Apple la ha vuelto a liar parda. Era algo que se rumoreaba, pero la firma lo confirmó finalmente: los iPhone 12 no incluirán en la caja ni cargador ni auriculares y te tocará pagar si no tienes ninguno por casa. En realidad esa medida se anunció en esa presentación, pero se extiende a todos los iPhone de Apple a la venta, que a partir de ahora dejarán de incluir ambos elementos.
Ese dato fue uno de los más llamativos de la keynote en la que Apple anunció —algo más tarde que de costumbre por la pandemia— los iPhone 12, los iPhone 12 mini y los iPhone 12 Pro y 12 Pro Max, y plantea un claro debate entre los argumentos a favor y en contra de una decisión polémica y que, atención, podría ponerse de moda a partir de ahora.
La excusa de Apple, el medioambiente
En Apple llevan años incluyendo en sus presentaciones de producto un pequeño apartado para hablar de sus esfuerzos para reducir las emisiones de carbono. Ese fue precisamente el momento en el que una de las responsables de este ámbito explicó la decisión.
"Hay más de 700 millones de Earpods con conector Lightning", comenzaba a decir. Muchos usuarios de hecho han dado el salto a los auriculares inalámbricos, destacaba. Más llamativo era el dato de los cargadores: hay ya "más de 2.000 millones de cargadores" en el mundo, y eso "sin contar los adaptadores de terceros".
Apple dejaba claro con ese discurso que la gente ya suele tener auriculares y un cargador para su dispositivo móvil, así que han decidido "eliminar estos elementos de la caja del iPhone, algo que reduce las emisiones de carbono y la minería de materiales que se utilizan en estos productos".
Hay una consecuencia clara al no incluir ni cargador ni auriculares en la caja de los iPhone: esa caja se vuelve más pequeña y ligera, permitiendo según Apple que se almacenen hasta un 70% más de cajas en un mismo palé, lo que a su vez reduce las emisiones de carbono en las emisiones globales en su plataforma logística y de distribución.
Para los responsables de la firma de Cupertino, los cambios en los iPhone 12 permiten ahorrar "2 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono cada año, lo que equivale a sacar de la carretera a 450.000 coches cada año". Ese discurso en favor del medioambiente no se quedaba ahí, y esta responsable acababa invitando al resto de la industria a hacer lo mismo: "esperamos que otros sigan este camino".
Todo parece cuadrar si queremos un planeta más sostenible
Ese discurso de Apple tiene ciertamente sentido. No es la primera vez que oímos algo así, de hecho. Fairphone, el fabricante de esos móviles tan especiales por su modularidad y su respeto al medioambiente, dejó claro hace tiempo que tampoco incluía esos elementos en la caja "para contribuir a la reducción de desechos electrónicos".
Es cierto que muchos usuarios tienen uno o varios cargadores móviles en casa que va acumulando al cambiar de móvil, y también lo es que suele contar con auriculares sobre todo ahora que ha eclosionado el mercado de los auriculares inalámbricos. Reducir la cantidad de desechos electrónicos a nivel global es uno de los retos a los que nos enfrentamos en los últimos años, pero estamos fracasando: la cifra no para de crecer desde hace tiempo.
Este tipo de medidas desde luego contribuyen a minimizar el problema, y las implicaciones no solo están como indicaba Apple en no tener más cacharros que no usamos y acaban en un cajón o un contenedor, sino en los efectos colaterales que eso plantea: las cajas más pequeñas permiten mover más cajas en el mismo volumen de un lado a otro del planeta, así que necesitas menos barcos, aviones o camiones para realizar el mismo envío de mercancía. Todo cuadra, al menos desde el punto de vista logístico y medioambiental. O quizás no.
En primer lugar, por la propia filosofía de control absoluto de Apple que ha hecho que tengamos cada vez productos menos reparables. ¿No sería mejor, señores de Apple, dar acceso a más opciones para reparar sus productos, que tener que acudir (casi) solo a sus servicios o descartar esa opción y "tirarlos" para comprar otros nuevos? La condena de la obsolescencia programada no se ve aliviada por esas políticas, desde luego. Eso no cuadra, pero aún hay más. Mucho más.
Un movimiento típico de Apple y (muy) fácil de criticar
La medida tiene buenos argumentos detrás, pero hay otra forma de verlo. Para muchos esto no es más que una seña más de esa Apple de toda la vida que quita cosas para luego venderlas como accesorio. Crea un problema y luego te vende la solución por 20 o 30 dólares.
Lo hizo cuando se deshizo del puerto de auriculares —pero oye, puedes comprar nuestros AirPods— y también con su soporte de carga rápida —pero ojo, necesitarás un cargador opcional más caro (y que te hará tener dos, Apple, ¿qué pasa con el medioambiente ahí?)-.
