La industria musical ha experimentado un sinfín de transformaciones desde que naciera a mediados del siglo XX hasta su forma definitiva a día de hoy. Pero entonces y ahora se había regido por, al menos, una máxima inquebrantable, una definición nuclear: el mango de la sartén lo sostenían siempre las grandes discográficas. Ellas imponían pautas, términos y condiciones. Y siempre salían ganando.
¿Siempre? Spotify quiere cambiar eso a partir de ya.
Los planes. Lo explica Bloomberg: la empresa sueca lleva cierto tiempo trabajando en una plataforma de servicios exclusivos para las discográficas. Se llama Marquee y permite a sellos y artistas promocionar y segmentar sus productos. Cuando publican una nueva canción o álbum, la herramienta la difunde entre su público potencial, multiplicando su alcance y éxito.
Se puede contratar por un mínimo de $5.000.
Antecedentes. Era un paso hasta cierto punto lógico, tomado por YouTube dos años atrás. Spotify tiene un público multinacional, masivo y cada día más cautivo de 270 millones de usuarios. Los sellos tienen el producto que anhelan sus consumidores. ¿Quién depende de quién? Spotify quiere revertir la tradicional relación de poder entre distribuidores y productores, en parte por su posición predominante en el streaming.
¿Poder? Spotify no es ningún monopolio. Apple Music y Amazon, aunque lejos de sus cifras, suman 60 millones y 55 millones de suscriptores cada uno. Pero Spotify sí se ha convertido en el líder de un negocio, el streaming, convertido ya en la principal fuente de ingresos de los sellos. El 80% del dinero generado por la industria en 2019 provino de las plataformas digitales, en torno a los $8.800 millones.
Diversificación. Es una circunstancia singular en la historia de la música. Los sellos nunca han dependido tanto de tan pocos canales de distribución. Warner, por ejemplo, ya obtiene el 27% de sus ingresos a través de Spotify o Apple, lo que entrega una valiosa palanca negociadora a los servicios de streaming. ¿Quién tiene más que perder si la relación se rompe, la gran industria o Spotify?
Hace unos años, la respuesta era Spotify. Hoy es "ambos". Y es ahí donde la compañía busca exprimir los sellos mediante servicios exclusivos.
Cuestión de dinero. La estrategia de Spotify busca maximizar beneficios. La empresa alcanzó por primera vez la rentabilidad en el último trimestre de 2018 y repitió el hito en el tercer trimestre de 2019. Pero en agregado sigue perdiendo dinero. El año pasado generó más de $6.000 millones, pero terminó perdiendo dinero (unos $170 millones), en gran medida por el alto coste de su catálogo (30 millones de canciones).
Un coste del que se aprovecha la industria. Hasta ahora, Spotify era quien pagaba por las canciones de los sellos para posteriormente ofrecérselas a sus usuarios. Ahora aspira a revertir el proceso: que sean los sellos quienes paguen para acceder a su audiencia.
Dependencia. La relación es compleja. Las majors poseen el 20% de Spotify, gracias a un acuerdo firmado en 2009 mediante el que cedían parte de sus derechos a cambio de entrar en la compañía. Para Spotify, tener la mano ganadora es crucial, y de ahí su gran apuesta por el "two-sides marketplace", convertirse en un servicio (de pago) para su audiencia y también para los sellos. Colocarse en el canal absoluto para ambos.
Imagen: M. Johnson/Flickr