Quien fuera el abogado de Donald J. Trump durante casi una década ha declarado hoy frente a una comisión del Congreso de los Estados Unidos con objeto de esclarecer la involucración del actual presidente en diversos actos criminales (o moralmente cuestionables). ¿El resultado? En tres palabras: "Racista, estafador y mentiroso". El testimonio de Michael Cohen tiene un potencial explosivo para Trump. Veamos por qué.
Sobre Rusia. No estaba previsto que Cohen hablara sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016, en parte por la investigación abierta (y en gran medida secreta) de Robert Mueller, pero lo ha hecho. Tres aspectos clave de su declaración:
Trump y diversos colaboradores negociaron la construcción de una torre a su nombre en Moscú durante la campaña electoral. Ya se sabía, pero los contactos, en teoría, no habían ido más allá de enero de 2016. Según Cohen, se mantuvo la posibilidad abierta hasta junio de 2016, cuando ya era el candidato republicano.
Un colaborador próximo a Trump, Roger Stone, estuvo en contacto con Julian Assange días antes de la filtración masiva de correos hackeados en la Convención Demócrata. Stone informó al hoy presidente en conversación telefónica. Cohen fue testigo. Ante la posibilidad de la filtración, Trump exclamó: "Sería excelente".
En junio de 2016, Cohen asistió a una conversación entre Trump y su hijo. Este le habría susurrado: "La reunión está lista". Según Cohen, era una referencia a la reunión en la Torre Trump entre tres miembros de la campaña (Trump Jr., Kushner y Manafort) y cinco agentes rusos. ¿El objetivo? Filtrar "trapos sucios" sobre Clinton.
¿Por qué importa? En parte, porque franquea la defensa habitual de la Casa Blanca sobre el rol de Trump en la campaña: no sabía nada, no tuvo contacto con nadie, no hizo nada ilícito. Otras tres claves:
Sobre la torre: según Cohen, Trump habría lanzado su campaña electoral no con objeto de llegar a la presidencia sino de enriquecerse. Una estrategia de márketing que, por ejemplo, le habría permitido negociar en mejores condiciones un provechoso rascacielos en Moscú.
Sobre Assange: Wikileaks fue un agente clave en la campaña de desprestigio de Hillary Clinton; los contactos entre Stone y Assange probarían que la campaña de Trump era consciente de la interferencia rusa en el proceso electoral. El hoy presidente no sólo estaba al tanto, sino que la aprobaba.
Sobre la reunión de junio: Cohen trata de vincular a Trump con las farragosas acciones de su hijo, su yerno y su director de campaña. La defensa del presidente pasa por negar cualquier tipo de conocimiento de la reunión, elemento clave en la investigación de Mueller sobre Rusia. Cohen afirma lo contrario.
¿Qué más? Cohen ha aportado varios documentos. Uno de ellos prueba que pagó $130.000para comprar el silencio de Stormy Daniels, la actriz con la que Donald Trump mantuvo un affair diez años atrás. Fue el hijo del actual presidente, Donald Trump Jr., quien reembolsó la cantidad a Cohen. La transferencia se realizó unas pocas semanas antes de las elecciones presidenciales. Inevitablemente, Trump era consciente.
Mentiras. El ex-abogado también ha desvelado un correo electrónico escrito por él mismo a la antigua universidad de Donald Trump. El objetivo: amenazar con repercusiones legales en caso de que su expediente académico se hiciera público. Cohen afirma que hizo lo propio con otras instituciones educativas por las que pasó por el empresario. Trump alardeaba de su brillante valía intelectual mientras criticaba la de Obama.
Otros detalles. Según la documentación presentada, Trump habría mentido durante años sobre su patrimonio, habría sorteado el pago de impuestos mediante ingeniería financiera y habría engañado a sus propios asociados empresariales. Cohen también acusa a Trump de presumir de haber mentido para evitar combatir en Vietnam y de numerosos comentarios racistas (cuestión que, por otro lado, el propio Trump hace pública con frecuencia).
¿Qué implica? A nivel legal, poco: si Trump o su campaña han estado involucrados en crímenes federales es cuestión a dilucidar por Robert Mueller, cuya investigación sigue su curso. Se sabe que el ex-abogado está colaborando con el fiscal especial; lo más probable es que Mueller ya estuviera al tanto de lo revelado hoy por Cohen. En este sentido, sus declaraciones operan más en el teatro político que en el judicial.
A nivel público, es un misterio: el volumen de escándalos políticos, legales y morales que involucran a Trump es tal que gran parte del votante estadounidense ya está inmunizado. La mayor parte de acusaciones vertidas por Cohen ya eran conocidas. Sus palabras son un grano más (uno enorme) en una gigantesca montaña de arena.
Imagen: Manuel Balce Ceneta/AP