Los españoles están cada vez más estresados. Y el mayor problema es que no sabemos cómo solucionarlo

El 34% de los españoles reconoce que tiene problemas de salud mental. En 2022, era el 26%

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Un tercio de los españoles (34%) reconoce que tiene problemas de salud mental. Esas son las conclusiones del último estudio internacional de salud y Bienestar Mental 2023 de la Fundación AXA. Los datos son mejores que los norteamericanos (40%) y los ingleses (37%), pero mucho peor que la de franceses o suizos (en torno al 26%).

Y, sin embargo, la comparativa con otro países no es lo más llamativo. Al fin y al cabo, podríamos estar sobreanalizando lo que son esencialmente diferencias culturales a la hora de hablar de este tipo de cosas. Lo más llamativo es el salto que hemos dado del 26-28% en el que estábamos en 2021-22 y el día de hoy.

Estresados y medicados. Ese es el resumen del informe en lo que respecta a España. Porque no solo es que el 62% de los españoles estén bastante estresados (frente al 54% de los franceses y el 49% de los japoneses), es que el 27% de los españoles toma habitualmente ansiolíticos, somníferos o antidepresivos. Un 16% los toma, al menos, una vez a la semana.

En esto (el consumo de fármacos) España está a la cabeza de los 16 países estudiados.

Pero la situación no se queda ahí. Una de las preguntas interesantes del estudio es la que les pregunta a los encuestados si se siente "florecientes" o lánguidos".  Los resultados fueron un 19% de florecientes (cinco puntos menos que en 2022) y un 34% de lánguidos (seis puntos más).

Según el informe, el 65% de quienes tienen problemas psicológicos han visitado a un médico para pedirle ayuda en los últimos doce meses. Es decir, también estamos a la cabeza de los 16 países (casi empatados con Francia y Bélgica). Y eso evidencia. Pese a ello, el sentimiento de desatención está cuatro puntos por debajo de la media.

La pregunta, claro, es por qué. Y, en eso, el informe puede darnos pocas pistas. Es verdad que dibuja algunas causas auto-reportadas: el sufrimiento psicológico general (34%), los problemas financieros (28%) y el aislamiento social (25%). Pero lamentablemente no son suficientes para identificar las causas reales de esta caída tan considerable.

Y este es uno de los grandes problemas que tenemos pendiente.

Porque, aunque la salud mental ha ido recibiendo cada vez más atención en España, lo cierto es que estos problemas para comprender las causas últimas del empeoramiento de los últimos años limitan (y mucho) nuestra capacidad para actuar con eficacia.

Un paso más allá. Al fin y al cabo, sabemos que los vasos comunicantes entre la estructura socioeconómica de una sociedad y su salud es muy fuerte. Sorprendentemente fuerte.  De hecho, no faltan los investigadores que subrayan que las intervenciones sobre la salud mental tienen como consecuencia directa una reducción de la pobreza, la precariedad y la miseria.

Y a la inversa. Cuando los políticos dicen aquello de "poner la salud mental en el centro" del debate público, suelen pensar en dotar mejor a la sanidad pública para abordar este tipo de problemas. Pero las políticas tienen que ir mucho más allá y, para ese debate, parece que no estamos preparados.

Imagen | Eneas de Troya

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