Samsung nos quiere convencer de que los plegables tienen sentido. De momento no lo está consiguiendo

La presentación ayer de los nuevos Samsung Galaxy Z Flip4 y Z Fold4 fue toda una declaración de intenciones de este fabricante. Están decididos a demostrar que los plegables resuelven un problema. El caso es que no queda claro cuál.

Esa es la gran deuda pendiente de un formato que desde luego tiene atractivo pero que no acaba de cuajar. Es mala señal que tras tantos años el mercado siga sin adoptar la idea, y quizás Samsung debería repasar un poco la historia reciente de nuestros smartphones: hay ejemplos como las tres "revoluciones" que hemos querido recordar y que sí resolvían un problema, y precisamente por eso triunfaron.

Móviles plegables y gotas en el océano

En febrero de 2019 Samsung lanzaba a bombo y platillo el Galaxy Fold, su primer dispositivo plegable. No debería haberlo hecho, porque poco después se produjo el escándalo de su pantalla defectuosa.

Samsung tuvo que echar marcha atrás y corregir el problema, lo que provocó retrasos en el lanzamiento final del dispositivo revisado, que se produjo meses después. Nuestro ambicioso análisis basado en cinco experiencias diferentes nos confirmó que esta revolución de Samsung tenía algunas luces, pero también muchas sombras.

Otros fabricantes quisieron seguir la estela y también produjeron dispositivos plegables en estos últimos tres años, pero la recepción por parte de los usuarios ha sido discreta.

Las ventas de plegables son una gota en el océano: Samsung vendió 10 millones de unidades en 2021, una cifra respetable que sin embargo contrasta con el hecho de que en ese año se vendieron 1.433 millones de móviles en todo el mundo según Gartner.

Cualquiera podría argumentar que en realidad esto está empezando y que es pronto para sacar conclusiones, pero en móviles tres años son un mundo y a estas alturas otras "revoluciones" ya habían cuajado y habían conquistado tanto a la industria como a los usuarios.

Lo hicieron porque resolvían un problema. Aunque fuera uno que no sabíamos que teníamos.

La diferencia: las revoluciones prácticas

Y es que como decimos anteriores movimientos en el mundo de los smartphones demostraron ser mucho más prácticos en su esencia: estos cambios acabaron demostrando ser útiles y resolver un problema concreto, algo que los plegables no han hecho de momento. Veámoslas:

  1. Móviles grandes. Fue la propia Samsung la que inició la que es probablemente la revolución más importante de nuestros smartphones desde que el formato apareció. El lanzamiento del Galaxy Note nos mostró un futuro en el que las pantallas podían ir más allá de las 3,5 o 4 pulgadas a las que estábamos acostumbrados (Apple tardaría en aceptarlo, pero cuando lo hizo el salto en ventas fue espectacular). Ahora nuestros móviles tienen pantallas de 6,5 pulgadas de media, y lo hacen porque la gente disfruta más y mejor en ellas de videojuegos y contenidos de vídeo, texto e imagen, pero también ha permitido incluir baterías más grandes. Todo es mejor con móviles grandes, aunque algunos echemos de menos móviles más compactos.
  2. Más cámaras, es la guerra. Los móviles ya no son móviles, son cámaras que nos dejan llamar y conectarnos a internet. La evolución de este apartado ha sido vertiginosa, y de aquella filosofía de "un solo sensor basta" pasamos a móviles con dos o más sensores. Hoy la tendencia es a incluir tres (principal, gran angular, tele —o macro—), y eso (unido a la magia de la fotografía computacional) ha dado más libertad y posibilidades que nunca a esa función fotográfica que es hoy por hoy uno de los grandes argumentos para gastar más en un móvil.
  3. Fuera marcos. Durante años el botón de inicio y los botones capacitivos nos acompañaron, pero aquí vimos evoluciones graduales. Primero a los botones en pantalla de Android y algunos experimentos con pantallas (casi) sin marcos y gestos, y luego al iPhone X que acabaron contagiando al mercado tanto por esa filosofía como por el el polémico notch (que acabó desapareciendo en Android). Era el adiós al botón de inicio y el hola a los gestos, una filosofía que acabó conquistándonos a todos y que de nuevo ha contribuido a ofrecer una mejor experiencia de usuario con más información en el mismo espacio.

Cualquiera de esas tres "revoluciones", insistimos, acabaron conquistando a toda la industria y a los usuarios. Todas ellas resolvían un problema y hacían que nuestros móviles fueran realmente más prácticos. Todas ellas demostraron hacerlo además relativamente rápido, y la percepción una vez comenzamos a ver esas mejoras era la de que, en efecto, tenían sentido.

Con los plegables el problema es precisamente es ese. Los móviles no resuelven ningún problema especial ni son realmente más prácticos (en algún sentido lo son, sí, pero lo hacen introduciendo sacrificios en peso y tamaño/grosor), y llevamos tres años tratando de convencernos de que esta es la próxima gran revolución de los móviles.

La cuestión es que a estas alturas quizás debería haberlo sido ya.

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