Tinder ha cambiado las reglas del ligoteo casual. La app, en la que elegimos con el dedo si alguien nos gusta y entablamos contacto sólo si nos vemos correspondido, lleva una carrera tan atropellada como exitosa. Y hoy vuelve a estar de actualidad. Un reportaje de Vanity Fair llevó a que el encargado de la cuenta de Twitter de Tinder perdiese el control y se embarcase en un gritar a las nubes descontrolado.
¿El motivo? El reportaje muestra Tinder como lo que siempre han negado que sea: una app de ligoteos de una noche que, según uno de los psicólogos entrevistados por Vanity, dificulta la búsqueda de pareja estable.Una polémica interesante, pero también nos produce curiosidad ver cómo se las han apañado algunos usuarios para trolear a la app de citas.
El perro más ligón del barrio
Joe Veix llevó a cabo un "experimento" el año pasado. Si los estudios de las redes de ligue aseguran que tu foto de perfil mejora si sales con una mascota (tampoco hace falta que sea la tuya), ¿por qué no hacerle un perfil directamente a la mascota? Dicho y hecho, Veix generó un perfil para Hero, un perrete ligón y metódico (nunca contestaba con otra cosa que no fueran ladridos), que se las apañó para conseguir más de 200 matches, tres cuartas partes de ellos de hombres. Y con "conversaciones" más profundas que las habituales en Tinder:
Cuando hizo lo propio invirtiendo el género del animal, no pudo ni llevar la cuenta: desde el primer minuto recibía mensajes dirigidos a la perra. Poco después, borró la app.
No fue el único. Social Tees, una ONG neoyorquina, llenó Tinder de perros abandonados durante una de sus campañas. La Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad contra los Animales hizo una campaña parecida, también: llenar OKCupid de perritos y gatetes sin hogar buscando amor y cariño.
El emparejamiento equivocado
The Verge recogía la obra de un hacker de Tinder elevado a la categoría de supertroll. Un californiano que montó un par de perfiles-trampa para recoger matches de hombres buscando mujeres... Y luego emparejarlos entre sí sin que ninguno de los afectados fuese consciente (al principio) de que estaba hablando con otro hombre. Las conversaciones recogidas por The Verge muestran un troleo épico:
-A lo mejor me estás confundiendo con otra persona. Porque he mirado mi perfil y en todas las fotos salgo yo. Y soy un hombre
-No te entiendo, ¿qué quieres decir con 'un hombre'? ¿Quieres decir 'una mujer'? Las fotos que me has mandado no son tuyas, ¿verdad?
-No, todas las fotos son mías. Soy un macho, un hombre. Tengo un pene y no una vagina. Me confunde lo que piensas. ¿Es tal vez un malentendido lingüístico?
El objetificador objetificado
Parte de la ira de Tinder contra Vanity es que su artículo mostraba algo bastante habitual con las apps de ligue: cazurros que se limitan a soltar burradas sexuales a ver si alguna cae. La dueña del local donde se desarrollaba parte del reportaje recibía este mensaje en OKCupid de un completo desconocido:
Estoy buscando una chica guapa como tú que tenga un lado un poco perverso, así que siento curiosidad por saber si tienes fantasías sexuales violentas. ¿Crees que te gustaría que te [CENSURADO], [INTRADUCIBLE], [POSIBLEMENTE ILEGAL], [ESTE TÍO VE DEMASIADO PORNO HARDCORE] y [POR FAVOR]? Creo que podríamos tener una tarde salvaje, pero tampoco me importaría irme de brunch contigo.
La artista Anna Gensler recibe muchos mensajes así en Tinder, así que decidió vengarse en su Instagram (y en Tinder) "en tres cómodos pasos: Hombre manda mensaje grosero por Internet.** Dibujar a hombre desnudo. Enviar retrato al hombre**, y disfrutar su reacción".
Por resumir: el tipo le dice que imagine cómo la tiene de grande, ella le dibuja así y se lo manda. El hombre se confiesa dolido. "¿Dolido? ¿Pero no querías que me imaginase cómo la tienes?". Y éste, al menos, es de los pocos que se disculpa y no la llama de todo. Tinder: donde no ser una mierda ya te da ventaja.
Los bots y los perfiles falsos. El marketing también te busca en redes de ligue
Esto lo hemos visto recientemente en España, cuando alguien creó un perfil promocional de una joven Manuela Carmena en Tinder durante la pasada campaña municipal. No es una idea nueva. Durante el pasado festival South By Southwest (SXSW), la productora de la peli Ex Machina decidió promocionar la peli ofreciendo un bot con la cara de la actriz protagonista... Y todas sus frases eran las preguntas existenciales que se hace la ginoide en la película. Bien jugado.
Pero no es nuevo: es la versión "buena" de los bots de Tinder, máquinas de spam y carnaza que se hacen pasar por prostitutas, estrellas porno y ¿fans del deporte? El príncipe nigeriano también existe en las redes de ligue.
¿El futuro es Hinge?
Ya más en serio, posiblemente la próxima app de ligar que despunte en España sea Hinge. Cuyo giro es que sólo te permite evaluar y ponerte en contacto con amigos de amigos en Facebook. Mucho más limitado que Tinder (que va por los 8.000 millones de matches), pero que al menos te garantiza un tema de conversación.
Y que obligará a muchos a ser un poco más comedidos: si te pones a soltar burradas a amistades de amigos o amigas tuyas, tendrá consecuencias sociales. Veremos cómo se desarrolla, pero al menos promete evitar parte de la fama de gente de mal rollo que se han ganado parte de los usuarios de Tinder, con o sin Vanity Fair.