Hace unos días Foursquare anunció cambios importantes en su aplicación móvil. En lugar de ofrecer su solución tradicional, el servicio se divide ahora en dos herramientas distintas. La primera, Foursquare, hace buena parte de lo que hacía el Foursquare de siempre en nuestro móvil, pero eliminará la parte con la que hacíamos check-in, centrándose en la exploración y el descubrimiento de nuevos sitios de interés.
¿Cómo harán los usuarios esos check-ins, entonces? El secreto está en que no necesitarán hacerlo. La segunda aplicación móvil, Swarm, precisamente se encargará de realizar esos registros en nuevos sitios en los que nos encontremos. La acción del check-in ya no será activa: bienvenidos a la localización pasiva, en la que el móvil sabe dónde estás, y actúa en consecuencia.
Los smartphones, cada vez más smart
El ejemplo de Foursquare lo detallaban sus creadores recientemente tras separar en dos su aplicación original. La idea, aprovechar los 6.000 millones de registros o check-ins que han recolectado durante todo este tiempo para hacer que esos datos ofrezcan recomendaciones en tiempo real en base a nuestra localización.
En Swarm podremos seguir haciendo check-ins si así lo deseamos, desde luego, pero la aplicación hace uso de Pilgrim, un motor que es capaz de localizarnos en base a nuestra señal GPS, la triangulación de antenas de telefonía móvil, o la calidad de la señal que recibimos de ella, así como de las redes WiFi que están cercanas. Todos esos datos hacen que Foursquare "sepa" donde estamos, y genere recomendaciones de forma automática, sin necesidad de que nosotros hagamos nada.
Por supuesto, esa característica puede generar cierta preocupación, y por ello Foursquare ha separado ambas facetas. La aplicación pura, Foursquare, mantiene esa parte de red social que se encarga del descubrimiento y las recomendaciones, pero de forma activa. Si un usuario quiere además disponer de recomendaciones pasivas, puede instalar Swarm para habilitar esa parte de localización pasiva que, además, es capaz de avisarnos de que un amigo o conocido está cerca (aunque no diga exactamente dónde, precisamente para evitar problemas de privacidad).
Esta prestación de Pilgrim es según Dennis Crowley, co-fundador de Foursquare, lo suficientemente inteligente para deducir ciertos datos a partir de tu actividad y de toda la información que hay en sus bases de datos. Si por ejemplo se detecta que un usuario (como siempre, se asegura que los datos son anónimos y están asociados a IDs de dispositivo) visita a menudo un restaurante japonés, al llegar a una nueva zona tras salir del metro y acercarse la hora de comer o cenar, podría saltar una notificación con la recomendación sobre algún restaurante japonés cercano.
La localización ambiental y su valor
La decisión de Foursquare sigue la estela de otras soluciones que aparecieron hace tiempo y que forman parte de lo que se ha dado en llamar la localización ambiental (traducción libre de ambient location). Esta moda explotó en el evento South By SouthWest (SXSW) que se celebró en marzo de 2012, y lo hizo de la mano de varias aplicaciones móviles que explotaban ese concepto.
Highlight fue una de las primeras en destacar en ese apartado específico: la herramienta ofrece información del usuario que la utiliza en su smartphone a otros usuarios que se encuentran cerca de su ubicación y que tienen ciertos intereses o conocidos comunes. El resultado es un flujo de información con esos datos de potenciales encuentros, al que además se sumaba la posibilidad de destacar (highlight, de ahí el nombre) a una persona que se encuentra cerca de nosotros porque la consideramos especialmente interesante. Otras soluciones como Sonar o Banjo aprovechaban también la información de ubicación y otros datos (como nuestras actualizaciones en redes sociales) para tratar de ofrecernos esas "recomendaciones" de gente basadas en la proximidad. Glancee era otra de esas opciones, aunque fue comprada por Facebook en mayo de 2012 para sumarse a los esfuerzos del gigante por sumarse a la tendencia. Kismet, otra de las que sonaban en aquella época, también ha sido comprada, hace una semana, por Yahoo!.
A partir de ahí, muchas otras han tratado de ofrecer esa posibilidad tan de anuncio. Ya sabéis, lo de de conectarnos a gente y aprovechar perder oportunidades para conocer a esas personas. Reencontrarse con un viejo conocido que asiste a un evento ya no será tan casual, desde luego, pero estas herramientas precisamente están orientadas a que sepamos que hay gente que conocemos (o queremos conocer) alrededor, y que podamos aprovechar la oportunidad para entablar conversación con esas personas.
