Volkswagen lleva un año aplicando un plan de ajuste de costes que no está siendo suficiente para compensar las pérdidas en ventas de la empresa
Por primera vez en sus 87 años de historia, la compañía plantea cerrar algunas de sus plantas en Alemania
El sector automovilístico europeo no pasa por su mejor momento asediada por las marcas chinas y un creciente fiasco en las ventas de sus coches eléctricos.
Volkswagen, a pesar de ser una potencia mundial del segmento, se enfrenta a una situación económica complicada con una Alemania al borde de la recesión y a crecientes tensiones con su comité de empresa. En una decisión sin precedentes en sus 87 años de historia, la marca está planteándose cerrar plantas en su país de origen e iniciar despidos forzosos para reducir costes.
Unos recortes que se han quedado muy cortos. El gigante alemán lleva desde 2023 aplicando un severo plan de reducción de gastos con un impacto estimado de 10.000 millones de euros hasta 2026. El plan incluyó una disminución del 20% en los costos administrativos, así como el recorte de muchos privilegios para sus empleados de alto rango.
Sin embargo, los malos resultados económicos de Alemania han lastrado la efectividad de este plan, llevando a la empresa a considerar medidas más drásticas, incluyendo el cierre de algunas plantas en el país. Esto implicaría poner fin al acuerdo firmado con los sindicatos en 2021 que garantizaba la seguridad laboral hasta 2029.
El desencadenante: la caída en ventas de Volkswagen. La empresa ha estado luchando con una lenta transición hacia los vehículos eléctricos y la disminución de la demanda de los consumidores en Europa. Pero el desembarco de las marcas chinas de automoción ha dado la puntilla al balance de ventas de Volkswagen, que se ha visto obligada a reforzar su plan de austeridad.
"Las cifras de la marca Volkswagen muestran muy claramente que, incluso teniendo en cuenta los artículos especiales, nuestros esfuerzos hasta ahora para reducir costos no son suficientes. Los elevados costes fijos y los efectos puntuales están afectando significativamente a la rentabilidad”, aseguraba la marca en un comunicado.
Un otoño de negociación sindical. Volkswagen ha intentado reducir el impacto de la debacle en ventas recortando gastos e intentando por todos los medios no tocar a su plantilla ni su infraestructura de producción con una postura "socialmente responsable" hacia su plantilla. Sin embargo, el posible cierre de fábricas marca una desviación de su estrategia anterior y podría enfrentarse a un otoño caliente con una fuerte oposición sindical.
La estrategia de la compañía ha contemplado ofrecer paquetes de jubilación anticipada a trabajadores mayores, congelar la nueva contratación reduciendo la plantilla de forma orgánica y limitar los ascensos a los niveles salariales más altos. Según informaba el medio alemán Wolfsburger Allgemeine Zeitung, la empresa ofreció bonos de hasta 50.000 euros adicionales como incentivo para acogerse a los planes de baja voluntaria de la empresa, por lo que algunos empleados podrían sumar compensaciones de hasta 450.000 euros por su salida.
Tensiones con el comité de empresa. El gigante automovilístico emplea a 650.000 personas en todo el mundo, 300.000 de ellas en Alemania. Daniela Cavallo, presidenta del consejo que representa a los empleados de Volkswagen, ha expresado su preocupación por el fracaso de los planes de ahorro de costes de la compañía al Financial Times. En una nota dirigida a los empleados, Cavallo indicó que la junta directiva de Volkswagen está cambiando su discurso. "Como resultado, la junta ejecutiva ahora está cuestionando las plantas alemanas, los acuerdos salariales internos de VW y el programa de seguridad laboral que se extiende hasta fines de 2029".
Imagen | Volkswagen
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