Aunque el coche como objeto sentimental y aspiracional ha ido perdiendo valor con los años, ganando peso la eficiencia, los consumos frugales y la idea de mero objeto utilizado para el transporte, aún quedan algunos reductos para los amantes de los deportivos más salvajes. Incluso con los coches eléctricos.
Hace unos meses analizábamos cómo el desinterés de los más jóvenes y el acomodamiento de los mayores ha propiciado que cada día sean menos las personas que tienen verdaderos conocimientos de mecánica (por puro hobby) o que estarían dispuestas a arreglar averías o llevar el mantenimiento más sencillo por sí mismas.
Desde el Race nos explicaban que el aumento del peso de la electrónica y la mayor complejidad de los sistemas ha ido alejando a los aficionados. "Antes cambiabas tú la bombilla o la reparábamos nosotros. Desde la llegada de los faros de Xenón eso se acabó y, ahora, con los faros LED hay que cambiar todo el conjunto", nos ponía como ejemplo Arturo Miguel, responsable del área de Reparación e Innovación Mecánica del RACE.
Y los datos así lo confirman. El club de conductores registraba que la batería y los neumáticos ya son las mayores intervenciones que el RACE realiza, algo que antes cambiábamos nosotros mismos. Javier L. Tejedor, de Autoescuela Lara, lo explicaba así: "La gente solo quiere conducir, aprobar el examen, no valoran la formación en mecánica porque es más sencillo llamar al seguro y que se encarguen ellos".
Sacar el máximo rendimiento
Pese a ello, todavía hay algunos aficionados enfermizos que van retocando sus vehículos, cambian piezas y tocan distintas teclas para conseguir el mejor rendimiento posible de su coche. Hace años que el tuning parecía haber desaparecido de nuestras vidas. Pero no es que haya desaparecido, es que ahora es menos estridente que hace veinte años.
Aunque son menos habituales los alerones desmedidos y los colores chillones en las carrocerías, hay un nutrido grupo de aficionados que siguen buscando las cosquillas a sus deportivos. Una de las intervenciones más habituales es la actuación directa sobre la ECU mediante reprogramaciones para modificar el cerebro encargado de gestionar la cantidad de combustible que se introduce en los cilindros, los tiempos y la presión de la inyección o la presión del turbo.
En este grupo de aficionados, los muscle cars siempre han sido objeto de impresionantes modificaciones para convertir a estos potentes deportivos americanos en las mayores bestias en aceleración. Un trabajo en el que siempre ha sido clave la reprogramación de la ECU para cambiar valores que afectan directamente al trabajo del motor de combustión.
Para poder sacar todo el jugo a los motores de combustión, un buen número de talleres están especializados en todos los detalles a tener en cuenta, ofreciendo las denominadas stage, pequeños escalones que aumentan la potencia de nuestro vehículo y que pueden ir ligadas directamente a modificaciones mecánicas más allá de las reprogramaciones, como cambios en la admisión o salida de los escapes, por poner solo dos ejemplos. En España, eso sí, es obligatorio presentar informes y pasar de nuevo la ITV con estos cambios.
Dodge contra el tuning
La sorpresa ha llegado con las declaraciones de Tim Kuniskis, CEO de Dodge, a Carscoop. A raíz de la presentación del Dodge Charger, un muscle cars que es habitual en el mercado de las modificaciones, ha señalado que sólo será posible aumentar la potencia del vehículo si se acude a sus talleres.
"No queremos decir que bloquearemos el vehículo y no lo puedas modificar. Sólo decimos que estará bloqueado y que seremos nosotros los que podamos modificarlos, para garantizar que todo se hace bien", señalaba Kuniski. Es decir, que Dodge tomará las medidas necesarias para que la potencia de sus vehículos no pueda desbloquearse por terceros.
De hecho, con la presentación de los nuevos Dodge Charger eléctricos, la firma ya ha mostrado la potencia a alcanzar con las diferentes stages que tendrán disponibles en sus concesionarios. Por ejemplo, en los Dodge Charger más modestos se podrá pasar de los 340 kW (462 CV) a 370 kW (503 CV) en su Stage 1 y a 400 kW (543 CV) en su Stage 2.
La estrategia se repite en todas las gamas presentadas y anuncian que no habrá modificaciones mecánicas en caso de que el cliente opte por estas vías para aumentar la potencia. Es decir, simplemente el coche que se venderá será siempre el mismo pero estará capado en potencia de forma exclusivamente electrónica.
El movimiento no es casual. La marca rescató hace menos de un año Direct Connection, el preparador propio de la firma estadounidense para ofrecer las modificaciones oficiales pertinentes a sus clientes.
Además, Kuniskis también reconocía a Carscoop que esperan que sus talleres reduzcan el volumen de trabajo, pues los coches eléctricos son más fiables y requieren de menos mantenimiento. Obligar a los vehículos a pasar por sus propios centros repercutirá en mantener este volumen de trabajo y, además, se podrá comprobar a través del Vehicle Identification Number (Número de Identificación del Vehículo o VIN) si el coche ha sido modificado por los empleados de Dodge, con el objetivo de ofrecer un valor añadido al producto.
Imagen: Dodge
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