El anuncio de iOS 18 y las novedades que permitirán mucha más personalización, como el tinte de color de los iconos o su tamaño y disposición en pantalla, ha desatado Un Nuevo Drama Online™ entre quienes celebran las nuevas posibilidades estéticas del iPhone y quienes lamentan un movimiento que rompe la identidad visual de Apple.
Por qué es importante. Aunque suene a debate frívolo, y quizás lo sea, la polémica va más allá de una simple cuestión cosmética. Revela la tensión subyacente entre dos visiones contrapuestas de lo que representa Apple.
- Por un lado, la de una marca de culto con una estética minimalista, refinada, coherente y reconocible.
- Por otro lado, la de una empresa masiva y global que desea satisfacer los anhelos de un público cada vez más amplio y diverso.
Las claves de la discordia. Desde sus orígenes, la interfaz de iOS se ha caracterizado por una apariencia uniforme y un diseño de iconos que, con ligeras evoluciones, ha mantenido un aspecto constante a lo largo de los años.
Esto ha alimentado una fuerte identificación de los usuarios más fieles y puristas con la "imagen de marca" de Apple, que percibían como un elemento diferencial frente a la heterogeneidad estética de Android.
- Sin embargo, durante la última década ha habido una creciente demanda de mayor personalización hacia Apple.
- Varias actualizaciones de iOS han incluido novedades en esta dirección: atajos que permiten cambiar iconos de apps, widgets, la pantalla de bloqueo, etc.
- iOS 18 da un paso más allá con el cambio masivo de tintes de color y tamaño de iconos de sistema.
Posturas enfrentadas. Los puristas ven la personalización como una traición al ADN de Apple, una empresa que suele priorizar el control y sus propias guías sobre la experiencia del usuario. Temen que el auge de interfaces ultrapersonalizadas erosionen la identidad visual y la armonía de iOS. La perciben como un elemento de distinción cultural.
Los aperturistas celebran poder dejar su iPhone como les dé la gana, con cada vez menos barreras por parte de Apple. Y no es que entiendan que el usuario mantendrá un buen diseño, sino que no ven problemático que haya iPhone con aspecto heterogéneo y personalizado.
En perspectiva. El viraje de Apple hacia la personalización parece un viaje solo de ida, por mucho que contraríe a sus seguidores más puristas. Y el motivo de fondo: la necesidad de la empresa de seguir creciendo.
Hace quince o veinte años, Apple era una empresa mucho más homogénea, y también lo eran sus clientes, que hasta se podían identificar entre ellos como quienes compartían una cierta cultura.
La Apple de los 3 billones de dólares ha llegado hasta aquí por trascender a los nichos y seguirá dando pasos para mantener el crecimiento, como buena empresa cotizada con unos inversores detrás exigiéndoles más y más.
Imagen destacada | Xataka, Mockuuups Studio
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