La pasada semana asistimos a un tenso debate entre la comunidad de usuarios de impresoras 3D y MakerBot. Esta empresa, que nació con una clara orientación Open Source, ha cambiado radicalmente su manera de hacer las cosas. Eso hizo que, entre otras cosas, uno de sus fundadores, Zachary Smith (conocido como "Hoeken") abandonara Makerbot en primavera de 2012.
Ese abandono ya fue preocupante, pero lo ha sido más el descubrimiento de que MakerBot está tratando de patentar ideas y mecanismos que de hecho provienen de la comunidad de aficionados al diseño e impresión 3D. El conflicto con la licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 con la que se comparten estos diseños es discutible --es una licencia algo liberal- pero lo que parece claro es que lo que trata de patentar Makerbot es lo que se conoce como "prior art", algo que ya existía y de lo que Makerbot quería apropiarse de una forma que según los usuarios deja clara la nueva filosofía de la empresa.
Aprovechando la magia del término "Open Source"
En marzo de 2012 todo parecía ser de color de rosa para Makerbot, una empresa que era clara referente en un segmento en plena ebullición. El vídeo de Bre Pettis, uno de los cofundadores de la empresa, parecía demostrar ese apoyo total a la filosofía Open Source:
Aquella declaración de intenciones quedaba emborronada por un artículo que publicaba Hoeken en septiembre de aquel año y en el que explicaba las diferencias entre Open Source y la filosofía que se estaba utilizando realmente en la empresa que había creado junto a Pettis:
Para mi, personalmente, observar la migración a un código cerrado fue la traición definitiva. Cuando se me forzó a elo ocurrió la lógica pero desafortunada lucha de voluntades en la que una persona debe quedarse y la otra debe irse. Me tragué mi orgullo y me dejé, porque sabía que la empresa que fundé alejaría más aún mis ideales. A pesar de nuestras diferencias, he asumido que Bre continuaría siguiendo los principios con los que creamos la empresa y los mismos principios que supusieron parte importante del éxito de la misma. Migrar de un modelo abierto a un modelo cerrado es contrario a todo lo que siempre he apoyado, y como cofundador de MakerBot Industries, me hace avergonzarme de que mi nombre esté asociado a esta empresa.
Hoeken mostraba entonces su apoyo total a los principios de aquella empresa que habían fundado sobre los pilares de ideas y proyectos como RepRap y Arduino y que también tenía como pilar fundamental la definición de Open Source Hardware. Esa definición deja bastante claro, como en su análoga en el mundo del software, los pilares sobre los que se asienta esa filosofía.
El hardware Open Source es hardware cuyos diseños se realizan públicamente para que cualquiera pueda estudiarlos, modificarlos, distribuirlos, producirlos y vender el diseño o el hardware basado en ese diseño. El código del hardware, el diseño del cual se ha realizado, está disponible en formatos diversos para que se puedan realizar modificaciones sobre él. Idealmente el hardware Open Source hace uso de componentes y materiales ya disponibles, de procesos estándar, de una infraestructura abierta, de contenido sin restricciones, y de herramientas de diseño Open Source para maximizar la capacidad de las personas para producir y utilizar el hardware. El hardware Open Source le da a la gente la libertad de controlar su tecnología y, al mismo tiempo, de compartir conocimiento y fomentar el comercio a través del libre intercambio de los diseños.
¿Patent troll a la vista?
Makerbot ha logrado alcanzar un éxito destacable en el segmento de las impresoras 3D. Sus productos están entre los más populares y conocidos en este tipo de soluciones, pero parece que sus responsables aparentemente están ahora aprovechando aquella buena imagen inicial para aprovecharse de ideas de los usuarios.
Es el caso de un intento para que les concedan una patente sobre un mecanismo extrusor que está claramente derivado del contenido creado por la comunidad de usuarios. Lo curioso del caso es que en el registro de esa patente reconocen que dicho intento de patente está basado en una modificación de un extrusor publicado en Thingiverse, una de las comunidades online de impresión 3D más importantes en todo el mundo.
Ese registro (no es de momento una patente definitiva, aunque en los Estados Unidos no están poniendo demasiadas pegas últimamente a lo de patentar todo tipo de ideas y mecanismos) no es en absoluto el único que Makerbot ha tratado de hacer. Otras ideas publicadas por usuarios de la comunidad de impresión 3D como esta (con este intento de patente) o esta (registro de patente) demuestran una mentalidad que parece querer aprovecharse de unas licencias que son liberales en ciertos apartados.
Es, como apuntábamos, el caso de las licencias Creative Commons Attibution-ShareAlike 3.0, que especifica que si Makerbot vendiera diseños basados en productos con esa licencia no cometerían ningún tipo de violación, aunque eso sí, deberían "proporcionar el crédito apropiado, un enlace a la licencia, y señalar si se realizaron cambios a ese diseño", pero una cosa es vender productos basados en esos diseños o aprovecharlos para sus productos, y otra muy distinta tratar de patentarlos.
De hecho, lo que sí que destaca la licencia CC es que "no puedes aplicar términos legales o medidas tecnológicas que restrinjan legalmente a otros el que hagan cualquier cosa que la licencia permite". Y una patente precisamente establece limitaciones legales que sí entrarían en conflicto con lo que la licencia Creative Commons especifica.
Un camino peligroso
Las decisiones de MakerBot en los últimos tiempos parecen no ser del agrado de la comunidad de usuarios especializados, que comentan como la empresa se aprovechó de diseños previos y se apoyó en la filosofía Open Source para ganar terreno rápidamente.
Aunque lanzaron su Replicator siguiendo esos parámetros, las críticas indican cómo Replicator 2 fue un modelo con características eliminadas y sobre todo con el código del proyecto eliminado (adiós, Open Source, algo que ellos mismos reconocían) para que otros competidores no pudieran copiar sus ventajas. Que era justo la ventaja de un modelo en el que MakerBot basó sus operaciones en los primeros tiempos, "apoyándose en los hombros de gigantes", como afirmaba Pettis en el vídeo incluido anteriormente.
Ese creciente éxito ha hecho que MakerBot aproveche para vender modelos que según los más críticos no pueden competir en precio/prestaciones con impresoras alternativas -las Taz 3 de Lulzbot y las MendelMax 2 de Maker's Tool Works están ganando popularidad- y que han inflado su precio gracias a la popularidad de la marca.
MakerBot no se ha pronunciado oficialmente sobre el tema, pero lo cierto es que la estrategia que están siguiendo en los últimos tiempos es peligrosa. La empresa por ejemplo fue adquirida hace tiempo por Stratasys, y ambas parecen estar utilizando los recursos de ese binomio para demandar a Afinia. ¿Pretende MakerBot convertirse en un patent troll más y demandar a cualquiera que quiera competir con ella? Camino peligroso no solo para su futuro, sino también para el de la impresión 3D.
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