La sequía que vive ahora mismo España representa un problema inmenso. Este mes de abril ha traído pocas o ninguna lluvia en gran parte de la península y los embalses ya rozan el 40% de su capacidad, según el último informe hidrológico. Con poca agua disponible, la correcta gestión de los embalses se ha convertido en una prioridad. Sin embargo, llaman la atención varias noticias que han estado circulando en redes sociales que señalan que en medio de tal falta de recursos hídricos, el Gobierno está demoliendo presas.
Esto está pasando realmente.
El origen del bulo. El origen de la polémica se encuentra en una directiva transcontinental dictada por la Unión Europea. Se trata de la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030, que tiene como objetivo (entre muchos otros) restaurar el flujo libre del agua en al menos 25.000 km de ríos europeos. Desde Bruselas se le ha llamado la atención a diferentes países (entre ellos España) para que elimine barreras físicas que impidan lograr este objetivo.
¿De qué hablan en realidad? De eliminar azudes y pequeñas represas abandonadas y sin capacidad de embalse. Es decir, infraestructuras que con el paso del tiempo han perdido su utilidad al desaparecer los regadíos o centrales minihidráulicas que alimentaban, y que hoy en día representan un problema medioambiental y de seguridad. No estamos hablando de grandes embalses.
¿Por qué? El Fondo Mundial para la Naturaleza publicó una investigación en 2021 sobre presas y otras barreras fluviales potencialmente demolibles en el continente y encontró alrededor de 19.176, siendo España el país con más de ellas (5.423, un 28% del total). Y aunque ya ha eliminado un 2% de esas barreras sin utilidad, aún se encuentra muy por debajo de sus vecinos europeos. Por otro lado, el enfoque y la puesta en práctica del plan no se circunscribe a la actual sequía, ya que el proceso de demolición comenzó en 2021.
Tal y como explicaba el investigador y profesor de Ecología Fluvial de la Universidad del País Vasco en este artículo de El Confidencial: "Tenemos todos los ríos repletos de obstáculos y la mayoría de ellos están obsoletos".
Peligrosas e inseguras. Al igual que en cualquier infraestructura (fábricas abandonadas, edificios en ruinas, centrales eléctricas en desuso) se analizan los procesos de desmantelamiento una vez termina su vida útil, las construcciones dentro de los ríos se rigen por las mismas normas y procesos. Sobre todo teniendo en cuenta que en las últimas décadas se han producido varios ahogamientos y accidentes en azudes y otras barreras abandonadas debido al peligroso reflujo de las aguas que producen. Incluso hay casos de derrumbes.
Impiden el flujo. Por otro lado, la directiva europea argumenta que representan una amenaza para el medioambiente. Primero, porque estas barreras impiden que los sedimentos alcancen la costa, poniendo trabas a la regeneración natural de las playas. Y por otro lado, tienen un impacto en la vida de los peces, a los que obstaculizan su bajada por el río, algo que ha contribuido a la extinción de especies como pueden ser la lamprea, el esturión o las anguilas.
El caso del embalse de Valdecaballeros. En medio de la polémica hay un caso excepcional. Uno que sí se trata del desmantelamiento de una presa de grandes dimensiones: la presa de Valdecaballeros (Extremadura). Sin embargo, comparte a su vez algunos de los criterios por los que se han eliminado las anteriormente mencionadas. La presa está obsoleta y no tiene ningún tipo de utilidad. Fue construida sobre el río Guadalupejo, en la cuenca del Guadiana, con el objetivo de refrigerar la Central Nuclear de Valdecaballeros (que nunca fue puesta en marcha).
Por lo tanto, la presa no cuenta con instalaciones en orden, planes de seguridad o mantenimiento. Su canal de desagüe está abierto y no puede llenarse más de un metro sobre la cota máxima del García de Sola, embalse del que a su vez es subsidiaria. Fueron las propias eléctricas las que rechazaron la concesión, por lo que sólo quedaban dos vías: reformarla o demolerla. Y no hay argumentos técnicos para lo primero.
En pie de guerra por la falta de agua. Y ha sido esto lo que ha llevado a mucha gente a criticar a diferentes instituciones, alegando que se están derrumbando infraestructuras hídricas en un momento de escasez. O que se haya repetido continuamente que se va a dejar sin abastecimiento a los municipios de Valdecaballeros y Castilblanco, cuya toma de agua en el embalse era en realidad ilegal al no haberse tramitado la concesión de aguas. Los pueblos, como dicta la Ley de Aguas, no se quedarán sin abastecimiento: la Confederación del Guadiana prevé una toma de agua en el embalse de García de Sola, apenas unos kilómetros río abajo y con una capacidad muy superior.
Imagen: Dina Spencer (Unsplash)
En Xataka | La sequía está convirtiendo a España en lo que siempre se temió a futuro: una sucursal del Sáhara
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