- f. Privación del juicio o del uso de la razón.
- f. Despropósito o gran desacierto.
- f. Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa.
- f. Exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo.
Esta es la definición que la RAE tiene para la palabra locura. Todas, de una manera o de otra, encajan con todo lo que se ha vivido, se está viviendo y (previsiblemente) se vivirá con el Tesla Cybertruck, su producción y su lanzamiento.
Un coche que fue anunciado en 2019 y que sorprendió por una estética absolutamente rompedora, más propia de un prototipo que de un vehículo de calle. Entonces se anunció que sería un modelo que llegaría al mercado a finales de 2021 con un precio de salida de 39.900 dólares y autonomías de hasta 805 kilómetros.
Aquel día se aseguró que el nuevo modelo completamente eléctrico se basaría en un Exoskeleton, " una estructura exterior fabricada en acero inoxidable laminado en frío 30X Ultra-Hard, la cual permite soportar golpes, evita abolladuras y corrosión, además de proporcionar seguridad a los pasajeros", según recogía nuestro compañero Raúl Álvarez en Xataka.
El segundo gran aliciente era el Tesla Armor Glass, un vidrio "ultra-fuerte" capaz de "absorber y redirigir la fuerza de los impactos". En esa misma presentación, se demostró que el cristal del Tesla Cybertruck, supuestamente "irrompible", demostraba que sí, que era "rompible".
Cuatro años más tarde, no se ha entregado ningún Tesla Cybertruck. Tampoco sabemos, con exactitud, si llegará a otro mercado que no sea el estadounidense o cómo lo hará de verla en Europa.
Sí sabemos que el lanzamiento está a la vuelta de la esquina. Y también sabemos que, pese a todo, Tesla ha conseguido levantar una expectación como nadie lo hace en el mercado del automóvil. Por si esta no fuera suficiente, ha decidido meter más leña al fuego. Lo ha hecho con unas cláusulas que tienen mucho más de efectista que de efectivo.
El (pen)último juego publicitario
Cuatro años después de su anuncio, hay muy pocas certezas en relación al nuevo Tesla Cybertruck. Por el camino, los retrasos han sido continuos, al tiempo que la competencia ha empezado a tomar posiciones. Especialmente Ford que con su F-150 Lightning quiere arrastrar el éxito de su pick-up más exitoso (el modelo más vendido en Estados Unidos).
Este mismo año, sin embargo, el propio Elon Musk anunció que 2023 sería el año en el que, por fin, viéramos al Tesla Cybertruck en la calle. Pero a esta noticia, hay que añadir los avisos de su última presentación de resultados: el modelo no conseguirá ser rentable hasta pasado, al menos, año y medio. Y no se espera una producción de 250.000 unidades anuales hasta 2025. Pese a las grandilocuentes palabras de Musk, esto es menos de la mitad de lo que Ford consiguió colocar en Estados Unidos con su F-150 en 2022, cuando rozó las 654.000 matriculaciones.
Esto es un verdadero problema para la compañía. En 2019 aseguraban que, durante las primeras 24 horas se cerraron 180.000 reservas. En mayo de 2022 dejó de admitir reservas fuera de Norteamérica. En julio de este año ya se hablaba de que la lista de espera para el nuevo coche eléctrico de la compañía rozaba los dos millones de unidades.
Y con esta expectación, Tesla ha decidido jugar sus cartas. En sus documentos de compra ha dejado claras sus intenciones: prohibido vender el Tesla Cybertruck a cualquier persona que no sea Tesla. Lo hace advirtiendo de lo siguiente:
- La compañía tiene preferencia en la compra del coche durante el primer año. El precio será el valor del vehículo menos 0,25 dólares por cada milla (1.609 metros) recorrida.
- La compañía podrá reclamar hasta 50.000 dólares mediante una demanda si el Tesla Cybertruck se vende durante el primer año.
- La compañía puede negar la venta de futuros modelos al cliente si éste vende el coche antes del primer año.
Las cláusulas son contundentes pero, salvo el último caso, apenas son papel mojado. Como explican con atino en Forococheseléctricos, es sencillo saltarse estas obligaciones. El dueño de un Tesla Cybertruck, por ejemplo, puede firmar un contrato de alquiler de un año con obligación de compra pasado este periodo.
¿Qué gana entonces la compañía? Una vez más, notoriedad en primer lugar. Tesla sabe que una medida así causa mucha expectación y eleva el interés por el nuevo vehículo. Además, trata de poner puertas al campo. Es de esperar que los primeros clientes en recibir sus coches sean incondicionales de la marca, por lo que si no venden sus vehículos se garantizan mensajes que, se espera, sean positivos en los primeros meses. Y, además, dificulta que otras compañías se hagan con el coche y lo desguacen para conseguir información sobre el mismo.
Foto | Tesla
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