El mundo de la tecnología es un ciclo, un ciclo que se repite, normalmente, con una cadencia anual. Salvo que haya sorpresas o un cambio radical de estrategia, todos los años tenemos una nueva versión de Android, una nueva versión de iOS y una nueva hornada de dispositivos que montan dichos sistemas operativos. Todos los años es igual y todos los años vemos cómo se repite el mismo patrón: los sistemas operativos mejoran, pero tardan más en penetrar.
Tiene “sentido” que sea así, por supuesto. La rueda debe seguir girando y los sistemas operativos tienen que seguir ofreciendo novedades a los usuarios, sean más o menos interesantes. No obstante, surge un debate que merece la pena abordar: ¿y si en lugar de sacar versiones nuevas de Android o iOS cada año apostamos por pulirlas y hacer que lleguen a más usuarios?
Con Android 12 dando sus primeros pasos, Android 13 ya está en el horno
Esta pregunta surge porque el pasado 19 de octubre se lanzó Android 12 y porque ahora, en pleno febrero de 2022, hemos asistido al lanzamiento de la primera developer preview de Android 13 y sabemos que está en el horno Android 12L. Android 12 apenas ha comenzado a dar sus primeros pasos, apenas hay móviles que hayan sido lanzados con Android 12 y, sin embargo, ya estamos empezando a hablar de su sucesor.
No ha pasado ni medio año desde el lanzamiento oficial de Android 12 y ya estamos con la nueva versión. No hay datos disponibles porque Google lleva tiempo sin actualizar la distribución de Android, pero los últimos, correspondientes a noviembre de 2021, con Android 12 ya en el mercado, señalan que Android 11, lanzado 14 meses antes, solo estaba presente en el 24,3% de dispositivos Android.
Es decir, que solo uno de cada cinco móviles Android tenía Android 11 por aquellos entonces. Android 10 estaba el 26,5% de móviles, Android 9 Pie (el último con apellido dulce, por cierto) en el 18,2% y ojo, que un 9,7% de smartphones tenían Android 8.1 Oreo. Android 12, que llevaba ya un mes en el mercado, todavía no hacía acto de presencia en los datos de Android Studio.
¿Esto qué quiere decir? Que a pesar de que solo uno de cada cinco smartphones tenían Android 11 (lanzados con Android 11 y actualizados a dicha versión), los fabricantes ya tenían que ponerse manos a la obra para actualizar a Android 12. Ahora, con la versión para desarrolladores de Android 13 operativa, comienza la carrera para actualizar cuando sea posible a Android 13. Es una carrera de fondo y no parece tener fin.
A esta cadencia de actualizaciones debemos sumarle la cantidad de smartphones (y tablets) que se lanzan al cabo del año. El parque de dispositivos no deja de crecer y eso implica actualizar no solo los móviles nuevos, sino también los lanzados hasta la fecha. A la larga, es una tarea titánica. Por eso la mayoría de móviles Android se han actualizado solo por dos años y por eso marcas como OnePlus, Vivo, OPPO y Xiaomi han sacado pecho y dicho que van a ofrecer tres años de actualizaciones. Samsung, por su parte, ha aumentado la cifra a cuatro años, pero solo para los modelos de gama alta de este año y del pasado.
Esto no es solo algo de Android, ni mucho menos. Con iOS sucede exactamente lo mismo. Si bien es cierto que la cantidad de móviles que lanza Apple es mucho más baja, el lanzar una nueva versión de iOS cada año está haciendo que cada vez llegue a menos smartphones. iOS 15 está instalado en el 72% de los iPhone, mientras que el 26% sigue en iOS 14. Son buenas cifras de adopción, sobre todo comparadas con la de Android, pero ya se empieza a apreciar cierto arrastre con respecto a versiones anteriores.
La tasa de adopción actual de e iOS 15 es menor que la de iOS 14 en el mismo periodo de tiempo, que en diciembre de 2020 se encontraba en el 81% de móviles compatibles. Esta tasa fue mayor que la de iOS 13, que en el mismo periodo de tiempo había sido instalada en el 77% de terminales. La diferencia, evidentemente, es que cada año hay tres o cuatro iPhone nuevos, mientras que móviles Android hay centenas.
¿Y si reducimos la cadencia?
El asunto es que tener versiones tan cercanas las unas de las otras hace que las novedades sean más escasas y lleguen a menos smartphones. Por ejemplo, Android 12 ha sido un salto bastante importante en términos de diseño, pero las diferencias en funciones relevantes con respecto a las versiones anteriores tampoco lo han sido tanto. Lo mismo con iOS, que lo más reciente e interesante que ha incorporado han sido los widgets y el cajón de aplicaciones, hablando en plata y por resumir.
¿Y si se cambiara el enfoque? ¿Y si en lugar de lanzar versiones completas de tan poco en tan poco se diera más margen para que estas nuevas versiones llegasen a todos los móviles? Por ejemplo, que Android 12 fuese la versión de Android por dos o tres años y que, en lugar de lanzar Android 13, se apostase por pulir los bugs, mejorar las funciones principales, añadir los parches de seguridad pertinentes y dar margen a los fabricantes para llevar Android 12 a más usuarios.
Actualizar es importante, no cabe duda. Es importantísimo tener el móvil cuanto más actualizado, mejor. ¿Por qué no priorizar eso? Este sistema permitiría mejorar la estabilidad del sistema operativo para más usuarios, aumentar la penetración de los sistemas operativos en general y preparar a más usuarios para, en un tiempo, dar el salto a una versión más nueva una vez se haya podido disfrutar de una versión anterior pulida.
En los tiempos en los que los sistemas operativos móviles eran más inestables, esta cadencia de lanzamientos grandes anuales tenía sentido. Sin embargo, tanto Android como iOS han llegado a un punto de madurez en el que quizá sea más interesante priorizar su adopción a las novedades menores en términos de funciones.
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