Parece mentira que ya hayan pasado ya 22 años desde La Playa. Aquella película (bastante mala) en la que un joven Leonardo DiCaprio a sus 26 viaja a una isla desierta en Tailandia con ganas de vivir experiencias y acaba uniéndose a una secreta comunidad de viajeros que han dejado atrás su pasado. Cuando se terminó el guión todo apuntaba a un éxito rotundo ya que el actor venía a rebufo de la gloriosa Titanic, ganadora de 11 Óscars.
No fue así.
La Playa fue un fracaso. No sólo no convenció ni a la crítica ni a los espectadores, sino que DiCaprio fue nominado a un premio Golden Raspberry al peor actor, y hoy la película es para muchos uno de los mayores errores de Danny Boyle, el director. Con el tiempo, ambos dejaron todo eso atrás, enterrado en aquella isla ubicada en Phi Phi Leh del sur de Tailandia y siguieron con sus carreras.
Sin embargo, no fue así para los habitantes de aquella isla, que estuvo sumida en una crisis ambiental causada por la filmación de la película entre 1998 y 1999. Tal y como informaron entonces las autoridades locales, el rodaje tuvo un gran impacto en las playas vírgenes de la bahía.
El equipo de producción plantó docenas de cocoteros para darle una sensación más "tropical" a la resplandeciente Maya Bay, tal y como se comenta en este artículo de Vice. También fueron acusados de arrancar la vegetación que crecía en las dunas de arena. Los arbustos que bordeaban la playa y que mantenían unida la arena y evitaban la erosión, fueron reemplazados por docenas de palmeras maduras que antes no estaban allí.
Ahora, más de dos décadas después, les toca pagar por su error. La Corte Suprema de Tailandia ha confirmado un fallo de 2012 y obligará a las dos productoras cinematográficas, 20th Century Fox y el estudio tailandés Santa International Film Productions, a pagar 10 millones de baht (alrededor de 273.000 euros) para un proyecto de rehabilitación que tendrá que llevar a cabo el Departamento Forestal Real en la playa y la isla.
Tras el rodaje en 1999, las autoridades locales y los ambientalistas solicitaron una compensación de 10 veces la cifra que van a pagar ahora en una demanda civil presentada contra altos funcionarios del gobierno tailandés y los dos estudios de cine. Fue entonces cuando 20th Century Fox explicó que dejaría el área tal como estaba antes de la filmación, e incluso procedió a retirar toneladas de basura.
El mismo Leonardo DiCaprio, que ahora hace gala de su activismo ambiental, trató de tranquilizar a los denunciantes diciendo que iban a dejar la isla "mejor que antes" cuando terminara la filmación. "Por lo que veo todo está bien. No he visto nada que haya sido dañado de ninguna manera", señalaba. No fue así.
Y después de todo aquello vino lo peor. Tras el estreno de la película, miles de turistas llegaron en masa a Maya Bay y las islas circundantes por la publicidad que había hecho indirectamente el film sobre la zona. Arenas blancas, arrecifes de coral, aguas transparentes y palmeras tropicales: era el paraíso. O así lo pintaban en la película.
Estas hordas de turistas en busca de vivir una experiencia similar a la de la película empeoró aún más el medioambiente de la playa, destruyendo los corales cercanos. El daño ecológico continuó aumentando y en 2018 la isla famosa ya recibía a unos 4.000 turistas y 200 barcos todos los días. En 2018, los funcionarios tuvieron que cerrar la playa indefinidamente como parte de un plan de rehabilitación.
En enero de este año, la playa de 250 metros fue reabierta para recuperar más de 6.000 turistas diarios (y el dinero que dejaban en la zona). Eso sí, ahora con límite de aforo y horarios de visita establecidos. Pero en julio, la bahía volvió a cerrarse para otra restauración y aún no está claro si se abrirá próximamente o no. Lo que sí sabemos es que la película fue lo peor que le pudo pasar al lugar. Y ni siquiera le valió la pena a la productora.