Ahora vuelve a repetir polémica al no incluir un cargador ni unos auriculares que para muchos son indispensables para disfrutar su teléfono a tope. El cargador es especialmente necesario, o lo parece: no puedes usar el móvil si no puedes cargarlo, y asumir que ya tienes cargador es, aunque probablemente correcto, arriesgado.
De hecho Apple ha tomado una decisión curiosa con los iPhone 12: en la caja está el móvil, la documentación en papel —que yo apostaría a que nadie mira y cuya inclusión no ayuda al medioambiente tampoco, por cierto— y un cable de USB-C a Lightning para poder cargar el móvil... ¿desde un portátil con puerto USB-C?
Ahí hay otro detalle criticable. ¿Por qué este cable cuando la inmensa mayoría de cargadores actuales hacen uso del conector USB-A tradicional? Es cierto que existen cargadores de terceros de ese tipo, pero Apple comenzó a usarlos solo hace un año: no es lo normal, así que ¿por qué vendernos que todo el mundo tiene un cargador cuando lo que no tiene la mayoría es un cargador compatible con ese cable?
No pasa nada, claro: estamos ante una empresa que tiene solución para estos temas, aunque sea a golpe de talonario. El adaptador de corriente USB-C de 20 W cuesta 25 euros, pero si lo que necesitas es un cable USB-A a Lightning no te preocupes, que también lo hay: solo cuesta 25 euros en su versión de 1 metro (35 euros para el de 2 m).
Son este tipo de cosas las que hacen que sea muy fácil criticar a Apple, que quizás debería mencionar que con este movimiento también ahorra costes. Aquí habría que señalar que los precios no han cambiado respecto a los iPhone 11 y ahora tenemos móviles con soporte 5G, lo que se ha convertido en la excusa perfecta para que los fabricantes de móviles Android suban precios.
En cierta forma podría verse como un "una por otra": no suben el precio a pesar de que tenemos modelos 5G, pero nos quitan cargador y auriculares.
El ahorro al no incluir ese cargador y los célebres EarPods no obstante no parece especialmente significativo según IHS Markit, que estimaba que por ejemplo en el iPhone X Apple invertía 12 dólares en el cargador de 5V y 1 A, el cable de USB-A a Lightning, los EarPods, el adaptador de auriculares y la documentación en papel.
Dejando la documentación y el cable podría situar ese ahorro en unos 10 dólares. No parece mucho, pero esa cantidad empieza a ser importante cuando sumamos millones de unidades vendidas, y no solo eso: millones de unidades trasladadas de un sitio a otro.
Quitarse costes de encima es una máxima de las empresas a la hora de generar más beneficios, y Apple obtendrá un retorno económico —y no solo medioambiental como parece querer plantear— de esta medida, no solo por el ahorro directo, sino por los ingresos extra que esta medida genera (necesito un cargador, necesito un cable, necesito unos auriculares). Las cuentas (seguramnete) le salgan a Apple.
El futuro pinta a un iPhone totalmente inalámbrico
Para algunos analistas esta (polémica) decisión de Apple no es más que un primer paso para un futuro en el que los iPhone no tengan conector alguno y sean totalmente inalámbricos.
Eso podría ocurrir con el iPhone 12s —o iPhone 13, veremos cómo los nombra Apple— del año que viene, que quizás no en todas sus versiones pero sí en alguna podría llegar en un formato sin conector Lightning.
La introducción de la tecnología MagSafe (o de su versión para móviles, más bien) es desde luego un argumento que apoya esa teoría, y haría que Apple simplificase la construcción de sus móviles, se ahorrase el último puerto indispensable que existía hasta ahora (el de carga/datos) y lo apostase todo a la carga inalámbrica.
Eso, claro, planteará nuevas dudas y nuevas polémicas, porque por muy bonita que parezca sobre el papel, esa carga inalámbrica necesita un adaptador o cargador inalámbrico que está conectado por cable a un enchufe de corriente. El problema no desaparece: simplemente cambia de sitio.
De hecho la promesa de la carga inalámbrica, por conveniente que sea, tiene también sombras. Entre ellas, la de la eficiencia. Puede que con MagSafe Apple minimice el problema —habrá que ver estudios que lo analicen– pero lo que sabemos hoy en día es que la carga inalámbrica necesita casi un 50% más de energía que cargar el móvil con cable.
Veremos cómo defiende eso Apple cuando nos quiera hablar de su compromiso con el medioambiente, pero si finalmente vemos esos iPhone totalmente inalámbricos, está claro que no todo serán ventajas, ni mucho menos.
La pregunta ahora, claro, es qué harán otros fabricantes. ¿Ocurrirá lo que ocurrió con la desaparición del puerto de auriculares? ¿Acabarán todos los fabricantes de móviles Android esgrimiendo los mismos argumentos y dejando de incluir el cargador en la caja? Apuesten ustedes, queridos lectores.
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