El movimiento anticavunas que tantos debates protagoniza en internet ha llegado en forma de réplica a los oídos de los dueños de las mascotas, quienes convencidos de la inutilidad inmunológica y motivados por las ganas de ahorrar, han dejado de vacunar a sus animales de compañía. Solo en Reino Unido 7 millones de mascotas no se han protegido enfermedades mortales como la rabia durante los últimos tres años.
No a las vacunas. Esta es la percepción general que han extraído en la última encuesta realizada por PDSA (People's Dispensary For Sick Animals), una entidad que vela por el bienestar de los animales en reino Unido. Tras hablar con los dueños de 5.036 mascotas (gatos, perros y conejos) se dieron cuenta de que la vacunación estaba decreciendo. Solo 2 de cada 3 personas de la muestra mantenían esta costumbre, mientras que un 12% había dejado de hacerlo. En 2016 el 84% de los dueños vacunaban a sus mascotas, mientras que en 2019 solo lo ha hecho el 66%: 7 millones menos de personas.
¿Por qué? Las razones que explican la reducción de la tasa de vacunación es más inespecífica en el caso de las mascotas que de los niños. La encuesta habla de que un 16% considera que son innecesarias en términos generales, mientras que otro 17% cree que no hacen falta porque su mascota no entra en contacto con otros animales. Por otro lado, la muestra habla de que un 17% no lo hace porque cree que el servicio es demasiado caro y un peculiar 13% alega que acudir al veterinario le genera estrés.
Datos. La Asociación Británica de Veterinarios cuenta a la CNN en este artículo que no le sorprenden los datos y más teniendo en cuenta que el 98% de los veterinarios han sido cuestionados por sus clientes a la hora de recomendar las vacunas como método preventivo. De hecho, el propio estudio de PDSA habla también de que alrededor del 75% de los encuestados no es consciente del gasto real que supone tener una mascota y, por ello, invierte menos dinero del recomendado para su manutención.
Origen del movimiento. La campaña que vincula la vacunación con el desarrollo de otras enfermedades como el autismo comenzó en 1998 a raíz de este artículo publicado por el médico Andrew Wakerfield en la revista científica The Lancet. Tras examinar a varios niños con autismo, el escrito de Wakerfield aseguraba que existía una relación directa entre la administración de la triple vírica (sarampión, rubeola y paperas) y el autismo.
A partir de este momento, otros médicos comenzaron a publicar varios artículos tratando de desmontar la hipótesis de su compañero, reivindicando el papel de las vacunas en la sociedad actual. Sin embargo, una parte de la sociedad americana impulsada por el testimonio de Jim Carrey y la madre de su hijo, Jenny McCarthy, apoyaron la idea de Wakerfield y culpaban a las vacunas del autismo de su bebé.
Internet. El discurso antivacunas que comenzó a gestarse a comienzos de siglo en Estados Unidos, ha llegado a Europa y otros rincones del mundo principalmente gracias a internet. El acceso ilimitado a información y a plataformas como YouTube o Instagram está contribuyendo a que este movimiento gane cada día más músculo. Y es que, a pesar de que empresas como Google intentan mantener a raya este tipo de discursos en YouTube, la realidad es que canales como Vaxed Tv crecen a buen ritmo. Su discurso antivacunas propagado por médicos y padres alarmistas acumula ya más de 62.000 suscriptores.
Imagen: Carissa Weiser/Unplash