Rusia ha resuelto el misterio del paso de Dyatlov. La conclusión le resulta inverosímil a todo el mundo

Dyatlov Pass Incident 02
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La fiscalía general rusa acaba de dar carpetazo a uno de los grandes enigmas de las crónicas de sucesos paranormales del siglo XX. Según el organismo se ha alcanzado al fin una resolución satisfactoria a los eventos del paso de Dyatlov. Pese a ello, la herida seguirá abierta: familiares de los fallecidos y buena parte de la comunidad “dyatlovérica” que llevan investigando el tema desde hace décadas consideran sus respuestas pobres, por no decir engañosas.

¿Qué fue el paso de Dyatlov? Lo contamos en detalle aquí: un grupo de excursionistas rusos a las puertas de conseguir la condecoración más alta por su pericia alpinista marcharon en febrero de 1959 por los Urales. Su intención era cruzar Jolat Siajl, la Montaña de la Muerte, una de las rutas más difíciles del globo. Desaparecieron en el citado tramo sin dejar rastro, y al encontrarse al cabo de varias semanas y en varias excursiones sus cuerpos, estaban en posiciones insólitas, con ropas que no les correspondían, algunas de ellas contaminadas por radiación, las tiendas de campaña rasgadas, faltando los diarios de algunos de los visitantes así como otros muchos elementos inquietantes que han nutrido las páginas de programas y minutos de programas cuartomilenialistas desde hace treinta años.

Una "fuerza elemental irresistible": con esa expresión aparece clasificado en la década de los 60 en los primeros registros oficiales el suceso de lo que debió de sucederle a los alpinistas. Esa fue la abstracta conclusión que le trasmitió el Gobierno a las familias de los muertos en un período de la historia soviética que, recordemos, no era la más propicia para que los ciudadanos exigiesen una mayor rendición de cuentas a sus superiores. Por ese miedo al oficialismo todo quedó así hasta que con la caída de la URSS se desclasificaron los documentos (los que quedaban, pues muchos parecían haberse perdido por el camino). Fue entonces cuando los padres y hermanos hicieron alzar su voz pidiendo una aclaración, y también el momento en el que “el incidente del paso Dyatlov” se convirtió en un fenómeno social, con investigadores dedicados ex proceso, adaptaciones televisivas y un puñado de libros.

Una avalancha: Alexander Kurennoi, portavoz del fiscal general, ha sido el encargado de la más reciente reapertura del caso. Ya desde un primer momento anunciaron que sólo investigarían hipótesis concernientes a la climatología. No se debió a una placa de nieve o a un tornado, sino a un alud. Varios periodistas, así como los familiares, dudan de esta versión: se trataba de un grupo de jóvenes experimentados que había dado muestras en todos sus registros de saber lo que estaban haciendo. Desde su punto de vista, no tiene sentido que los chicos huyesen en la dirección opuesta a la que tomaría cualquier montañero.

De las extrañas esferas de color naranja: en los diarios de los miembros de otro grupo de excursionistas que transitó en aquellas mismas fechas a 50 kilómetros de la zona de los fallecidos anotó haber visto bolas de fuego en el cielo. Así definen también muchos espectadores de la época en todas partes del mundo lo que luego reconoceríamos popularmente como cohetes. Queda claro que con este último anuncio el Gobierno ruso no ha conseguido acallar la que es una de las teorías más cotejadas por los aficionados al suceso: la pandilla pudo tener la mala suerte de toparse con algún experimento armamentístico, posiblemente nuclear, cuya divulgación habría comprometido a las fuerzas soviéticas.

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