Estos días hablábamos de esa barrera que no hace mucho parecía infranqueable: la de los móviles de los 2.000 euros. Resulta que (sorpresa, sorpresa) no lo era, y Huawei ha demostrado que los móviles plegables son la excusa perfecta para tirar abajo ese tipo de hitos.
El Huawei Mate X se convirtió el año pasado en el móvil más caro desde 1996, pero ahora ese (dudoso) honor se lo lleva su sucesor, el recién estrenado Huawei Mate Xs que costará la friolera de 2.499 euros, 200 euros más que su predecesor.
La exclusividad tiene un precio
Como ya comentábamos en esa reciente reflexión, la evolución de los precios de los smartphones ha sido espectacular en los últimos tiempos, sobre todo en lo que se refiere a la gama alta.
Los fabricantes, con Apple tirando de todos ellos, se las han ingeniado para vendernos móviles cada vez más exclusivos. Cuando no lo eran por el diseño, lo eran por las cámaras. Ahora a esos argumentos se les suman otros dos: la conectividad 5G y las pantallas flexibles y plegables.
Precisamente el Huawei Mate Xs es un compendio de todo ello, y el fabricante no ha tenido pudor alguno en desvelar el precio de venta al público de un terminal que costará 2.499 euros. Lo curioso, como indicaba el CEO de Huawei, es que de momento están perdiendo dinero con cada Mate X que han distribuido:
Huawei es la primera que lleva los precios hasta estos límites: ni siquiera Apple había llegado hasta tales "alturas" con sus iPhone, pero todo apunta a que el soporte de redes 5G en sus futuros iPhone podría desde luego hacer que los precios de alguna de las variantes de esos móviles jugueteen con la barrera de los 2.000 euros.
Coches de súper lujo, moviles de súper lujo
Aún así, parece difícil que los móviles "convencionales" (no plegables, queremos decir) puedan alcanzar a corto plazo esa barrera. Solo en sus versiones más exageradas, con grandes cantidades de RAM y de capacidad, sería factible verlo, y aún así parecen casos anecdóticos.
Hay por supuesto eddiciones limitadas que tratan de convencernos de que esos son precios apropiados para dichos móviles: el Huawei Mate 30 Pro Porsche Edition con 12 GB de RAM y 512 GB de capacidad se lanzó a un precio asombroso de 2.099 euros, cuando una versión equivalente sin esa capa de diseño (bueno, con 8 GB de RAM y 256 GB de capacidad) costaba casi la mitad, 1.099 euros.
Hay más casos como el del OPPO Find X Edition Automobili Lamborghini que con sus 8 GB de RAM, sus 512 GB de capacidad y esos detalles de diseño de la exclusiva marca de superdeportivos hicieron que el precio se disparase hasta los 1.699 euros.
Tenemos un caso mucho más cercano en el reciente Samsung Galaxy S20 Ultra, que en su versión más ambiciosa, con 16 GB de RAM y 512 GB de capacidad tiene un precio de 1.549 euros. Y eso sin coches de por medio, ojo.
Todos ellos tienen desde luego especificaciones llamativas, pero incluso por encima de esas especificaciones, como ocurre con ciertas marcas, esa etiqueta de precio va asociada a otros elementos mucho más subjetivos: el prestigio de una marca o su aspecto diferencial hacen que muchos paguen cantidades asombrosas de dinero por un producto que no es tan distinto del móvil de 300 euros que muchos llevamos en el bolsillo.
Pero aquí se podría aplicar la misma realidad que la de los coches, un segmento en el que los paralelismos con el de la movilidad son desde hace tiempo interesantes.
Un coche de 10.000 euros te puede llevar del punto A al punto B de una forma muy parecida a como lo hace coche de 100.000 euros. En ambos acabarás llegando al punto B (supuestamente) sin incidencias, pero claro, aunque sea lo mismo, no lo es. Ni mucho menos.
Pues con los móviles, igual. O esa es la idea que intentan transmitirnos quienes nos intentan vender ahora móviles con 5G y pantallas plegables por 2.500 euros. ¿Necesitamos 5G o pantallas plegables en nuestra vida? Probablemente no, pero eso da igual: en este caso no se trata de que las necesitemos o no las necesitemos.
La ecuación, como la de llevar un Volkswagen Golf (con todos los respetos) o un Bugatti Veyron, es distinta. Sobre todo, porque hay alguna que otra incógnita más.
Al final, insistimos, las opciones son buenas, y si esos coches y esos móviles se venden a esos precios es porque como decía alguno de nuestros lectores acertadamente, hay gente que los quiere y los compra. No hay mucho más.
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