El audio es ese eterno olvidado, el patito feo de las comparaciones tecnológicas y creemos que es un momento ideal para escuchar qué tienen que decirnos algunos de los fabricantes más punteros y esforzados de teléfonos móviles. Y discernir si se trata de cantos de sirena o de realidades que van más allá de la parte estrictamente tecnológica, de las siglas y las patentes de laboratorio.
En primer lugar hay que señalar que los teléfonos móviles, pese a su rendimiento impresionante en gamas altas, no han sido diseñados para reproducir audio de manera específica. No comulguemos con ruedas de molinos: ni sus altavoces ni sus auriculares están pensados para ofrecer la calidad máxima. Son herramientas multitarea, funcionales y muy versátiles, pero donde un audiófilo se tropezaría buscando el adalid de la perfección.
Por cierto, definamos perfección: la calidad no se traduce en escuchar graves ampulosos que te retruenen las orejas, ni en un volumen que haga retumbar la mesa donde esté colocado el terminal, sino en ofrecer una versión lo más fidedigna posible de la canción tal cual la concibieron los compositores, productores y mezcladores.
Un reproductor de música debe, efectivamente, reproducir, hacer una traducción del estudio de música hasta nuestras orejas. Es agradable cuando algunos dispositivos colorean canciones antiguas, sí, pero no es veraz. En esta comparativa buscamos ese punto medio de equidad, donde se eviten las posibles “trampas” en el sonido.
Apple iPhone 7 Plus | Samsung Galaxy Note 7 | Huawei Mate 9 | ZTE Axon 7 | LG G5 | Lenovo Moto Z | Sony Xperia X | HTC 10 | |
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¿Incluye auricular? | Sí, earpods sin adaptador | Sí | Sí, destacando | Sí, con muy buena opacidad | Sí, muy pobres en graves | No | No | Sí, amplios, con buen driver |
Graves | 2/5 | 4/5 | 4/5 | 4/5 | 2/5 | No evaluable | No evaluable | 4/5 |
Medios | 4/5 | 4/5 | 5/5 | 3/5 | 4/5 | No evaluable | No evaluable | 4/5 |
Agudos | 3/5 | 3/5 | 4/5 | 3/5 | 4/5 | No evaluable | No evaluable | 4/5 |
Test AKG K271 mkII (graves) | 3/5 | 3/5 | 4/5 | 3/5 | 3/5 | 4/5 | 3/5 | 5/5 |
Test AKG K271 mkII (medios) | 4/5 | 4/5 | 4/5 | 5/5 | 4/5 | 4/5 | 5/5 | 4/5 |
Test AKG K271 mkII (agudos) | 4/5 | 4/5 | 4/5 | 4/5 | 4/5 | 4/5 | 3/5 | 3/5 |
Altavoz integrado (Posición + graves) | 2/5 Mono, separado por frecuencias | 4/5 Rendimiento equilibrado | 4/5 Rendimiento equilibrado, buena potencia | 4/5 Excelente señal estéreo | 4/5 Rendimiento equilibrado | 3/5 Un altavoz aunque con salida nítida | 3/5 Excelente señal estéreo | 4/5 Potencia por encima de la media |
Altavoz integrado (medios) | 4/5 | 3/5 | 4/5 | 4/5 | 3/5 | 4/5 | 3/5 | 4/5 |
Altavoz integrado (agudos) | 3/5 | 3/5 | 4/5 | 4/5 | 3/5 | 4/5 | 3/5 | 3/5 |
Umbral máximo (distorsión) | Distorsiona | No distorsiona | No distorsiona | No distorsiona | Distorsiona ligeramente | Distorsiona | No distorsiona | No distorsiona |
Tipo de conexión | Jack de 3,5 mm vía adaptador Lightning | Jack 3.5mm conectado al adaptador USB-C | Jack de 3.5mm | Jack de 3.5mm | Jack de 3.5mm | Jack de 3.5mm | Jack de 3.5mm | Jack de 3.5mm |
Sobre un máximo de 5 sobre 5, puntuamos según sus respectivos perfiles
Cómo hemos hecho la comparativa
El software
Para la reproducción de música hemos recurrido a Poweramp —como podríamos haber usado Neutron—, nuestra mano blanca, una aplicación para Android que permite, entre otras funciones, reproducir archivos sin compresión.
