Es complicado ponerle peros al LG G3. Los terminales franquicia que los principales han presentado en las últimas semanas nos dejaban una sensación agridulce por esa apuesta quizá demasiado conservadora, sin grandes revoluciones.
En el caso del nuevo terminal de gama alta de LG, la propuesta ha estado mucho más acorde con lo que las tendencias impuestas por el mercado parecían apuntar. Ayer se presentó en un seis eventos simultáneos en diversas ciudades del mundo –el equipo de Xataka estuvo presente en Londres- y a continuación pudimos disfrutar de una primera toma de contacto con un LG G3 que a priori responde a las expectativas de un terminal de esta gama para 2014.
Un diseño destacable
Ya lo comentábamos ayer durante la presentación y lo destacamos también en el post del producto: el LG G3 destaca nada más verlo por ese notable aprovechamiento de la parte frontal. La pantalla aprovecha el 76,4% de esa superficie, y lo hace gracias a un diseño en el que los marcos que rodean a esa pantalla son especialmente destacables.
Y lo son por sus dimensiones. De hecho, los laterales son casi indistinguibles, mientras que el marco superior -también reducido- y el inferior –algo más amplio, pero con un acabado metálico brillante singular- aportan también sus ventajas a la hora de que contemos con un smartphone que logra contener sus dimensiones.
De hecho, no parece un dispositivo con una pantalla de 5,5 pulgadas de diagonal. Esas dimensiones –146,3 x 74,6 x 8,9 mm- se combinan con un peso de tan solo 149 gramos que de nuevo parece impropio de un dispositivo de estas características. La ventaja es clara: uno puede disfrutar de esas dimensiones sin tener la sensación de que el teléfono sea incómodo en su manejo.
Esa ergonomía también se ve beneficiada por la carcasa posterior con un acabado singular. De hecho, cada color aporta su propia personalidad al dispositivo. El negro metalizado simula muy bien esa apariencia que otros terminales consiguen con el uso de aluminio u otros metales, mientras que el color oro es afortunadamente poco chillón y el modelo blanco nacarado sí hace que los plásticos utilizados en la carcasa queden más expuestos, para bien o para mal.
¿Es decepcionante la utilización de esos plásticos? En mi opinión no, desde luego. Entre otras cosas, porque el diseño concebido por los ingenieros de LG aporta dos ventajas notables. En primer lugar, la batería extraíble, de 3.000 mAh y que además ofrece soporte de carga inalámbrica. En segundo, la ranura microSD que permite ampliar la capacidad del terminal hasta en 128 GB adicionales, algo crítico si decidimos sacar partido de los modos de grabación de vídeo UHD/4K.
En ese diseño también destaca la ligera curvatura del perfil utilizado por el LG G3 que hace que el smartphone se asiente de forma natural en la mano. Los bordes son ligeramente redondeados para favorecer esa comodidad y ergonomía, y su delgadez (8,9 mm en el punto más grueso que marca la curva en la carcasa posterior) lo hacen también especialmente destacable. El terminal mantiene esa botonera trasera bajo la cámara que permite por ejemplo hacer scrolls verticales, y su integración es más natural que en el modelo anterior: la protusión es menos acentuada y eso también aporta mejoras en el diseño general del dispositivo.
Buscándole el sentido a las resoluciones Quad HD
Esperábamos la llegada de terminales con resoluciones QHD (Quad HD, 2.560 x 1.440 píxeles, también conocida como resolución 1440p) desde hace meses. Algunos fabricantes de menor entidad lograron adelantarse en este aspecto –lo hizo por ejemplo el Vivo XPlay 3S- pero curiosamente no fue una característica utilizada por Sony, Samsung o HTC en sus últimos desarrollos en estas gamas altas.
De hecho, en las últimas semanas estamos viendo como una hipotética gama súper alta podría ir más allá de las prestaciones de las gamas altas en las que han entrado esas últimas soluciones. La característica definitoria de los hipotéticos HTC One M8 Prime y Samsung Galaxy S5 Prime será ni más ni menos que una pantalla con resolución 1440p, algo que los igualaría con el nuevo LG G3 –que por tanto sería de hecho el primer integrante de esa nueva categoría ‘Premium’-.
La cuestión es si esas resoluciones aportan realmente algo a estos terminales, o mejor dicho, si eso que aportan –y lo hacen- plantea una mejora realmente destacable. Mi opinión tras la toma de contacto es que las diferencias con resoluciones 1080p son difícilmente justificables. El panel que monta el LG G3 es excepcional por esa resolución y la calidad de las imágenes, vídeos e incluso de la interfaz. Y sin embargo –y lo comentábamos con representantes de varios medios- es probable que ninguno notáramos diferencias con paneles 1080p si LG hubiera presentado un LG G3 ‘Lite’ con ese tipo de pantalla.
