Cambian los automóviles. Cambia la industria y sus procesos de producción. El sector de la automoción está inmerso en un escenario que cambios profundos, marcado por su transición entre la combustión y los modelos menos contaminantes, la apuesta creciente por la automatización e incluso una transformación en el modelo de negocio, que cada vez presta más atención a los servicios. Una de las piezas clave y más complejas en ese escenario es el desarrollo de software.
Y Volkswagen deja un buen ejemplo.
A lo largo de los últimos días medios como Automative News Europe o Manager Magazin han apuntado que el nuevo CEO del Grupo Volkswagen, Oliver Blume, estaría valorando dar una vuelta a los planes trazados para el ambicioso proyecto Trinity, con un sedán eléctrico dotado de un avanzado sistema de conducción autónoma. En su día el grupo apuntó que la producción en serie arrancaría en 2026. Los planes pasarían ahora por posponer el proyecto para finales de la década.
Blume también estaría revisando el proyecto de construir una nueva planta de 2.000 millones de euros cerca de la factoría de Wolfsburg para la fabricación de coches eléctricos, una infraestructura cuyas obras deberían arrancar ya en 2023. La hoja de ruta inicial pasaría por que la compañía pudiese usar además la nueva plataforma, SSP (Scalable System Plaform), para los Trinity.
La influencia del software
Una de las claves en el replanteamiento que afecta a los tiempos de proyecto Trinity serían los retrasos en el nuevo software, que no estaría listo a tiempo. Solo unos meses después del cambio de CEO, el grupo germano también habría explicado a su personal que está "aprovechando la oportunidad para analizar todos los proyectos e inversiones para analizar su viabilidad".
Reuters sostiene que fuentes internas de la compañía aseguran que el Trinity se ensamblará en la plataforma SSP, pero cuestionan que sea necesario hacerlo en una nueva factoría. Manager Magazin apunta en cualquier caso que SSP probablemente ya no se lanzará con la planta de Trinity.
De concretarse, los retrasos complican los esfuerzos del grupo alemán por optimizar los tiempos de producción y competir con Tesla. La compañía de Elon Musk tardaría considerablemente menos tiempo en producir su SUV Model Y que Volswagen en ensamblar el ID.3 eléctrico. Diess defendía la nueva fábrica como parte del esfuerzo por reducir tiempos de producción e igualar a Tesla en las nuevas instalaciones que la compañía estadounidense acaba de poner en marcha en Berlín.
Los problemas en el desarrollo de software ya habrían sido una de las claves en la salida de la compañía hace solo unos meses del ex CEO, Herbert Diess, a quien se le había encomendado dar una vuelta a los problemas de Cariad, la subdivisión del grupo centrada en el desarrollo de software, para sacar adelante sus proyectos. En ese contexto se enmarcan los planes de dar salida a la nueva plataforma SSP para los futuros lanzamientos de la marca, con una autonomía avanzada.
En marzo de 2021, aún con Diess al frente de la compañía, Volwswagen presentó un ambicioso plan, el Proyecto Trinity, que prevé la adopción de la plataforma SSP para lograr coches eléctricos de elevada autonomía. Para hacerlo la empresa realidad se marcó una todavía más ambiciosa hoja de ruta que pasa por el desarrollo de la plataforma, software e incluso nueva planta.
El software sería uno de los grandes retos sobre la mesa. Problemas con el software fueron, de hecho, los que han llevado a una de las filiales del grupo, Porsche, a retrasar a 2024 la entrega de la variante eléctrica del Macan, un SUV que aspiraba a rivalizar en el segmento de la alta gama.
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