Microsoft, ante el mayor reto de su historia tras completarse la adquisición de Nokia

Comienza una nueva era en Microsoft. Una en la que la empresa que nació con el desarrollo software por bandera ha evolucionado hacia ese nuevo mantra en el que su pilar básico son los dispositivos y los servicios.

Esa transformación ha dado un paso fundamental hoy tras completarse definitivamente el proceso de adquisición de la división de dispositivos y servicios de Nokia. El fabricante de smartphones desaparece como tal, y Microsoft se convierte definitivamente en un gigante no solo en el terreno del software, sino en el del hardware.

Así quedan la cosas

El acuerdo, anunciado a principios de septiembre de 2013, ha tardado más de la cuenta en completarse debido sobre todo a los procesos regulatorios de los distintos países. De hecho, en el anuncio final de Microsoft aclararon que finalmente dos factorías de Nokia en Corea del Sur y en India seguirán siendo operadas por Nokia, pero con un contrato para que Microsoft pueda aprovechar esos recursos.

La división de dispositivos y servicios de Nokia desaparece como tal, y pasa a los de Redmond con el nombre de Microsoft Mobile, que será una subsidiaria independiente durante un tiempo: los empleados de Nokia no se mudarán a los cuarteles generales de Microsoft de momento, y es probable que esa subsidiaria opere durante un tiempo hasta que Microsoft logre integrar todos los procesos y recursos de lo que fue Nokia en su ya vasta estructura.

Por su parte, Nokia seguirá existiendo en realidad, y basará su negocio en su infraestructura de comunicaciones (Nokia Solutions Network), su plataforma cartográfica y de localización, HERE, y su división de Tecnologías Avanzadas, que está dedicada a la investigación y desarrollo y a la licencia de tecnologías implementadas bajo ese paraguas.

Microsoft pagará a Nokia por licenciar HERE durante cuatro años, después de los cuales será interesante saber qué ocurre con ese servicio tan crucial en los smartphones y que curiosamente Microsoft no adquirió como parte del acuerdo.

Por otro lado están las marcas registradas: tanto la marca Asha como la marca Lumia pasan a ser propiedad de Microsoft, mientras que Nokia seguirá siendo marca registrada de la empresa finlandesa, que eso sí, podrá seguir fabricando teléfonos básicos (los llamados feature phones) gracias a un acuerdo de licencia que tiene una duración de 10 años. Eso sí: no podrá usar su marca, "Nokia" en ninguno de esos dispositivos hasta el 31 de diciembre de 2015.

A por la movilidad

Por supuesto, Microsoft no es precisamente nueva en el terreno del hardware. La familia de consolas Xbox y su división de periféricos han demostrado la capacidad de la firma en el pasado, que se confirmó de forma definitiva con la puesta en escena de Microsoft Surface, su propuesta en el terreno de los tablets híbridos.

Pero todas esas apuestas se quedan pequeñas ante el reto que se sitúa en el horizonte: el de tratar que los smartphones fabricados por esta nueva Microsoft y basados en la plataforma Windows Phone conquisten el mundo.

En 2013 Nokia vendió 251 millones de terminales, de los cuales aproximadamente 30 millones fueron Lumias. El resto se repartía entre los modelos de las gama Asha y del resto de gamas básicas de una firma que ahora probablemente cambie de estrategia ante el nuevo tutelaje de los de Redmond. Entre las grandes dudas está, por supuesto, el futuro de los Nokia X, la familia que aprovechaba un fork de Android con servicios de Microsoft en lugar de los de Google.

Aunque podría parecer que esos dispositivos parecen condenados a desaparecer, las pistas más recientes apuntan a lo contrario. Satya Nadella, el recién estrenado CEO de Microsoft, hablaba de una nueva filosofía en la que la nube y la movilidad son fundamentales. El hecho de que Microsoft pueda atraer a usuarios a esa plataforma alternativa basada en Android es un punto de interés que podría dar más longevidad a los Nokia X -se llamen como se llamen en el futuro- de la que podríamos valorar a priori.

Windows Phone ante un futuro lleno de dudas

Pero la gran incógnita es sin duda Windows Phone, la plataforma móvil con la que Microsoft ha logrado gradualmente ponerse a la altura de los hasta ahora inalcanzables Google y Apple. El crecimiento de dicha plataforma es realmente notable en los últimos meses, y varios países (Forbes contó hasta 21 el pasado mes de enero) ya cuentan con mayor cuota de terminales basados en Windows Phone que en iOS.

El hecho de que Microsoft se convierta ahora en fabricante además de desarrollador del sistema operativo plantea problemas para sus partners tradicionales. La firma de Redmond quiere convencer a otros fabricantes de que apuesten por este sistema operativo, y la destacable medida de ofrecer Windows Phone de forma gratuita (junto con otras versiones para pantallas por debajo de las 8 pulgadas), sin pago de licencias, es un paso crítico en esa dirección.

Las mejoras que la plataforma ha recibido con Windows Phone 8.1 son también punto de interés para esos potenciales partners, que pueden ver a Windows Phone como una alternativa ya perfectamente comparable en prestaciones a sus rivales.

Esa estrategia es compleja: Microsoft debe tratar de ponerle las cosas fáciles a fabricantes que quieran aprovechar su sistema operativo, pero también debe esforzarse para crear unos smartphones propios que logren darle beneficios y que sigan impulsando esa plataforma. Otras grandes han tenido problemas en el pasado, y Google, que vendió (al fin, dijimos muchos) Motorola a Lenovo, es un buen ejemplo de los compromisos que conlleva convertirse en una "empresa total" dedicada a crear productos software y hardware demasiado entrelazados para que otros vean posible competir con uno de esos ingredientes.

La convergencia en el horizonte

En ese futuro tan lleno de incógnitas hay otro aspecto a tener en cuenta: el de ese camino hacia la convergencia que poco a poco va definiéndose en Microsoft. Tres sistemas operativos son demasiados, confirmó Julie Larson-Green hace unos meses con aquel famoso "One Microsoft".

De momento parece lejano el momento en el que una sola plataforma sea universal a todos los productos y formatos de Microsoft. Windows, Windows RT y Windows Phone nacieron con destinos diferentes, y unificar esos caminos es un trabajo muy complejo.

Pero es un trabajo en el que se están realizando avances muy importantes. Lo demostró la reciente conferencia BUILD en la que Microsoft anunció las aplicaciones universales, que recordaban al eslógan de Java del "write once, run anywhere".

Ese teórico futuro ya está perfilándose, y es en mi opinión una de las claves de una Microsoft que en los últimos meses (e incluso años) parece haber despertado de un largo letargo. El nombramiento de Nadella y el comienzo de la reestructuración de verano del año pasado se suman a esa apuesta por la movilidad y el hardware en una nueva que promete ser de lo más interesante. Aquí estaremos para contárosla.

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