo que a legislación comunitaria se refiere. La UE acaba de dar un nuevo paso para despojar de parte de su blindaje legal a estos grandes cánidos, una de las especies más icónicas (y también polémicas) del viejo continente y que precisamente gracias al amparo de las administraciones ha logrado que su población en suelo europeo supere los 20.300 ejemplares. Tras la decisión de aflojar la protección del lobo hay motivos sociales, económicos y políticos, pero también una historia con nombres propios: el de la recién revalidada presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y su poni Dolly, a la que un lobo devoró en 2022.
Hoy Von der Leyen es una de las voces que de forma más sonora defiende la necesidad de rebajar la protección del lobo. Y su historia, claro, va inevitablemente acompañada del relato sobre cómo un lobo gris acabó con su mascota Dolly a dentelladas.
¿Qué ha pasado? Que Bruselas ha dado un paso crucial para que los lobos pierdan parte del blindaje que ahora les brinda la ley. No es un paso con consecuencias prácticas inminentes, pero sí relevante. Y sobre todo avanza hacia un horizonte en el que los lobos verán rebajada su protección a escala internacional.
Lo que ha logrado la UE es que el comité que se encarga de supervisar el Convenio de Berna en lo que se refiere a las especies europeas acepte su propuesta de cambiar la categoría del cánido, de tal forma que descienda de escalafón: de "estrictamente protegido" pasará a considerarse solo especie "protegida".
¿Qué podemos esperar ahora? Lo primero, que el Comité del Convenio de Berna publique su decisión, algo que ocurrirá ya este viernes. Luego tocará tener paciencia. Si todo va según lo previsto y no hay sorpresas, el cambio en el estatus de protección del lobo entrará en vigor en unos meses. De hecho en Bruselas hablan ya del 7 de marzo de 2025. Existe una posibilidad de que no sea así. Si al menos un tercio (17) de los miembros del organismo se oponen, el cambio normativo caería; pero en el escenario actual sería extraño que eso ocurriera.
Los cambios en el Convenio de Berna quizás suenen lejanos, pero suponen un trámite fundamental para que la UE pueda flexibilizar la gestión de la especie. Lo explicaba con claridad en septiembre el propio Consejo Europeo, cuando anunció sus planes de pedir en el organismo internacional un cambio en el estatus de protección del lobo. "Una vez entre en vigor la modificación en los anexos del Convenio de Berna, la UE podría modificar los anexos correspondientes de la Directiva Hábitats para adaptar el nivel de protección del lobo en su ordenamiento interno", avanzaba.
Una palabra que vale mucho. La revisión propuesta por la UE hace meses y asumida ahora por el Comité del Convenio de Berna del Consejo de Europa quizás parezca menor. Al fin y al cabo cambia una palabra: hace que el estatus de protección del lobo pase de "especie de fauna estrictamente protegida" a "especie de fauna protegida". Pero ese retoque implica mucho más. Pasa al Canis lupus del anexo II al III, lo que tiene efectos relevantes.
Como recuerda RTVE, en la primera categoría se prohíbe cualquier forma de captura y muerte intencionada, destrucción o deterioro de hábitats; en el segundo (anexo III) se abre la puerta a algunas de esas prácticas siempre y cuando la existencia de las poblaciones de la especie queden "fuera de peligro". El marco legal que ampara al lobo es en cualquier caso más complejo y de hecho hay organizaciones ecologistas que confían en que su legislación específica evite que España se vea afectada.
Un debate extensible a España. El debate en torno al lobo no es en cualquier caso ajeno a España, donde se han hecho movimientos políticos que han llegado incluso al Congreso con el mismo propósito: que el lobo deje de ser una especie intocable. De telón de fondo está el debate entre quienes defienden que debe flexibilizarse la protección de la especie y quienes consideran que no hay argumentos científicos válidos que lo justifique.