¿Por qué? Porque cada fabricante optimiza su reproductor en base a sus puntos fuertes y necesitábamos un software lo más plano posible.
Ofrece además un ecualizador gráfico de 10 bandas, ajustes independientes de frecuencias, crossfade, análisis de la señal estéreo, compatible con auriculares HiFi y, lo que es más importante, un remuestreo digital de la frecuencia nativa: de 16 a 24 bits y de 44.1 kHz hasta los 192 kHz.
Los cascos
Con la elección de los auriculares seguimos la misma premisa: hemos optado por unos AKG k271 MkII, circumaural cerrado con drivers de 30 milímetros, uno de los modelos más planos del mercado: ofrecen gran amplitud de matices sin colorear, los instrumentos se escuchan por separado con claridad gracias a su enorme ancho de banda (de 16 a 28.000 Hz), indistintamente del género.
No son un modelo pensado para escuchar música, sino para cubrir nuestra necesidad: un test de audio sin frecuencias falseadas, sin extras de potencia que “engañen” a nuestros oídos. No en vano son un clásico en home studios y salas de mixing.
Canciones elegidas
De música clásica a dream pop, de rock sureño a caprichos progresivos. El Carmina Burana de Carl Orff, para graves acústicos, y Citizen Erased, de Muse, para esos graves pasados de rosca en la mezcla, sobre todo hacia el final de la pista.
The Mother We Share (Chvrches) y Desert Rose (Sting) para probar el comportamiento del panorama, la escena estéreo. Pruebas en mono con el Caroline No de Beach Boys, rippeo en WAV del single original de 7 pulgadas manufacturado por Capitol Records en febrero de 1966 en Reino Unido.
Animal (Def Leppard) y So Far Away (Dire Straits) para probar el brillo en frecuencias intermedias, y un extra: la versión instrumental de Transience, del genial productor Steven Wilson, para contemplar todos esos matices que pueden quedar enterrados bajo una falsa reverb.
Por último, en cuestiones de tolerancia probamos con No Time for Caution, el corte de Hans Zimmer para Interstellar. Y un poquito del Otoño de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Y, bueno, nuestra pieza de confianza: el “Piano Concerto no. 1 in B-flat minor, op. 23 III”, de Rachmaninoff, copia SACD de la grabación perteneciente a DG The Originals, para analizar la respuesta general y comprobar dónde nos la están pegando en la salida resultante.
Las pruebas
En primer lugar realizamos escuchas con el software, las pistas de audio y los auriculares citados durante 20-25 minutos con cada modelo. Después, escucha con los auriculares del fabricante, con el reproductor de serie de la marca y todas las configuraciones de mejora desactivadas.
Y a esto habría que sumar una tercera escucha por sus respectivos altavoces en sala acondicionada, además de pruebas puntuales con las diferentes configuraciones que ofertan los fabricantes en sus menús —mejoras en el panorama, modo Stereo+, etc—.
Para cerrar, un test de volumen máximo tanto por auricular como por altavoz, para determinar si distorsiona y los speakers son capaces de “fugar” correctamente los excesos de vibración.
Los smartphones que se han presentado al examen
ZTE Axon 7: el alumno sobresaliente
La sorpresa del día. Sus cuatro chips de audio —AK4961 DSP, AK4961, AK4490EN y AK4490EQ—, con codec Advanced Audio DSP para auriculares, dotan a este equipo de otro sonido, otra categoría independiente. Dentro se esconde un DAC con tecnología Hi-FI HD de 32 bits y un filtrado de ruido de primer nivel. Cuenta, además, con su propio reproductor Dolby Atmos, procesado de audio a 24 bits/192 kHz y reconocimiento de auriculares HiFi.
