De un tiempo a esta parte, Internet es tan consustancial a nuestros días como el aire que respiramos o el agua que sale del grifo. Se da por sentado. Y como la mayor parte de las invenciones que la humanidad ha logrado convertir en un éxito irrenunciable, jamás nos preguntamos de dónde sale Internet exactamente. Cómo llega a nuestras casas. Cuál es la infraestructura que lo sustenta.
Al contrario que las conexiones móviles, que llegan vía satélite, la fibra y la red a través de la que lees este artículo llega a través de algún cable submarino. Su historia es la de un crecimiento exponencial desde sus orígenes a principios de los años noventa hasta la actualidad, donde virtualmente cualquier rincón del mundo está conectado. Y aunque no los vemos, poco a poco se han convertido en las otras autovías de los océanos.
Submarine Cable Map es un pequeño proyecto que ilustra las numerosas redes y los numerosos trayectos que atraviesan los cables submarinos del mundo. Desde los rincones más densos de la geografía de la conectividad hasta las líneas solitarias que llegan a los remotos archipiélagos del Pacífico Sur. Un festival del cable que cada año es más y más intenso y que es utilizado por diversas compañías para ofrecer a nivel global sus servicios.
A los muchos cables ilustrados en el mapa hay que sumar otros tantos ahora en construcción. Nada extraño si tenemos en cuenta que vivimos en la epopeya del vídeo, del contenido audiovisual vía conexión (gracias, Netflix) y de los servicios streaming. Cada día utilizamos más datos, y los numerosos cables surgen para mantener el sistema. Se calcula que en 2016 circuló por todo el mundo un a zetabyte. Algo sólo concebible gracias al millón de kilómetros de cable submarino.
En el mapa se puede acceder a la tipología de cada mapa, a las empresas que los utilizan y a los diversos "landing points", tomas de tierra, a los que llegan. Naturalmente, hay patrones ya presentes en otros mapas de tráfico marítimo: la conexión transatlántica entre Europa y Estados Unidos es intensísima, así como la antigua ruta de transporte entre el Mediterráneo, Suez y la India. Se puede decir lo mismo del intenso follón de Japón y del Mar de la China Meridional.
La imagen tendrá que actualizarse conforme nuevas líneas pueblen y pueblen más canales. Conforme utilicemos más Internet. Todas ellas nos permiten estar conectados día a día. Aunque no las veamos.
Una versión anterior de este artículo fue publicada en octubre de 2017.