España debía instalar 32.000 puntos de carga para coches eléctricos en 2022. Sólo llevamos el 10%

El panorama en la red de recarga española para el coche eléctrico es desolador. Y se confirma con cada nuevo estudio en el que se recoge el número de puntos de carga disponibles en nuestro país. El último en poner los datos sobre la mesa, el barómetro de la electromovilidad de Anfac.

Lo analizábamos hace tan solo unos días cuando tratábamos de entender cuándo España alcanzará a Noruega en datos de penetración del coche eléctrico. Entonces hacíamos hincapié en el número de cargadores disponibles en los países europeos más avanzados, como Alemania, Francia y Países Bajos, este último el que más enchufes por kilómetro tiene con diferencia.

Lejísimos de los objetivos

Los datos de Anfac en su Barómetro de la Electromovilidad referente al tercer trimestre de este 2022 arrojan un dato ciertamente preocupante. A final de este año deberíamos contar con 45.000 puntos de carga en nuestro país si queremos cumplir con los objetivos marcados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. Sin embargo, a finales de septiembre apenas habíamos alcanzado un 10% del crecimiento que necesitábamos para alcanzarlo.

El 2022 no está siendo un buen año en la instalación de puntos de carga. A finales de 2021 había en nuestro país 13.411 puntos de carga. Pero entre enero y septiembre apenas hemos sumado 3.154 puntos nuevos, cuando necesitábamos sumar casi 32.000 puntos. Es decir, nos movemos en 16.565 puntos de carga cuando para final de este año se debería alcanzar 45.000 puntos de este tipo.

Las cifras son aún más preocupantes si miramos al futuro. De cara a 2025, el despegue de la infraestructura debería multiplicar los puntos de carga disponibles mitad de la década, tendríamos que tener disponibles 110.000 puntos de recarga. De momento, sólo hemos sumado un 3,3% de los objetivos marcados.

Y con la vista puesta en 2030, cinco años antes de que puedan venderse vehículos con motores de combustión en Europa, nuestro país tiene que tener disponibles 340.000 puntos de carga según los planes del Gobierno. Estamos a un 99% de cumplir el objetivo.

Un embudo

La falta de una red de recarga adecuada supone un verdadero problema para la adopción del coche eléctrico. En primer lugar porque, lamentablemente, he vivido la experiencia de que los cargadores rápidos no funcionen a la potencia deseada en muchas ocasiones, lo que dificulta los planes de viaje cuando nos ponemos en marcha.

Y con una red de recarga escasa y que no funciona a pleno rendimiento empezamos a entrar en un círculo vicioso del que es muy complicado salir.

Sin una red de seguridad en carretera, los potenciales compradores prefieren optar por otro vehículo que no sea el coche eléctrico. Si los potenciales compradores siguen optando por otras tecnologías, las firmas prefieren distribuir más vehículos allí donde saben que tienen ventas aseguradas, alargando los tiempos de espera en nuestro país.

Un problema que, de nuevo, redunda en menos clientes que se decantan por el coche eléctrico y una base de conductores que crece a un ritmo muy lento y que, por tanto, pueden ejercer una presión limitada sobre las empresas encargadas de instalar y mantener los puntos de carga que, como vemos, no crecen al ritmo deseado.

Y no contar con una red de recarga a la altura tiene otra contrapartida. Los objetivos para los próximos años obligarán a que los vehículos de combustión se electrifiquen tanto como para convertirse en híbridos enchufables si quieren salvar las posibles multas en Europa. A lo que hay que sumar la próxima normativa Euro 7.

Esto nos llevará a que en apenas unos años la mayor parte de la oferta de vehículos en Europa (y en España) sean coches enchufables, lo que puede agudizar el problema de la recarga de vehículos si no se crea una red lo suficientemente densa.

Foto | Marek Studzinski

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