Después de años sufriendo el apremio de inidentificables amenazas terroristas, por fin Europa puede descansar, bajar al menos su nivel de alerta de atentados. Esto, entre otras cosas, ha traído como consecuencias un trasvase de posiciones entre las mejores ciudades del mundo Melbourne, en Australia, y campeona durante siete años consecutivos como ciudad más seductora para la vida diaria, ha perdido su título frente a Viena, la capital de Austria, que ostenta ahora mismo el título de Mejor Ciudad Habitable según empresas asociadas a The Economist.
No es un ranking único, hay otros centros de investigación analizando aspectos de la vida moderna para ponderar la calidad de vida de la gente en el mundo (es también famoso el top de la ONU de ciudadanos más felices del planeta), pero el índice de The Economist es uno de los más apreciados por la precisión de los objetos medidos. Para ellos la estabilidad, la asistencia sanitaria, la seguridad tanto en lo referente a actos violentos y delincuencia menor, el nivel medioambiental y las infraestructuras cuentan para categorizar las esquinas del mundo.
Por eso no encontraremos a París, Londres o Nueva York en los primeros puestos de este análisis. Los del Índice Global de Habitabilidad de 2018 hablan del “gran buzz de ciudad”, o descrito con un dicho español, “morir de éxito”. Las grandes concentraciones tienden a fomentar peor distribución y acceso a las estructuras y una mayor conflictividad y violencia.
De hecho, la densidad de población parece bastante importante, ya que Canadá y Australia, dos de los países de la OCDE con menos habitantes por metro cuadrado, colocan seis de sus ciudades en el top mundial. Los otros países privilegiados, Austria, como hemos visto, y Japón, que ha logrado entrar este año con fuerza gracias a sus bajísimos niveles de peligrosidad.
El top quedaría así:
1º | Viena (Austria) | Rating: 99.1% |
2º | Melbourne (Australia) | Rating: 98.4% |
3º | Osaka (Japón) | Rating: 97.7% |
4º | Calgary (Canadá) | Rating: 97.5% |
5º | Sídney (Australia) | Rating: 97.4% |
6º | Vancouver (Canadá) | Rating: 97.3% |
7º | Toronto (Canadá) | Rating: 97.2% |
8º | Tokio (Japón | Rating: 97.2% |
9º | Copenhague (Dinamarca | Rating: 96.8% |
10º | Adelaida (Australia) | Rating: 96.6% |
Al otro lado del espectro están los países en conflicto, en guerra. También las localidades más pequeñas, ya que estas fomentan, desde el otro lado, la conflictividad y la corrupción. Damasco es la zona más catastrófica de esta tabla de más de 140 países, y Dhaka (en Bangladesh), Lagos (Nigeria), o Karachi (Pakistán) son los otros vencedores por la cola del ranking. Para matizar el asunto, indicar que los encuestadores sólo incluyen "las ciudades o centros de actividad que la gente podría querer vivir o visitar", de ahí que no se tenga ni en consideración a lugares como Kabul o Bagdad o que, por supuesto, vivir en Viena no te sirve de nada si eres un indigente sin acceso al mercado de trabajo.
En general, el mundo tiene problemas. Las grandes megaurbes del globo no paran de crecer de forma desorbitada, empeorando las condiciones mundiales. La peligrosidad no cesa, a pesar de que Europa occidental está ganando puntos al dejar atrás la crisis terrorista. Y las ciudades de nivel medio, muchas de ellas en países en vías de desarrollo, no terminan de despegar. De ahí que, aunque las ciudades del mundo han mejorado (según este análisis de The Economist) un 0.7% en términos globales, casi el 50% de las ciudades han perdido puntos y sólo el 34% han progresado. El resto, el 16%, están en el mismo punto en que las dejaron en 2017.