Cuando vivíamos en un mundo normal, nuestra cita anual con la gripe empezaba en torno al mes de enero, llegaba a su máximo en febrero y se moría en marzo. Podía haber variaciones: siempre había oleadas más precoces y algunas más tardías; pero, año tras año, el libreto era más o menos el mismo. El asunto es que ahora no vivimos en un mundo normal.
La enfermedad que anunció el fin de la pandemia. A principios de marzo, los servicios de monitorización del sistema nacional de salud empezaron a ver que algo se movía. En cuestión de días, una enfermedad que había estado desaparecida en combate durante dos años completos volvía a aparecer en nuestra vida con crecimientos en la incidencia "casi verticales" y comenzando a saturar los centros hospitalarios: la gripe había vuelto.
En aquel momento, la noticia era que con su regreso se estaba certificando que la sociedad había superado de facto la pandemia. El miedo y las precauciones habían caído lo suficiente como para que la gripe empezara a hacer de las suyas de nuevo: era el preludio de lo que vimos después, el fin de las principales medidas covid.
El yeti en primavera. Lo que no sabíamos a ciencia cierta era si sería un pico breve y, luego, la estacionalidad haría lo propio ahogando el desarrollo de la epidemia; o si, por el contrario, nos íbamos a encontrar con una gripe epidémica de manual solo que desplazada dos meses más tarde. Al final, ha sido esto último. La oleada empezó en marzo, llegó a su pico en abril y ya empieza a decaer (aunque en algunas zonas como Sevilla, por las aglomeraciones vinculadas a la Feria de abril está volviendo a crecer).
Un nuevo planeta en el sistema epidemiológico. No es algo demasiado raro. En epidemiología se suele decir que de la misma forma que la presencia de planeta altera la órbita del resto, la presencia de una nueva enfermedad altera el comportamiento del resto. El lógico que la gripe haya buscado una nueva vía para moverse por el mundo: lo que no sabemos es si esto es una cosa pasajera o nos estamos encontrando ante la "nueva normalidad" epidemiológica.
La respuesta ahora mismo solo puede ser especulativa: no está claro si el SARS-CoV-2 dará epidemias anuales similares a la gripe y, por supuesto, no estamos seguros si (en caso afirmativo) esas oleadas se solaparán o, como este año, vendrán una detrás de la otra. Lo que está claro es que la realidad acaba de darle una patada al relativamente aburrido calendario epidemiológico anual y eso va a tener implicaciones importantes a nivel sanitario, económico y social. Más aún, si como todo parece indicar, el tiempo (que es lo que produce parte del efecto estacional) se está volviendo loco.
Imagen | Li Lin
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Usuario desactivado
La gripe A fue el primer intento para conseguir lo que más tarde conseguiría el COVID.
riomorder
yo toda la vida me he resfriado en primavera, y toda la vida mi mama me dijo que era cambio de clima. Me sorprende que esto sea noticia
principecarlos
A mi me alucina el rigor científico, primero a día de hoy no se sabe por que hay mas gripe en invierno que en verano, aplica a muchos mas factores que la temperatura que es solo uno, si bien es cierto que estos virus en temperaturas mas bajas sobreviven mas tiempo en el aire también, se sabe que el hecho de compartir espacios cerrados durante mucho mas tiempo que en verano es un factor determinante, de hecho la típica frase de abrígate que te vas a resfriar es falsa ya puede hacer 30 bajo cero que si no tienes contacto con el virus de la gripe morirás antes congelado que de gripe.
Luego con la pandemia, que nos ha obligado a estar con la mascarilla si o si durante casi 3 años hemos evitado mucho contagio de gripe, ahora que nos la quitan la lógica hace pensar que nos contagiaremos mas de gripe durante el verano, primero por no llevar la mascarilla y segundo casi nadie tiene anticuerpos de la gripe de este año por lo que las papeletas de pillarlo ahora aumente exponencialmente.
Otro factor a tener en cuenta es como el hecho de llevar mascarilla constante nos a afectado en nuestro sistema inmune a los adultos menos seguramente, pero los niños con un sistema inmunitario aun por madurar veremos a ver a largo plazo de las consecuencias de esto para todos.
La realidad de todo esto es que las actuaciones que se tomaron fueron sin rigor científico ninguno, un día mascarilla no, otro si, otro no se, la vacunación lejos de evitar el contagio lo ha ralentizado, todo mi entorno tanto vacunados como no han terminado cogiendo el COVID, unos antes otros después pero han caído, recientemente unos amigos, familia de 4, vacunados con 4 dosis el viernes todos positivos.
Entiendo que se ha hecho lo que se ha podido ante una enfermedad nueva y había que actuar, pero con el paso del tiempo no pinta bien, la vacuna de Johnson & Johnson la semana pasada retirada por lo efectos secundarios en EEUU, veremos a ver a largo plazo que ocurre con la de Pfizer, a las farmacéuticas les ha venido al pelo la pandemia por que tenían en el congelador las vacunas ARN durante años, no ha sido hasta 2020 que se aprobó su uso en humanos por emergencia sanitaria y sin pasar todos los controles.
kane74
Xataka buscando subvenciones o ya las tenéis? :-)
ma77
Me a resultado todo muy entretenido,desde la lectura del articulo,hasta los sombreros de papel de aluminio pasa pasando por los hate de xakata