La venganza se sirve en plato frío, dicen, y eso es lo que acaba de ocurrir con China Mobile, la operadora controlada por el gobierno chino, que ha reducido al mínimo la participación de la sueca Ericsson en la puesta en marcha de infraestructuras 5G en el país.
La medida no es extraña si tenemos en cuenta que Suecia ya tomó la decisión de vetar a Huawei y a ZTE de sus redes 5G. La guerra comercial que Estados Unidos (y sus socios europeos) sostienen con Huawei en este sentido ha hecho que China tome cartas en el asunto.
Ojo por ojo y todos acabaremos ciegos y sin 5G
Estados Unidos y Europa llevan dando caña años a Huawei y a otras empresas chinas, y aunque ya hemos visto el efecto en las ventas de móviles de este fabricante, el veto se ha extendido a las infraestructuras de telecomunicaciones y a las redes 5G.
Aquí el argumento de Estados Unidos es el de siempre: si China mete su infraestructura 5G a través de Huawei, podrá espiar nuestras comunicaciones. La ironía también persiste: mientras que nunca se ha demostrado que Huawei haya espiado, lo que ha quedado claro como el agua es que Estados Unidos no paraba de espiarnos a todos (incluidos sus socios europeos).
A pesar de eso, muchos de esos socios europeos han decidido no usar la tecnología de Huawei para sus redes 5G a pesar de que la empresa es una de las pioneras en este ámbito junto a Ericsson, Nokia o ZTE.
De hecho los términos del contrato dejaron claro cómo la polarización en el ámbito de las telecomunicaciones cada vez es más evidente y separa Oriente de Occidente.
Como indicaban en The Wall Street Journal, en China Mobile invertirán 6.000 millones de dólares en infraestructura, y un 60,5% de esa inversión irá a Huawei (que en el contrato anterior se llevó un 57,7% de la inversión). El 31,2% irá ZTE y el 2,8% a otra empresa china llamada Datang Telecom Group.
Platos fríos para Ericsson y Nokia
Nokia fue la que logró llevarse el mayor pellizco de esa inversión, pero en realidad es un pellizco casi insignificante: un 2,8%. La que se llevó el varapalo fue Ericcson, que en el anterior contrato había logrado un 11% de la inversión y que ahora ve su participación reducida la 1,9%.
Lo cierto es que la situación deja casi totalmente fuera de China a las empresas europeas, algo relevante si tenemos en cuenta que el despliegue 5G en el gigante asiático será extraordinario.
En julio el ministro de industria y tecnologías de la información comentó que China ya había construido 916.000 centros de conectividad 5G, lo que supone el 70% de los construidos en todo el mundo.
China espera 560 millones de suscriptores a redes 5G en 2023, un pastel enormemente jugoso que se repartirán sobre todo empresas como Huawei o ZTE. Mientras tanto Nokia y sobre todo Ericsson tienen ante sí un plato de lo más frío. Uno con la venganza servida.
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