Crisol de estados y naciones, Europa siempre ha estado plagada de pequeños países gobernados, a su vez, por diversas élites y monarcas. El listado es tan largo como extensa es la historia del viejo continente. Desde que la caída del Imperio Romano desvaneciera toda esperanza de unificación política y cultural, por Europa se han diseminado multitud de reinos y, más recientemente, repúblicas. Y de la mano de todos ellos han surgido reyezuelos de toda clase y magnitud.
Naturalmente, tener un acceso directo al listado es una tarea titánico. Excepto si lo hacemos utilizando dos de las técnicas narrativas más en boga durante los últimos años: un mapa y un vídeo. El autor de tan fascinante hallazgo es Cottereau, dueño de un canal dedicado en su abrumadora mayoría a hacer de la historia mundial algo accesible a pequeña escala. El vídeo-mapa, que evoluciona conforme pasan los años, dura 19 minutos. Y todos merecen la pena.
Especialmente por el carácter voluble de la historia del continente. De la mano de los monarcas podemos entrever la existencia de múltiples autonomías políticas a lo largo de los siglos, muy lejos del ideal centralizado y aunado del que disfrutamos los europeos del presente. En tiempos de estados débiles surgieron reyes y gobernantes en territorios de lo más ignotos, y acceder a su historia y evolución es una forma de entender mejor los acontecimientos que modelaron Europa.
De especial diversión es la etapa dedicada a los reyes visigodos en España o los permanentes cambios de la Rusia del siglo XIII, en permanente flujo de invasiones y en génesis del que, siglos más tarde, se convertiría en el estado predominante del este de Europa. Por supuesto, surgen nombres y estados diminutos a cada segundo, por lo que el visionado (Wikipedia mediante) se puede convertir en un auténtico viaje a los remotos rincones de la historia continental.
Y bien, ante semejante crisol de reyes y jefes de estado, ¿cuál es el más duradero? Los registros dicen que Bernardo VII de Lippe, un pequeño estado alemán (uno de tantos) que formaba parte del Sacro Imperio Germánico. Nada menos que 81 años duró en el poder. Le sigue de cerca Guillermo IV, gobernante de Henneberg-Schleusingen (78 años, fueron coetáneos). El listado lo copan pequeños príncipes alemanes de la Edad Moderna, casi siempre de estados diminutos.
Si hablamos de Grandes Gobernantes, el premio va para Luis XIV: el Rey Sol pasó 72 años moldeando el destino de la Francia moderna (empezó con 4 años). Sólo Isabel II le pisa los talones en Europa occidental: lleva 66 años en el trono, tres por encima de Victoria. Si vive seis más sin ceder la corona a su heredero, habrá roto un récord que dura desde 1715.