Tras alcanzar el mínimo histórico en 2016, Europa sufrió 21.000 casos de sarampión en 2017. Cuatro veces más que el año anterior. Con brotes en 15 de los 53 países del continente, la Organización Mundial de la Salud está realmente preocupada con este ‘revival’ causado por la caída de la inmunización sistemática.
Rumanía, Italia y Ucrania lideran el ranking con uno 5.000 casos cada uno. Pero la tendencia preocupa a los expertos: los problemas de vacunación entre grupos marginados y la falta de seguimiento de la enfermedad crean un ‘reservorio’ social a la espera de las grietas del sistema de inmunización general.
Los modelos están fallando, necesitamos cambios sustanciales
La frase que titula esta entrada, «una tragedia que simplemente no podemos aceptar», es de Zsuzsanna Jakab, directora regional de la OMS para Europa y no le falta razón. «La eliminación, tanto del sarampión como de la rubeola, constituyen una prioridad de salud pública», explicaban en la OMS; pero el "viejo continente" se está descubriendo incapaz de controlar enfermedades que habíamos conseguido casi erradicar.
Países como Grecia (967 enfermos), Alemania (927) o Serbia (702) también están viendo crecer el número de casos. Y, pese a que las cifras globales del proceso de verificación de la eliminación del sarampión y la rubéola aguantan, es una pésima noticia.
Y aunque es cierto que los brotes grandes ya afectan a un cuarto de los países de Europa, esto no deja de ser un aviso de algo sobre lo que llevamos bastante tiempo hablando: nuestros modelos de inmunización están fallando y si no somos capaces de introducir cambios sustanciales, el problema se nos irá de las manos.
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