Los políticos británicos llevan tan bien la crisis del Brexit que se han quedado sin vacaciones

Los políticos británicos llevan tan bien la crisis del Brexit que se han quedado sin vacaciones
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Técnicamente, los miembros del parlamento británico no se han quedado sin vacaciones, sino sin "receso", el tiempo reservado para cada uno de ellos a los asuntos de su correspondiente distrito electoral. Pero estos recesos son días parejos a las vacaciones escolares y de menor actividad ciudadana, y por eso, si la agenda lo permite y no tienen más obligaciones, estos trabajadores públicos suelen dedicar unos días a descansar.

Pero tal y como ha informado hoy mismo Andrea Leadsom, la lideresa de la cámara baja, los políticos tendrán que cancelar sus planes para esas fechas y quedarse una semana extra en la Cámara de los Comunes para que no les pille el toro del Brexit.

Así, y durante la semana del 18 de febrero que iban a dedicar a sus asuntos, tendrán que pasarlo en sus puestos hablando sobre las posibilidades de negociación interna del Brexit. La próxima semana se reserva en exclusiva para asuntos también vitales como la revalorización de las pensiones, leyes para el comportamiento incívico o la situación del deportiva en Gran Bretaña. Porque sí, el país sigue funcionando y también necesitan tiempo para ponerse de acuerdo en las cuestiones públicas cotidianas.

Pero como ya han señalado otros políticos, a los miembros del parlamento les quedan menos de 57 días para dirigir una segunda votación del Brexit de Theresa May, pactar los acuerdos comerciales post-Brexit, regular la inmigración, los servicios financieros, la agricultura, la pesca y la atención médica internacional antes de la fecha oficial de salida, que sigue siendo el 29 de marzo. Como comentaban algunos de los muchos británicos enfurecidos por el comportamiento de sus representantes, “si al menos hubiesen tenido dos años antes para poder ponerse de acuerdo…”.

Los movimientos de los personajes a los dos lados de las bancadas rozan ya la mala fe. Londres sabía de sobra que Bruselas le había dicho por activa y por pasiva que el pacto de retirada, salvaguarda irlandesa incluida, no se iba a renegociar (entre otras cosas, porque no les hace falta). Pero eso no ha detenido a los políticos británicos, con May a la cabeza, de aprobar este miércoles en el Parlamento una enmienda para que Gran Bretaña intente renegociar la cuestión irlandesa con la UE.

Dicho de otra forma, como los propios políticos del país no se logran poner de acuerdo entre sí con qué fórmula de salida de la UE quieren adoptar de entre las posibles, han decidido perder un tiempo preciosísimo lanzando a Europa una propuesta que ya estaba cerrada.

El Consejo Europeo tardó en responder negativamente menos de 20 minutos.

La Ley de Parkinson que tanto mortifica a los managers de gestión de equipos se aplica perfectamente a lo que están viviendo los británicos estos días. Esta norma enunciada por el británico Cyril Northcote Parkinson en 1957 afirma que "el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine". Ahora mismo la tiranía del reloj pesa como una losa en Westminster.

De nuevo, rumbo directo hacia el Brexit duro.

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