¿El dinero da la felicidad? Esta es, con toda probabilidad, la gran pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en la vida. Especialmente si tu cuenta corriente todavía no ha alcanzado el suficiente número de ceros como para que no te importe. Tras esta pregunta se esconde mucho más que una cuestión meramente financiera, y entramos en terrenos de la percepción individual de las formas de vivir la vida.
El profesor de Harvard y autor de bestsellers como ‘La madurez inteligente: Cómo alcanzar el éxito, la felicidad y un propósito profundo en la segunda mitad de la vida’, Arthur C. Brooks, daba algunas claves en el podcast de TheStreet para conseguir la felicidad financiera sin que conseguirla interfiriera en la felicidad emocional.
Siendo realistas: el dinero es necesario. En este punto podría ponerme en plan naif y decirte que el dinero no importa y que lo importante es cómo te sientes. Lo lamento. Mientras que las empresas de suministros, los bancos, las petroleras, los supermercados, etc., te pidan dinero a cambio de servicios, vas a seguir necesitando dinero. Por lo tanto, la respuesta es sí, el dinero es necesario.
El verdadero dilema de la pregunta que nos atañe, es cuánto dinero necesitas para equilibrar la balanza de la felicidad financiera, entendida como ese estado en el que el dinero no es motivo de ansiedad permanente, y la felicidad emocional. “Las personas que dicen que el dinero no compra la felicidad, tienden a tenerlo”, aseguraba el profesor Brooks.
¿El dinero da la felicidad, o lo que haces con él? Según el experto en economía, el dinero tiende a asociarse al éxito, y este, a la felicidad. “Algunas personas piensan: Mira, si sigo este camino tendré más éxito y, entonces, seré más feliz. Esos caminos realmente le llevan al éxito y consiguen fama, dinero y prestigio. Pero en lugar de felicidad encuentran frustración”, afirma el escritor.
En lugar de responder a la pregunta de por qué quieres dinero, el experto recomienda cuestionarse qué quieres hacer con el dinero para ser más feliz. “He pasado gran parte de mi tiempo ayudando a las personas a entender que la felicidad debe ser su objetivo y que para alcanzarla deben tomar decisiones que no siempre van a ser las más obvias y rentables”.
¿Quieres tener más dinero para pasar más tiempo con tus hijos, pero ganar ese dinero te impide pasar más tiempo con tus hijos? El profesor Brooks lo tiene claro: “Comprar experiencias con las personas que amas, reservar tiempo y pasarlo con las personas que amas, dar tu dinero a las causas que te hacen sentir bien y ahorrar tu dinero. Todas esas cosas, en realidad, traen felicidad auténtica. Esas son las formas de comprar la felicidad”.
La ciencia le avala. Los psicólogos Daniel Kahneman y Angus Deaton realizaron un estudio en la Universidad de Princeton en el que descubrieron que las personas con mayores ingresos tenían mayores niveles de satisfacción con sus vidas, debido a que el dinero les permitía satisfacer sus necesidades básicas sin estrés.
Sin embargo, también descubrieron que esa mejora se mantenía en ascenso hasta llegar a los 75.000 dólares al año. A partir de ese punto, los niveles de satisfacción se estancaban y ya no crecían en proporción al nivel de ingresos. Otros estudios posteriores fijan esa cifra en 95.000 dólares. Es decir, una vez se alcanza la felicidad financiera, los niveles de satisfacción dependen de lo que se haga para conseguir la felicidad emocional.
No estudió en Harvard, pero mi abuelo daba los mismos consejos. En su entrevista, Arthur C. Brooks mencionaba que lo verdaderamente importante no era tanto asegurarse grandes ingresos, sino que el secreto era mantener a raya los gastos. Con todos los respetos para el profesor de Harvard, mi abuelo, prácticamente analfabeto, pero con la sabiduría que dan los años, me solía decir: “no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”.
A lo que se refieren ambos sabios, es que la tendencia consumista lleva a elevar el nivel de gastos en la misma proporción que el de ingresos. Dicho de otro modo, si ganas 1.000 euros, necesitarás 900 euros para salir adelante, pero la tendencia cuando se ganan 10.000 euros es buscar gastos que suman 9.900 euros. En diferente escala, pero estás igual.
La clave: reducir los gastos innecesarios. Una de las claves que da Brooks en la publicación de TheStreet, es evitar los errores financieros y reducir los malos hábitos de gasto. Uno de estos malos hábitos a erradicar son los gastos hormiga: esas pequeñas cantidades de solo unos pocos euros mensuales que, sin darte cuenta, se convierten en cientos de euros al año. Es como tener un bolsillo roto por el que se va cayendo el dinero lentamente.
No cometer errores financieros: perder el dinero. El experto en economía también pone el foco en el riesgo financiero que suponen las tarjetas de crédito y, más aún, los créditos al consumo. Según el experto, es un error pedir un crédito al consumo para irte de vacaciones o financiar un coche más grande que el que realmente puedes permitirte. Son bienes (a veces intangibles) que no se pueden amortizar, por lo que está empobreciendo a quien los pide.
Brooks tiene la misma consideración para el abuso de las tarjetas de crédito. Algunas actúan como tarjetas de débito que permiten agrupar los gastos para cobrarlos a fin de meses sin cobrar intereses. Esta fórmula, aunque no añade intereses, genera una falsa sensación de seguridad que debe tenerse en consideración a la hora de saldar cuentas para no generar saldos descubiertos.
El experto recomienda evitar a toda costa los pagos aplazados de la tarjeta de crédito porque, aquí sí, se aplica un porcentaje de intereses al cobro. De nuevo, son fórmulas tóxicas para las finanzas.
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