Probablemente recordéis las diapositivas de Apple que se filtraron en abril de este año. Una de ellas, titulada "Los consumidores quieren lo que no tenemos" mostraba una aparente preocupación de la empresa de Cupertino por no poder ofrecer terminales con un precio inferior a los 300 dólares. Aquella diapositiva también dejaba claro que Apple no estaba dando respuesta a otra de las tendencias claras del mercado: los terminales de más de 4 pulgadas y con precio superior a los 300 dólares.
Así pues, Apple se enfrentaba a dos carencias: terminales de mayor tamaño pero más caros, y terminales de bajo coste. Todo apunta a que en septiembre tendremos respuesta a una de esas carencias, ya que los hipotéticos iPhone 6 e iPhone 6L precisamente atacarán a ese mercado. ¿Qué pasa con los iPhones de bajo coste? Pues que Apple insiste en no entrar en ese segmento. Y quizás tenga razón.
La pasta está en la gama alta
Un estudio reciente de Statista revelaba las claves del mercado actual de la telefonía y cómo los precios de los smartphones varían según la plataforma. El estudio se basaba en el reciente informe de IDC para el segundo trimestre del año, y los datos mostraban precisamente la forma en la que actualmente están ganando dinero cada plataforma.
En esa gráfica se puede comprobar fácilmente qué gamas de mercado cubre cada uno de los protagonistas del mundo de los smartphones. En el caso de Android y de Windows Phone -similares en su forma de atacar el mercado-, alrededor de 6 de cada 10 smartphones están por debajo de los 200 dólares. La gama media, correspondiente a dispositivos de entre 200 y 400 dólares, conquista más o menos a otros 2 de cada 10 usuarios. Y los dos restantes de cada 10 apuestan por un dispositivo Android o Windows Phone (menos, en este caso) de gama alta.
Esa distribución de precios es bastante coherente con la realidad de ambas plataformas, que presumen -y cada vez más- de ser alternativas fluidas perfectamente capaces de funcionar bien incluso en hardware más modesto. Eso las ha hecho perfectas para una nueva división de dispositivos de bajo coste que no tienen nada que ver con lo que hace tiempo se podía conseguir por apenas 100 euros, y las prepara para el ataque frontal para el ataque de los mercados emergentes.
Al otro lado del ring tenemos, por supuesto, a Apple, cuya distribución de precios es asombrosa. Casi el 85% de sus smartphones pertenecen a la gama alta, y solo un 15,4% pueden calificarse de estar destinados a la gama media. Una gama media un poco especial, desde luego: el iPhone más barato que se puede encontrar en Estados Unidos es el iPhone 4S, que cuesta 450 dólares sin contrato. Como indican en Statista, ese 15% al que se hace referencia en IDC corresponde por tanto a unidades vendidas fuera de los Estados Unidos, probablemente en China, donde el iPhone 4 de 2010 sigue vendiéndose a buenos ritmos.
Hay un dato igualmente relevante: el número de unidades de gama alta que venden distribuyen los fabricantes Android, y el que distribuye Apple. Según los datos de IDC, en el segundo trimestre de 2014 se distribuyeron 49,47 millones de dispositivos de gama alta (por encima de 400 dólares) basados en Android, mientras que de los 35,2 millones de unidades que vendió Apple, 29,8 millones pertenecían a esa categoría. Puede que Android cope el mercado de dispositivos, pero en lo que se refiere a la gama alta, la diferencia, aunque clara, no parece tan relevante. De hecho, si algo queda claro es que Google quiere cuota de mercado, y Apple quiere beneficios.
¿Está el mercado de gama alta saturado?
En este discurso sobre la fantástica marcha de Apple en gamas altas es natural hacer referencia a cómo los mercados desarrollados ya andan algo saturados en materia de smartphones de gama alta. El ritmo de adquisición de terminales de gama alta parece haber desacelerado, pero ¿es realmente así?
No lo parece a juzgar por el interés de los fabricantes por lanzar nuevos dispositivos de gama alta en los que el hardware sigue intentando validar la apuesta de los usuarios. Hoy en día dispositivos "modestos" -cuyos componentes superan con mucho a los que ostentaban los gamas alta de hace dos años- nos permiten disfrutar de una experiencia móvil fantástica, y aún así a buena parte de esos mercados saturados siguen atrayéndoles terminales con pantallas más grandes y mejores, mejores cámaras y procesadores más potentes que en esencia no parecen aportar diferencias dramáticas a la experiencia de usuario.
Pero esos terminales siguen vendiéndose, y lo siguen haciendo en mercados aparentemente saturados. Apple y sus iPhone parecen ser un buen ejemplo de ello: el ritmo de ventas de estos terminales sigue creciendo de forma sostenida, y eso que sus terminales son el perfecto ejemplo de una orientación a mercados teóricamente saturados. Puede que Apple fuerce a ello con técnicas discutibles -hay quien argumenta que Apple ralentiza los iPhones antiguos al sacar nuevos modelos-, pero sea cierto o no, los iPhones de Apple siguen vendiéndose como rosquillas.
¿Y los mercados emergentes?
Los datos le dan la razón a Apple. La empresa puede haber sido criticada últimamente por falta de innovación -veremos qué nos preparan en el prometedor evento que parece ser se producirá el 9 de septiembre-, pero su modelo de negocio es indiscutiblemente eficaz. Hasta sus números en bolsa lo confirman -las acciones vuelven a acercarse a máximos históricos-, y el lanzamiento de los nuevos iPhone de gran tamaño parece volver a garantizar otra época de bonanza.
Varios de los editores de Weblogs nos preguntábamos hace unos meses por la situación de una Apple que parecía hallarse en una encrucijada con el iPhone. El poco apego de Apple a los prometedores mercados emergentes nos parecía a todos un error, pero ninguno de los participantes en ese debate apostaba entonces por un iPhone de bajo coste.
Tampoco lo haríamos ahora probablemente, y eso que parece claro que si Apple ofreciese un smartphone de gama media "real" (lo de la gama baja parece inviable) conseguiría venderlo probablemente de forma masiva. Pero estamos hablando de Apple. Y la empresa ha demostrado que sabe muy bien lo que hace.
Imagen | StartupStockPhotos
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