Los amigos de Sammy Palazzolo le piden constantemente que les enseñe su teléfono. Esta estudiante de 18 años lo hace orgullosa: es un móvil de concha modesto, un Cinclular Flex basado en KaiOS 2.5.4, con pantalla de 2,8 pulgadas y cámara de 2 MP. Y como ella, miles de usuarios están abandonando sus smartphones para volver a dispositivos mucho más espartanos. ¿Por qué?
Esclavos del smartphone. Como indicaban en The Wall Street Journal, para Palazzolo y sus seguidores —ahora es evangelizadora de esta tendencia en su cuenta de TikTok— somos esclavos del teléfono, "como robots que no paran de hacer scroll, incluso cuando estamos en una fiesta". Ahora se lleva su teléfono "tonto" a esos encuentros y deja en casa su iPhone.
La Gen Z recupera viejos formatos. Esta generación —nacidos entre finales de los 90 hasta 2010— aprovecha que estos móviles cuentan con muchas limitaciones en materia de aplicaciones. Evitan por tanto distracciones y eso permite que no estén "pegados al móvil" como podría ocurrir con smartphones convencionales. La tendencia ya se hizo patente hace meses, cuando Camila Cabello publicó un mensaje en Twitter indicando que "soy del equipo de la revolución del flip phone".
Viva la nostalgia. Nokia, que dominó con mano de hierro la era pre-iPhone, ha sabido aprovechar esa tendencia. Lleva años manteniendo la fabricación de móviles sencillos ('feature phones') y de hecho eso la ha llevado a jugar con la nostalgia y reintroducir éxitos del pasado para adaptarlos a los nuevos tiempos.
Móviles de antes que parecen (un poco) de ahora. Aunque se conservan cosas como el formato concha, los teclados físicos o las pequeñas pantallas, estos modelos cuentan con algunas opciones importantes como la conectividad 4G y, enalgunos casos, cámaras algo más decentes. El sistema operativo KaiOS permite acceder a un navegador y a aplicaciones como WhatsApp, pero por ejemplo no a Instagram o TikTok.
Usando un poco de todo. El uso de estos dispositivos no suele ser exclusivo para sus usuarios, que los utilizan según la ocasión. En WSJ comentaban cómo Osamah Qatanani, de 23 años, lleva tanto el iPhone como un móvil de concha básico y los usa más o menos la misma proporción de tiempo. Cuando lleva el móvil modesto, afirma "no llega otra cosa excepto la gente que es importante para ti".
Gran noticia para Nokia. La firma envió a Palazzolo un Nokia 2780 Flip basado en KaiOS 3.1, con pantalla de 2,7 pulgadas y una cámara de 5 MP para que lo probara, además de otros 44 más para dárselos a sus amigos y seguidores en sus redes sociales. Ha sido uno de los movimientos que refuerzan una estrategia que está dando resultado.
Ventas notables. Según el WSJ, Nokia vende decenas de miles de sus móviles de concha cada mes en Estados Unidos. Las cifras las daba Lars Silberbauer, responsable de marketing en HMD Global, el fabricante finlandés de los terminales de Nokia. Las ventas, afirma, están creciendo en diversas regiones, y destaca que esta "no es una tendencia pequeña".
Cualquiera puede permitírselos. Estos móviles sencillos —usados también frecuentemente por nuestros mayores— tienen la ventaja además de ser especialmente económicos. Es habitual encontrarlos por apenas 60-80 euros, cuando un smartphone de gama alta suele rondar en la actualidad entre los 800 y los 1.000 euros. Y luego está su otra ventaja: la autonomía de la batería es alucinante.
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