Las grandes quieren sumarse a la localización pasiva
Varios gigantes de la industria tecnológica han mostrado también su interés en este campo. Facebook, que como señalábamos compró hace dos años Glancee, anunció el pasado mes de abril la llegada de Nearby Friends ("amigos que están cerca"), una característica que permitía aplicar ese principio a la dantesca red social creada por Mark Zuckerberg.
Más curiosa es la historia de Google Latitude, que precisamente permitía que los usuarios de Google compartiesen su ubicación con su red de contactos, mostrando esa localización en Google Maps. El origen de ese servicio fue Dodgeball, un servicio que fue fundado por Alex Rainert y, atención, Dennis Crowley. Dodgeball fue comprada por Google en 2005, y en abril de 2007 ambos fundadores salían de Mountain View, con un Crowley calificando la experiencia de "increíblemente frustrante". Tanto, que aquel joven acabaría fundando Foursquare no mucho después.
La opción no debió tener la acogida esperada, porque Google Latitude acabó siendo abandonado en agosto de 2013, a pesar de que otras empresas dedicaban sus esfuerzos precisamente a algo que Google acababa de cerrar sin razonamientos o argumentos oficiales para hacerlo. Pero no sería el fin total de la opción, que por ejemplo está disponible en Google+ a través de los clientes de esta plataforma social para Android e iOS.
De momento esas opciones no parecen tan claras en Yahoo!, que a pesar de haber invertido en este mercado con la reciente adquisición de Kismet no ha acabado de definir su estrategia. La empresa ya hizo sus pinitos al respecto con Fire Eagle, un servicio que permitía que compartiésemos nuestra localización, pero no con otros usuarios, sino con servicios autorizados como Dropplr o Movable Type. Aquella idea acabó abandonándose en febrero de 2013, y desde entonces no ha habido mucho más movimiento al respecto.
Muchas dudas sobre el futuro de las recomendaciones por proximidad
Lo cierto es que ninguna de estas aplicaciones parece haber calado hondo entre el gran público. Las empresas que no han sido compradas por alguna de las grandes no parecen haber logrado demasiado éxito, y varios intentos -como Google Latitude- incluso han abandonado ese intento de aplicar la idea.
De hecho, las dudas son muchas cuando se trata de utilizar esa información compartida para "forzar" encuentros con amigos y conocidos. La idea no está mal si ambas partes realmente quieren reunirse, pero eso ya lo habrán acordado mediante cualquier método adicional (llamadas, mensajes, etc). La mayoría del tiempo es probable que esa persona que está cerca de nosotros no tenga tiempo suficiente para poder charlar un rato, y puede que a algunos esa compartición de ubicación parezca casi una invasión de la privacidad.
Estas herramientas tratan de evitar esas confrontaciones con sistemas como el de establecer radios de proximidad (no avisar si no hay gente conocida en un radio de 500 m., por ejemplo) o aportar pequeñas herramientas de chat para avisar a esa persona de que estamos cerca de ella y de que quizás le apetezca aprovechar para tomar algo. Y aún así, la idea de nuevo parece forzar demasiado encuentros que antes eran casuales y que de repente se convierten en algo muy distinto.
Otro cantar es el de las recomendaciones por proximidad que Foursquare y otros servicios quieren proporcionar con esa localización pasiva. La idea en este caso parece mucho más práctica e interesante, y de hecho Google Now ofrece varias posibilidades en este sentido. Por ejemplo, recordatorios en base a la ubicación (llamar a tu madre cuando llegues a casa), sugerir eventos, restaurantes u hoteles.
Aquí tenemos otro buen ejemplo con IFTTT, ese mágico servicio que asocia causa y efecto y que permite activar acciones a partir de ciertos requisitos previos. Y entre esos requisitos está la localización: el cliente de IFTTT para iOS ya dispone por ejemplo de un canal de recetas basadas en la localización. Las cosas pueden ir más allá con LIFTTT, que está disponible para Android e iOS y que precisamente dispara eventos según nuestra localización.
Y vuelve el debate sobre la privacidad
Como era de esperar, todas esas opciones requieren que el usuario comparta su ubicación en todo momento. La sensibilidad en este tema es cada vez mayor, y cada vez más gente está planteándose si compartir esa información realmente compensa y si una vez más el equilibrio entre ventajas e inconvenientes está a favor del usuario.
Lo cierto es que es difícil dar respuesta a ese debate, pero lo interesante es que las opciones están ahí para usarlas. El que quiera podrá hacerlo, y el que no simplemente podrá no instalar estos clientes o desactivar las opciones de ubicación de su dispositivo móvil.
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