Tras un par de problemas iniciales —interferencias en graves, ligera distorsión, la salida de auricular no reconoció la conexión/desconexión— empezamos con los test dentro de nuestro reproductor, demostrando buena competencia con el remuestreo de Poweramp.
El resultado destaca por encima de la media en todas las pruebas: definición, contraste de tonos, señal mono, amplificación. Incluso su altavoz estéreo, aunque el superior ofrece mejor comportamiento en graves, quizá por el reposicionamiento que exige la cámara frontal. No entrega tanto volumen como HTC 10 pero su imagen estéreo es más amplia, las pistas se aprecian más polarizadas. Una pequeña maravilla, sin duda.
HUAWEI Mate 9: segundo anotador
En primer lugar detectamos que no es compatible con el remuestreo de Poweramp, así que la prueba sigue adelante si ello. Llama la atención su altavoz estéreo, aunque echamos en falta un plus de potencia; escasea en graves. En cuanto a software, ofrece Modo DTS, Modo Stereo+ (la orientación horizontal cambia automáticamente el audio de eufonía a estéreo).
En el test de audio destacamos sus medios, su capacidad de interpretar cada línea de manera fidedigna.
Sorprende negativamente el comportamiento con otros auriculares, dando una respuesta estéreo bastante limitada, no así haciendo las mismas pruebas con su propio modelo. Sobre los números, destacar la limpieza de señal, con un nivel de ruido -98 frente al -92 de Samsung S7, gracias al hardware de su DAC (HiSilicon Hi6402 DSP, la fabless china que colabora directamente con Dolby).
LG G5: el tercero en discordia
El buque insignia de la surcoreana no cuenta con adicciones extra en la configuración de audio, pero sí un hardware muy competente. Su SoC SnapDragon 820 incorpora el códec Qualcomm Aqstic, y un DAC de V10 HiFi además de un PA (preamplificador) para auriculares.
Aún así, el tope de volumen es escaso, con graves profundos aunque algo pesados y agudos bien matizados. Recurriendo a PowerAmp, le sienta de maravilla el resampling de 48 a 192 kHz. En líneas generales, ofrece una escena limpia. Su altavoz interior es sencillo, destacando en graves.
HTC 10: sonido blanco y puro, como su carcasa
El smartphone del fabricante chino nos ha encantado en todas y cada una de las pruebas. Probamos con la mejora HTC BoomSound con Dolby Audio y sin ella: nos quedamos con la versión original. Ofrece un panorama un poco escaso, los graves ensucian los medios, apreciándose un corte por debajo de las 100-150Hz.
En cuanto al audio exterior, se compone de un altavoz de rango completo en la parte superior y un subwoofer en la base de la carcasa (como cualquier 2.1): es bastante agresivo pero en ningún momento ensucia la mezcla; volumen amplio y definido. Eso sí, el subwoofer colorea más de lo que quisiéramos.
Por otro lado, monta un DAC independiente, y se nota: la profundidad y relación señal-ruido es superior al LG G5, sin distorsión armónica. Una delicia a la que va a costar mejorar.
iPHONE 7 PLUS: demasiadas tareas pendientes
Vamos ahora con uno de los pesos pesados. Entre los ajustes de audio, cuenta con una EQ de 10 bandas y un limitador, nada más. No es compatible con PowerAmp y, a cambio, pasamos tiempo extra con sus clásicos earpods con conexión USB-C, semiabiertos de botón que presumen de una buena respuesta.
No estamos de acuerdo: su auricular distorsiona en volúmenes altos, ofrece un rendimiento muy pobre en graves, peor aún en agudos y sus dos altavoces, con preamplificación, hacen brillar en exceso la mezcla.
