Estamos en 2018 y ya es casi normal que un móvil cueste 1.000 euros. Lo que no es normal para muchos de nosotros es que por ese dinero los fabricantes no nos ofrezcan más cosas, sino a menudo menos de las que teníamos (y queríamos).
Esos móviles de gama alta a menudo se olvidan de algunas de las demandas de los usuarios. Ni tenemos conector de 3,5 mm, ni tenemos baterías de gran capacidad, ni tenemos ranuras Micro SD. Todo eso ha quedado relegado a las gamas bajas y medias, como si fueran opciones no aptas para quienes pagan más. Qué ironía.
Los grandes quitan, los pequeños ponen
Samsung es una de las excepciones a esa regla. Tanto sus Galaxy S9/S9+ como sus recientes Galaxy Note 9 cuentan con conector de auriculares y con ranura Micro SD. En el Note 9 la cosa también mejora en batería y damos el salto a los 4.000 mAh, algo que parece sorprendentemente excepcional para un móvil que juguetea con esa etiqueta de precio de 1.000 euros.
En otros casos nos encontramos con olvidos completos o parciales. El Huawei P20 Pro no tiene ranura Micro SD y no tiene conector de auriculares, aunque su batería llega a los 4.000 mAh. Del iPhone X mejor no hablar, porque si Apple se caracteriza por algo es por ir quitándose de encima elementos que considera supérfluos. El LG G7 ThinQ tiene ranura Micro SD y conector de auriculares, pero se queda algo corto con esa batería de 3.000 mAh.
Esas decisiones también han contagiado a varios terminales que son gamas altas por especificaciones aunque tengan precios mucho más contenidos. Los Xiaomi Mi 8 no tienen ni conector de 3,5 mm ni ranura Micro SD y su batería se queda en los 3.400 mAh. Los OnePlus 6 sí tienen conector de auriculares, pero nada de Micro SD y la batería solo llega a 3.300 mAh.
Sacrificios que no tienen (mucho) sentido
Las tendencias marcadas por Apple y otros fabricantes se han apoderado del mercado. Pantallas cada vez más grandes, sin marcos (y con notch, argh), y sobre todo una delgadez que parece comprometer demasiadas cosas.
Los sacrificios que imponen esos diseños parecen compensarlo todo en dispositivos de gama alta. Los diseños, nos prometen, son diferenciales aun cuando no lo son. Todos los móviles parecen iguales, y es difícil encontrar elementos que supongan una distinción real a primera vista.
Evidentemente los terminales de gama alta cuentan con algunas ventajas frente al resto del mercado. La mayor de ellas sigue siendo la cámara, pero incluso esa línea se difumina: hoy en día los resultados son realmente decentes incluso en terminales modestos, e incluso el apetecible y atractivo modo retrato (o "modo miope", como lo llama un amigo) está ya disponible en prácticamente cualquier terminal de medio pelo.
Apple iPhone X | Google Pixel 2 XL | Huawei P20 Pro | Samsung Galaxy S9+ | Samsung Galaxy Note 9 | LG G7 ThinQ | Xiaomi Mi 8 | OnePlus 6 | PocoPhone F1 | Xiaomi Mi A2 Lite | |
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Ranura Micro SD | No | No | No | Sí | Sí | Sí | No | No | Sí | Sí |
Conector auriculares 3,5 mm | No | No | No | Sí | Sí | Sí | No | Sí | Sí | Sí |
Batería (mAh) | 2.716 | 3.520 | 4.000 | 3.500 | 4.000 | 3.000 | 3.400 | 3.300 | 4.000 | 4.000 |
Análisis |
La doble cámara se ha adueñado de un mercado que afortunadamente también se contagia de las buenas tendencias, pero precisamente por eso resulta cada vez más difícil apreciar la diferencia entre los terminales de 1.000 euros y aquellos que se venden en la franja de los 200 o 300 euros.
Que vivan los teléfonos-chollo
Eso es lo que precisamente quería matizar con esa tabla y esas dos últimas columnas. El PocoPhone F1 y el Xiaomi Mi A2 Lite son terminales recientes y especialmente atractivos por no sacrificar nada y ofrecerlo casi todo a un precio de derribo. Hasta el recién presentado HTC U12 Life demuestra esa ironía, y cuenta con ranura Micro SD, conector de auriculares y una batería decente de 3.600 mAh.
El primero es un gama alta disfrazado de terminal barato: el plástico, material prohibido (¡herejía, herejía!) se convierte de buenas a primeras en ese teléfono-chollo sucesor de aquellos OnePlus que se han vuelto algo más "premium".
Si no quieres gastar los 329 euros que cuesta su versión básica puedes irte al Xiaomi Mi A2 Lite, en mi opinión mucho más atractivo por precio/prestaciones que un Mi A2 que se contagia de los grandes en lo malo: ni ranura Micro SD, ni conexión de auriculares, ni batería de gran capacidad, aunque eso sí, ganamos en potencia y en calidad de las cámaras.
Es la trágica ironía de un segmento, el de los smartphones, que quita cosas a los que más pagan y las pone a los que menos invierten en sus terminales. Cierto es que hay matices difíciles de sopesar con la etiqueta de precio —un móvil es mucho más que una hoja de especificaciones—, pero lo cierto es que la tendencia parece clara, y algunos no acabamos de entenderla.
Afortunadamente, esa tendencia favorece a los que creemos que los móviles de 200 o 300 euros pueden ser tan buenos (o mejores) que los de 1.000 euros. A partir de ahí, claro está, que cada cual gaste su dinero como guste: para eso están las opciones, y lo importante al final es que cada cual esté contento con su inversión.
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