Tres años después de rubricar los Acuerdos de París, las naciones del mundo no están "ni siquiera cerca" de sostener el calentamiento global por debajo de los 1,5º C respecto a la era pre-industrial. La cita pertenece a Drew Shindell, climatólogo de la Universidad de Duke y co-autor del último informe sobre la materia del IPCC, la comisión intergubernamental de Naciones Unidas para luchar contra el cambio climático. En otras palabras: tenemos un problema gigantesco a la vuelta de la esquina, y nuestra respuesta, por el momento, está siendo muy limitada.
Cifra mágica. El trabajo se desvelará oficialmente el mes que viene en Seúl, cuando se reúna el panel, pero Shindell ya ha filtrado los datos a los medios. En teoría, las naciones del planeta acordaron en París limitar el calentamiento global a los 2º C respecto a la era pre-industrial, con el objetivo real de mantenerlo bajo los 1,5º C. Según Shindell, seguimos lejos de los objetivos: les "técnicamente posible" pero "extremadamente improbable". No hay voluntad.
¿Por qué? Si bien se han logrado ciertos avances (las emisiones han aumentado, pero lo han hecho a menor ritmo), siguen siendo insuficientes. El informe de Shindell evidencia que se necesitan políticas más drásticas y agresivas para limitar el aumento de las temperaturas. Desde que se firmaran los acuerdos hemos vivido los tres años más cálidos de la historia de la humanidad (desde que tenemos registros). Es un proceso a muy largo plazo, pero no hay señales de ralentización.
El futuro. Ergo seguimos en el mismo punto, tonelada de CO2 en la atmósfera más tonelada de CO2 en la atmósfera menos, que en 2015. ¿Qué sucedería? La IPCC maneja diversos escenarios si el objetivo del 1,5 ºC no se cumple. Las temperaturas ya han aumentado 1º C desde 1900, lo que nos deja un escaso margen de maniobra. Si la humanidad lograra reducir sus emisiones a los niveles del año 2000, el planeta se calentaría otros 0,6º C más. A priori, el objetivo de París.
El problema es que emitimos mucho más que en el año 2000. Dadas las circunstancias, es más probable que las temperaturas globales aumenten entre 1,8º C y 2,4º C, suficientes para desestabilizar miles de ecosistemas y regiones entras. La opción más extrema (esto es, si todos los países decidieran romper sus compromisos) nos llevaría a los 4º C más que en la actualidad. Medio mundo quedaría inundado y el otro medio desertificado: sólo viviríamos en los polos.
Soluciones. Según Shindell, los próximos 12 años son claves para revertir el proceso, aunque sea de forma mínima. De lo contrario ya nos habremos condenado. ¿Cómo solucionarlo? Parte del dilema que afrontan los gobiernos es de escala temporal: necesitan tomar medidas drásticas para evitar un escenario muy futuro que, probablemente, no afectará a su electorado. De ahí que las mayores esperanzas pasen por una tecnología capaz de extraer el CO2 de la atmósfera.
La situación, en cualquier caso, pinta mal.
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