El colágeno alcanzó la popularidad como componente en algunas cremas anti-edad pero los usos actuales de este compuesto que podemos encontrar de manera natural en nuestro cuerpo son diversos. Entre ellos, el colágeno (o los péptidos de colágeno) se han convertido en uno de los numerosos suplementos dietéticos que podemos encontrar en el mercado.
Sobre su efectividad, eso sí, aún pesan las dudas.
Antes de nada, recordemos qué es el colágeno. Este compuesto es una proteína, la más abundante en nuestro cuerpo: representa el 30% del total de proteínas en nuestro cuerpo. El colágeno es abundante en nuestra piel (representa entre el 70% y el 80% de la masa seca de esta) o en nuestro cartílago.
En realidad quizás deberíamos hablar del colágeno como de una familia de proteínas ya que se conocen 28 tipos distintos, si bien son los tipos del I al V los más relevantes en nuestro cuerpo. Es más, el 90% del colágeno de nuestro cuerpo es de un solo tipo, el tipo I.
La función de este colágeno es la de “estructurar” tejidos como la piel, huesos o tendones. Otros tipos de colágeno pueden encontrarse en nuestro cartílago, músculos y en la piel. También en nuestros ojos, en la córnea.
El colágeno es popular como tratamiento anti-edad. Para entender por qué, tenemos que considerar su función a la hora de dotar de estructura y elasticidad a la piel. El colágeno es sintetizado de manera natural por nuestro cuerpo, pero con el paso de los años vamos perdiendo esta capacidad.
Nuestra piel pierde colágeno y eso es una de las causas por las que, con la edad, aparecen las arrugas. La idea es que, aplicando colágeno de forma exógena, nuestra piel puede recuperar la elasticidad y así hacer que desaparezcan las arrugas. Sin embargo no es tan sencillo como añadir colágeno a una crema.
Administrar colágeno de forma externa a nuestro cuerpo es una tarea muy complicada. Cuando lo aplicamos en la piel, este no logra penetrar a las capas profundas y así alcanzar los lugares donde debería actuar. Cuando lo consumimos por vía oral, nuestro cuerpo lo rompe antes de poder absorberlo.
La solución hallada por la industria son los péptidos de colágeno. Los péptidos son fragmentos de una proteína compuestos por dos o más aminoácidos. La idea es que, consumiendo los “ingredientes” podemos ayudar a nuestro cuerpo a fabricar el colágeno con mayor facilidad.
Diversos usos
El colágeno se ha convertido en un suplemento popular por sus presuntos beneficios para nuestra piel, pero ese no es el único uso que se da al consumo de colágeno como suplemento nutricional.
El colágeno se ha propuesto, por ejemplo, como remedio contra el dolor en las articulaciones causado por la osteoartritis. También como forma de prevenir la pérdida de masa ósea: cuando avanza la edad y perdemos nuestra capacidad de producir colágeno, la piel no es solo la única afectada, también nuestros huesos.
También se ha propuesto la idea de que la administración de colágeno puede ayudarnos a ganar masa muscular, facilitando la creación de un mayor volumen de masa muscular. Quizás por este mismo motivo, algunos también señalan que el colágeno puede ayudar a mejorar la salud del que probablemente sea el músculo más importante de nuestro cuerpo: el cardiaco.
La lista de potenciales beneficios sigue: salud gastrointestinal, pelo y uñas, cerebro, e incluso podría ayudarnos a perder peso.
Ahora bien, ¿existen evidencias que respalden todo esto? La respuesta depende: primero de a qué uso nos refiramos: algunos están mejor estudiados que otros; segundo de qué nivel de evidencia exijamos.
Probablemente, el efecto de estos suplementos sobre la piel sea el mejor documentado. En 2021, un grupo de investigadores publicó en la revista International Journal of Dermatology un metaanálisis sobre esta cuestión, un estudio cuantitativo a partir de los resultados de otros estudios. El equipo analizó 19 estudios previos que sumaban 1.125 participantes.
El equipo halló que los estudios detectaban en promedio un efecto positivo en la firmeza e hidratación de la piel. Sin embargo el equipo alertaba de una limitación importante de los estudios, y es que estos no analizaban el colágeno en sí mismo sino suplementos comerciales que incluían otros componentes como vitaminas o minerales.
Un problema de los suplementos es que, aun si ayudan a nuestro cuerpo a producir más colágeno, no existe forma de asegurarse que luego este se concentre en el lugar que deseamos, sea nuestra piel, nuestro pelo, etc. Dar a nuestro cuerpo las herramientas para que haga algo no es lo mismo que darle las instrucciones por lo que estos suplementos pueden no alcanzar los niveles de eficacia que les exigiríamos.
Existen alternativas. Por ejemplo una dieta variada y rica en aminoácidos, las moléculas que ejercen como eslabones de las proteínas.
También debemos tener en cuenta que la edad no es el único factor que afecta a la capacidad de nuestro cuerpo para generar colágeno de manera endógena: El tabaco y el alcohol, la falta de actividad física, la falta de sueño y la exposición al Sol pueden dificultar a nuestro cuerpo esta tarea. Esa es uno de los motivos por los que, el mero hecho de proteger nuestra piel de la radiación solar es tan importante a la hora de mantenerla joven.
Imagen | Supliful - Supplements On Demand
Ver 2 comentarios