Las ciudades tienen un nuevo enemigo y están empezando a multar por ello: la música en los coches

Las ciudades tienen un nuevo enemigo y están empezando a multar por ello: la música en los coches
41 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Las ciudades se rebelan contra el ruido de los coches. De la música o de sus tubos de escape. Cada vez más ciudades emprenden sus propias cruzadas contra una de las contaminaciones más incómodas que podemos soportar a diario: la acústica. Florida ha sido la última en sacar sus medidas adelante, pero no es la única.

115 dólares. Quienes generen un exceso de ruido en las calles del estado de Florida se enfrentarán a sanciones de 115 dólares (110 euros). Y los coches están en el punto de mira. "No tratamos de perseguir al que escucha música en el coche y quiere pasar un buen rato, pero hay un límite de ruido que puedes generar con tu coche", ha recalcado Mike Crabb, responsable policial de Orange County en declaraciones a NBC.

El estado de Florida ha sacado adelante una ley que garantiza que quienes generen un ruido lo suficientemente molesto con su vehículo podrán ser multados con más de 100 euros. ¿La vara de medir? Que el sonido sea audible a 25 pies de distancia. Es decir, los agentes policiales podrán sancionar económicamente a aquellos automovilistas cuya música se escuche a más de 7,5 metros de distancia. O, lo que es lo mismo, con apenas un coche de margen entre sancionado y sancionador.

Mi palabra. Contra la tuya. Porque según lo que recoge la NBC, el sonido no se medirá con una escala de decibelios ni con un aparato receptor adecuado para esta tarea. Simplemente, se apunta a que el sonido sea audible, lo que puede generar una continua fuente de conflictos entre agentes y ciudadanos. Como era de esperar, el propio medio estadounidense recoge voces contrarias a la medida, las cuales apuntan a que la administración, en el fondo, lo que quiere es recaudar más dinero.

Cada vez más ciudades. El estado de Florida se suma así a otras ciudades estadounidenses y europeas. En febrero se viralizó un caso ocurrido en Nueva York. Entonces, el conductor de un BMW M3 fue sancionado con 835 dólares (770 dólares) porque su tubo de escape emitía más ruido del permitido. En aquel caso, la muestra sí había sido recogida con un aparato especializado para la recogida de sonido ambiente.

En Ginebra trabajan desde 2019 con radares de ruido, con el objetivo de vigilar qué conductores exceden los máximos permitidos. Es una forma sencilla, además, de saber quién ha manipulado el escape ilegalmente para aumentar los decibelios que su coche emite. París también se ha puesto manos a la obra y, en nuestro país, ya se han venido realizando pruebas en ciudades como Madrid o Barcelona. Eso sí, de momento la DGT asegura que no se plantea la instalación de este tipo de controladores.

Aparatos que lo vigilan todo. Para medir el sonido que tenemos a nuestro alrededor, los denominados "radares de ruido" son aparatos con varios micrófonos que detectan fuentes sonoras en un radio de 360º. Con ellos, puede determinar cuál es la fuente de sonido, seguirla en su trayectoria y hasta realizar una fotografía en caso de ser necesario. En su base de datos queda cifrado el volumen registrado.

El problema es dónde y cómo instalar estos aparatos. A mayor cercanía de la fuente emisora, mayor será el ruido generado. De hecho, la Directiva 2002/49/CE del Parlamento Europeo y del Consejo recoge que estos aparatos que determinan la evaluación del ruido tienen que estar situados en un poste a cuatro metros del suelo. Evidentemente, definir dónde se sitúan estos controladores de ruido es clave si se quieren aportar todos los datos necesarios.

Vivir con ruido. En España, el 76% de las personas afirman que la contaminación acústica a la que se ven sometidos afecta a su actividad diaria y el 30% cree que ésta es "muy frecuente y molesta". Y el tráfico es el principal responsable de este ruido excesivo para las personas.

De hecho, un estudio realizado en 38 escuelas de Barcelona ha demostrado que un aumento en el ruido exterior de 5 dB provoca una disminución en la atención de los niños en un 4,8% y ralentiza la memoria de trabajo en un 11,4%. Son cifras que avalan las normativas municipales, las cuales ya señalan multas por exceso de ruido y castigan especialmente aquellos infractores que se sitúan junto a colegios u hospitales. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, cada año, 16.600 personas mueren en Europa de forma prematura y a causa del ruido.

55 dB. Europa ya trabaja en reducir los niveles de ruido a 55 dB para mejorar la salud de los ciudadanos. El objetivo de la OMS es alcanzar los 40 dB. En España, las mediciones del estudio anterior recogieron niveles medios de 63,5 dB. Esto es especialmente grave pues el crecimiento del volumen respecto al aumento en decibelios es exponencial. Un sonido de 75 decibelios es casi 100 veces más dañino que un sonido a 56 decibelios.

Y también necesitamos el ruido para vivir. Curiosamente, la Unión Europea ha tenido que establecer un límite mínimo y máximo en el ruido que tienen que emitir los automóviles. Así, los coches eléctricos tienen que generar, al menos, 56 dB de sonido, mientras que el máximo que un automóvil puede emitir en estos momentos es de 75 dB. El objetivo es poner el mayor número de trabas posibles a los atropellos urbanos y evitar que los vehículos de combustión no desmadren sus emisiones sonoras.

Hay que tener en cuenta que, igual que los aumentos de decibelios generan un ruido exponencialmente alto, también éste cae en picado conforme avanza en la atmósfera. Un sonido detectado a 200 metros será un cuarto del registrado a 100 metros, aunque la fórmula para su cálculo es compleja y en este dato interviene la intensidad, la frecuencia y la longitud de onda, entre otros parámetros.

Casos prácticos. Durante una visita a una de las fábricas francesas en la que Renault trabaja el sonido de sus vehículos eléctricos, los ingenieros nos explicaron que éste es necesario siempre para contextualizar qué está sucediendo a nuestro alrededor. Por ejemplo, apoya la idea de que estamos ganando velocidad cuando aceleramos. Sin un sonido específicamente diseñado para ello, es probable que sintamos que el coche no vaya tan deprisa como sucede en realidad.

Foto: Kathy

Comentarios cerrados
Inicio