Durante este fin de semana, casi 50.000 personas permanecían confinadas en sus casas ante la recomendación del Gobierno de cerrar las ventanas, salir lo menos posible y no hacer deporte al aire libre. Y no, no hablamos de la ciudad china de Wuhan, ni de ningún país en conflicto: hablamos de las comarcas del Duranguesado y el Bajo Deba, en el corazón del País Vasco.
Lo que parecía un lamentable accidente se ha convertido, en apenas diez días, en una tragedia humana, un desastre ecológico y un enorme problema de salud pública que ha alterado radicalmente la vida de una decena de núcleos de población y ha obligado a suspender actividades tan cotidianas como el partido Eibar - Real Sociedad. ¿Qué está pasando en Zaldibar?
Así nace una catástrofe
Hoy por la tarde se ha reanudado la búsqueda ya dotados de los equipos pertinentes.
— UVR Ertzaintza (@UvrErtzaintza) February 7, 2020
Gaur arratsaldean behar den bezela hornituta bilatzen jarraitu dugu. pic.twitter.com/gTUdSzJfOO
El 6 de febrero, un vertedero de Zaldibar, cerca de Eibar y Ermua, se vino abajo. Medio millón de toneladas de residuos no urbanos (escorias industriales, restos siderúrgicos, materiales de construcción desechados, etc...) se desparramaron sobre la AP-8, la autopista que une Bilbao y San Sebastián, sepultando a dos trabajadores del vertedero, Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán.
Más de 10 días después, no está claro qué provocó el derrumbe. Pero todos coinciden que no puede catalogarse de sorpresa: el último informe de inspección ambiental ya catalogó el estado del vertedero como "malo", culminando un proceso de deterioro que ha ido hundiendo el grado de cumplimiento de las condiciones de autorización ambiental año tras año.
Mientras se acumulaban los indicios y acusaciones cruzadas, los primeros intentos de rescate no se hicieron tardar. El mismo jueves, bomberos y ertzainas se internaron en el vertedero guiados con perros y llegaron a marcar el lugar donde podrían estar los cuerpos. Mientras cavaban a mano, a la una de la madrugada del viernes, surgió la alarma: en esa zona, durante los últimos tres años, se habían depositado unas 9.780 toneladas de amianto.
El amianto, usado sobre todo como material de construcción, es un poderoso cancerígeno si se inhala. Y con el vertedero destrozado, el rescate tuvo que suspenderse. Una vez reanudada la búsqueda, ya con medidas de protección adecuadas, la inestabilidad del terreno ha hecho que todo vaya más lento de lo esperado. El martes 11, la justicia abre diligencias para investigar el derrumbe y las posibles causas.
Furanos y dioxinas
Tres días después, el viernes 14, los análisis detectan dioxinas y furanos en el aire. Hablábamos de proporciones entre 40 y 50 veces superiores a las normales. El origen está en en el vertedero, concretamente en los fuegos por la combustión de metano en la parte alta. Inmediatamente, se recomienda a los vecinos de los cercanos municipios (como Zaldibar, Ermua o Eibar) que cierren las ventanas de sus casas y no hagan deporte.
El domingo 16, los responsables del Laboratorio de Salud Pública del Departamento Vasco de Salud y del Servicio de Aire del Departamento de Medio Ambiente aseguraron que esa exposición a furanos y dioxinas no afecta a la salud “a corto ni a largo plazo”. Como explicaba Iñaki Berraondo, viceconsejero de Salud del gobierno vasco, "una exposición a corto plazo no debería provocar efectos sobre la salud, salvo que fuese a concentraciones muy elevadas, una situación en la que no nos encontramos. Se actúa más como medida protectora que por evitar un efecto sobre la salud inmediato".
Pero la preocupación ya estaba instalada: el sábado 15, más de 5000 personas se reunían en Zaldibar para protestar contra la gestión de la crisis. La semana de antes, la viceconsejera Elena Moreno había admitido que la administración sabía que las “cosas que no se hacían bien” y “estaba a punto de iniciar un expediente sancionador”, pero que nunca nadie se había imaginado ese desenlace.
Según las autoridades, a ultima hora del día 16 las máquinas consiguieron llegar a la parte alta del vertedero y hacer una pista sobre el material de desecho. Se están intentando apagar los fuegos y se ha intensificado la búsqueda de los cuerpos. Sin embargo, la crisis sigue en marcha y la preocupación ciudadana sigue en aumento mientras las dudas siguen si obtener una "explicaicón clara y sin rodeos.
Imágenes | Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza.
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