Es evidente que esta resolución muestra sus poderes en ciertos ámbito. Especialmente al ampliar detalles de una foto, donde queda patente las posibilidades que brindan estas resoluciones. Menos importante parece la reproducción de vídeos UHD, que en mi opinión no tienen demasiado sentido salvo que uno las disfrute en televisores UHD con diagonales especialmente amplias (como mínimo, 55 pulgadas).
A esa justificación en calidad de imagen –que la hay, por supuesto- se le suma otra apreciación: dada la importancia de la autonomía de la batería para los usuarios, comprometer ese apartado con una pantalla que obviamente demanda más energía parece arriesgado. En LG aseguraban que han logrado controlar ese consumo con diversas medidas que optimizan el funcionamiento según el tipo de uso que hagamos, pero de nuevo aparecen las dudas. Tanto en este terminal como en otros que han aparecido o aparecerán en el futuro las resoluciones QHD se tornan, al menos tras ese análisis preliminar, prescindibles.
De cámaras y láseres
Por supuesto, otro de los apartados destacables del LG G3 es esa cámara que mantiene la resolución del sensor -13 Mpíxeles- pero que añade una característica curiosa: el uso de un haz de láser para aportar un autoenfoque mejorado. Según los responsables de LG, este sistema –por cierto, el láser es inocuo e invisible, no esperéis el rayito rojo de las miras láser en las películas- permite que el enfoque automático se realice de forma más precisa pero, sobre todo, mucho más rápida.
Tuvimos poco tiempo de probar el sistema y las condiciones no eran las ideales. De hecho, en LG destacan la validez del sistema especialmente en condiciones de poca luminosidad, y lo cierto es que la zona de demostración gozaba de una iluminación sobresaliente que no favorecía esas pruebas.
Aún así, la calidad de las tomas, tenga o no impacto real el sistema de enfoque, es a priori muy destacada. Como veníamos comentando, hacer zoom en pantalla para apreciar detalles de esas fotografías es una verdadera gozada gracias a la resolución de pantalla –aquí sí, señores de LG, aquí sí-.
El software de la cámara contaba con dos novedades reseñables. La primera, un sistema que permite enfocar y disparar con un único toque en pantalla: elegimos el sujeto de la toma, tocamos la pantalla donde se encuentra, y ese autoenfoque láser hace el resto: la captura es rápida y el resultado en esa toma de contacto parecía notable.
La otra sorpresa estuvo relacionada con esa palabra tan de moda desde hace unos meses: el inevitable selfie. En LG han ideado un mecanismo que permite que podamos sacarnos fotos a nosotros mismos haciendo el gesto de levantar la mano abierta (como ocurre para activar Kinect en las Xbox 360 y One, por ejemplo) y luego cerrarla. En ese momento comienza una cuenta atrás de tres segundos que nos da margen para colocarnos como queramos, y evita que nos preocupemos por esas habituales posturas incómodas de muñeca que solemos tener que utilizar para sacar el selfie con la pulsación en el botón táctil o botón físico de otros terminales. El sistema funciona realmente bien, y aunque a muchos pueda parecerles cansina esa insistencia en publicitar este tipo de tomas, la tendencia es real y se agradece que todos los que quieran aprovecharla tanto ahora como cuando los selfies no estén tan de moda, puedan hacerlo de forma más cómoda.
La grabación de vídeo vuelve a ser destacable por la posibilidad de grabar vídeo en resolución UHD/4K, y en LG han desarrollado mejoras software que afectan a la calidad del audio grabado: durante esas grabaciones se evalúa el nivel de ruido, y el vídeo resultante elimina teóricamente la distorsión, haciendo que el sonido sea más claro y preciso. No pudimos verificar los resultados en esa breve toma de contacto, pero será algo que tener en cuenta en nuestro análisis del dispositivo.
Software: la simplicidad por bandera
La interacción con la interfaz de usuario del nuevo terminal franquicia dejó clara también la renovada apuesta por el diseño plano que han asumido los responsables de este apartado en el LG G3.
La iconografía utilizada en Android 4.4.2 es visualmente atractiva en casi todos los apartados y desde luego hace honor a ese eslogan con el que LG ha presentado el producto. Ese “Simple is the new Smart” funciona, pero en mi opinión quizá está llevado un poco al límite en el área de notificaciones, en el que los iconos que activan y desactivan servicios y funcionalidades (WiFi, Datos, modo avión, etc) tienen un diseño de alto contraste que para ciertos gustos –y me incluyo- es demasiado simplista.