Nos gusta el rendimiento general, la rápida respuesta dentro de su propio software, pero no está a la altura de los sistemas anteriores. Igual estamos sordos, pero el DAC integrado en el adaptador Lightning no parece ofrecer ningún tipo de ventaja frente a nuestros auriculares de referencia. Es decir: sólo garantizan mejoras en el sonido en caso de usar los nuevos AirPods. Parece ser que los de Cupertino se han volcado tanto en sorprender con la tecnología que han abandonado lo básico: sonar bien.
MOTO Z: más poder exterior que interior
En primer lugar nos encontramos con problemas en el remuestreo con PowerAmp, así que escuchamos nuestras canciones digitalmente comprimidas por el propio terminal. No incorpora opciones de configuración más allá de un normalizador.
El adaptador USB-C promete un conversor analógico pero en nuestro test no se traduce en una mejora real: suena, de hecho, por debajo de lo esperado. Las pistas se escuchan claras, oxigenadas, aunque demasiado “digitales”.
Nos gusta su mentalidad modular y ofrece muchas posibilidades de cara a un DAC externo. Su altavoz frontal es valiente, muy abierto, con un comportamiento por encima de la media, regalando unos decibelios extra.
SONY XPERIA X: correcto, demasiado correcto
El terminal de Sony recuerda en comportamiento al LG G5, aunque éste aporta opciones extra: tecnología de “recomposición” digital DSEE HX, modo ClearAudio+ y compatibilidad total con Poweramp. Adiciones que harán las delicias de cualquier usuario con un extra de tiempo configurando al gusto.
En términos generales responde de manera positiva, el Hi-Res le sienta bastante bien, pero se queda a las puertas de la excelencia: poca potencia, respuesta sin ningún elemento destacable, entregando una versión SD de nuestros archivos, pese al soporte para audio HD y contar con la tecnología propietaria LDAC. En cuanto a su doble altavoz estéreo, de idéntico driver, también ofrecen un volumen parco y magnífica escena estéreo.
SAMSUNG S7: poder sin control
El clásico de Samsung fue el único modelo que nos corrigió el volumen tras los avisos de salud, atendiendo a la legislación de la OMS. Abruma la cantidad de opciones: remuestrea tanto con su software como vía PowerAmp.
Volvemos a encontrarnos con el DAC de Snapdragon 820 y un montón de software exclusivo: ecualizador dinámico, optimizador UHQu (Ultra High Quality Upscaler), sonido envolvente (falso 3D), simulación de un amplificador de tubo —ideal para abrir la escena—, simulación mediante reverbs (auditorio), y Adapt Sound, idóneo para corregir problemas de frecuencias, donde analizar de qué pie cojea nuestro auricular, banda por banda, y potenciar sus puntos débiles.
Por otro lado, el System-on-Chip Exynos 8890, el que consideramos más capaz, monta un DAC in-house Lucky CS47L91. En cualquier caso, no se lanzan al DAC independiente como HTC 10 y así se traduce: no es tan generoso. El altavoz se queda a las puertas de la perfección, con buena reproducción y estéreo brillante, un escalón por debajo del Axon 7.
¿Quién gana y quién pierde?
No sólo no hay claros perdedores sino, lo que es peor, tampoco hay claros vencedores. Por una conjunción de buen rendimiento, altavoz, de calidad y respuesta en altavoces, nos quedamos con HTC 10, ZTE Axon 7 y Huawei Mate 9, con mención especial para el S7 de Samsung.
El oro, por unos decibelios, tal vez iría para el HTC 10, el cual, tras un diseño apocado y cauto, esconde una electrónica que hará las delicias de los audiófilos.
En cualquier caso, estas conclusiones son subjetivas y atienden a la comparativa de unos frente a otros. Ningún sistema es perfecto y no hay nada grabado en piedra. Esperamos que, como mínimo, haya servido para disipar algunas dudas.
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