Cruce de argumentos. Entre los primeros está el Consejo Europea, que en septiembre defendía que el cambio en el Convenio de Berna "dará más flexibilidad para abordar los desafíos socioeconómicos derivados de la continua expansión" de los lobos en Europa. Para apuntalar su posición señalaba que en apenas 10 años su población casi se ha duplicado en el continente, pasando de los 11.200 ejemplares que se estimaban en 2012 a los 20.300 de 2023.
"Ese crecimiento continuo ha generado problemas socioeconómicos, en particular en lo que respecta a la coexistencia con las actividades humanas y los daños al ganado", insiste el consejo en su comunicado de septiembre antes de deslizar otra cifra clave tomada de los estados miembros: las "al menos" 65.000 cabezas de ganado que, sostienen, los lobos matan cada año en la UE.
¿Política o ciencia? En el polo opuesto están los ecologistas, que hablan de decisiones políticas que desoyen a los expertos. "Al votar a favor de debilitar la protección de los lobos, los Estados de la UE ignoraron las súplicas de más de 300 organizaciones de la sociedad civil, la iniciativa de Grandes Carnívoros para Europa y cientos de miles de ciudadanos que instan a una acción basada en la ciencia para promover la coexistencia", claman desde WWF, y advierten: a pesar del aumento de ejemplares, "las poblaciones de lobos apenas se han recuperado. Debilitar su protección podría poner en peligro esta frágil recuperación".
Y entre el debate, un nombre. Como presidenta de la Comisión Europea la de Ursula von der Leyen es una voz que suena con fuerza en cualquier tema que afecte a Europa. En el debate en torno a la protección del lobo, sin embargo, parece haberse implicado de una forma especial. Ayer mismo, tras la votación, celebró que el cambio en el estatus del lobo supone "una noticia importante" para las comunidades rurales y agricultores. "Necesitamos un enfoque equilibrado entre la preservación de la vida silvestre y la protección de nuestros medios de vida", razonó la dirigente.
Lo cierto es que a lo largo de los últimos años Von der Leyen ha destacado en el debate en torno al lobo. En 2022 encargó un "análisis en profundidad" sobre el aumento de la población de la especie en Europa y el año pasado ya advertía de que "la concentración de manadas" en ciertas regiones supone "un peligro real para el ganado y, potencialmente, para los humanos". El impulsor de la propuesta contra el lobo es además el Partido Popular Europeo (PPE), la familia política a la que pertenece.
Una experiencia en primera persona. En lo que se refiere a la convivencia entre lobos, ganado y poblaciones, Von der Leyen no solo maneja informes. Ella misma ha vivido una experiencia en sus propias carnes. Una particularmente traumática y que a menudo se saca a colación cuando se habla del posicionamiento de la alemana en el debate. Tanto desde medios de alcance internacional, como desde la esfera ecologista. En uno de sus últimos comunicados la propia WWF insinuaba que la postura de la UE parece partir de "decisiones aparentemente influidas por razones personales". Y por si hubiera dudas citan expresamente a Von der Leyen.
Un poni llamado Dolly. En el meollo de todo está un poni. Un llamado Dolly. El animal, una hembra de 30 años y color castaño estaba en un potrero de la Baja Sajonia la madrugada del 1 de septiembre de 2022 cuando un lobo se abalanzó sobre él. Su cadáver apareció poco después, entre la hierba. El incidente no habría pasado de las páginas de los periódicos locales si no fuera porque Dolly no era una poni cualquiera. Mejor dicho, su dueña no era una mujer cualquiera. El animal pertenecía a una de las personas más poderosas de la política europea: Ursula von der Leyen.
El lobo que acabó a Dolly ya había atacado antes a otros animales, lo que hizo que las autoridades lo añadieran a una lista de animales que pueden abatirse por su impacto y riesgo. Un mes después del suceso Von der Leyen encargó un "análisis en profundidad" sobre la especie y apenas un año después la UE ya reconsideraba el estatus de los lobos. Casualidad o no, la alemana no ha podido evitar que la muerte de Dolly y las crónicas políticas sobre la protección de la especie se relacionen a menudo.
Imágenes | European Union 2020 - Source : EP y Leopoldo de Castro (Flickr) 1 y 2
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