No es un problema grave, desde luego, y lo cierto es que la experiencia de uso del LG G3 es tan fluida como podría esperarse. Esa apuesta por la simplicidad también se traduce en ideas ingeniosas, como las que afectan al nuevo teclado inteligente del terminal.
LG nos propone varias características que hacen que la escritura en este dispositivo sea cada vez más precisa y rápida, y destaca en primer lugar esa selección de texto predictivo que hace que se coloquen a los lados las dos principales propuestas a la palabra que el sistema cree que estamos escribiendo. Podremos seleccionar una una u otra desplazando el pulgar (o cualquier otro dedo) izquierdo o derecho hacia arriba, evitando tener que hacer clic sobre esa palabra como se hacía tradicionalmente. Aunque el mecanismo parece algo extraño al principio, intuimos que su utilidad real puede ser interesante.
Otra mejora destacable afecta a la forma de corregir caracteres que introducimos de forma errónea al ir escribiendo. Para quitar un carácter específico o añadirlo en medio de cierta parte del texto solemos tener de nuevo que tocar con el dedo en el punto exacto en el que queremos actuar, pero las dimensiones de pantalla (y el tamaño de nuestros dedos) no suele ayudar. Con el nuevo sistema podremos seleccionar una palabra y luego, deslizando el dedo a izquierda y derecha sobre la barra espaciadora de ese teclado virtual nos iremos moviendo a lo largo de los distintos caracteres de la palabra. De nuevo nos parece que la utilidad práctica de esa mejora es clara, y no sería extraño que otros teclados (y fabricantes) adapten la idea a sus propias propuestas de teclados nativos.
Además de ello en LG aseguraron durante la presentación que hay otro factor que contribuye a la disminución de errores en la escritura. El software del teclado detecta dónde aplicamos presión al escribir, y eso permite detectar mejor las pulsaciones y diferenciar pulsaciones reales de aquellas que realizamos de forma accidental.
El teclado virtual no tiene un tamaño fijo, y podremos ampliarlo desplanzando el borde vertical para que ocupe más espacio y las teclas ganen también más altura, algo que puede contribuir a mejorar aún más el proceso de escritura. Lamentablemente, todas estas mejoras solo acompañarán al LG G3: los dispositivos anteriores del fabricante no contarán con actualizaciones al respecto, como nos han confirmado en LG.
No pudimos evaluar el comportamiento de la característica de Smart Notice destacada en la presentación, sobre todo porque su propio funcionamiento está condicionado por el usuario. A medida que éste va aprovechando el LG G3, el sistema aprende de esa experiencia y toma decisiones que teóricamente mejoran la experiencia de usuario. Por ejemplo, si llevamos meses sin abrir una herramienta o juego, el sistema asume que simplemente la probamos por probar y nos pregunta si queremos desinstalarla. En otro caso práctico, esta mejora nos recordaría que acabamos de hacer una llamada que se ha rechazado al cabo de pocos minutos, por si queremos volver a intentarlo. Esas alertas se suman incluso a las que por ejemplo se basan en la meteorología: si la previsión apunta a lluvias, Smart Notice nos recomienda por ejemplo el uso de paraguas si vamos a salir de casa o la oficina.
Los mecanismos de seguridad integrados en el nuevo software del LG G3 también son destacables, sobre todo en el caso de Knock Code. Seguimos contando eso sí, con el popular KnockON que permite poner la pantalla en reposo o activar el dispositivo si no estaba bloqueado con dos toques rápidos sobre la pantalla. Knock Code va más allá y permite configurar una serie de toques en la pantalla que queda dividida para esa faceta en cuatro cuadrantes virtuales. La combinación de esos toques hará que el dispositivo despierte, pero que también se desbloquee.
La idea es de nuevo práctica y mejora por ejemplo el sistema de bloqueo por patrón o por PIN que un usuario “cotilla” puede tratar de averiguar mirando sin que nos demos cuenta. Con Knock Code el patrón es más difícil de comprender para esos posibles curiosos, y además podremos aplicarlo no solo dividiendo la pantalla en cuatro grandes cuadrantes, sino haciendo esa misma secuencia en una pequeña zona de pantalla que reconoce la intención y la divide también en esos cuadrantes virtuales de forma proporcionada.
Se suma a esa mejora la inclusión del célebre kill switch que ahora varios protagonistas de la industria están tratando de ofrecer de forma nativa. Este mecanismo permite borrar información del teléfono en caso de robo o extravío, pero además incluye el análisis de antivirus. No pudimos comprobar la capacidad de la opción, pero es una ayuda más que ayudará a evitar males mayores si efectivamente nos roban el móvil o lo perdemos.
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