En España hacemos controles de velocidad a coches. En Países Bajos ya los hacen a las bicicletas eléctricas

  • Las fatbikes se han popularizado entre los más jóvenes y esconden auténticas moticicletas

  • Países Bajos contará con 247 bancos de prueba para hacer controles por todo el país

Politei
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Las bicicletas eléctricas tienen que cumplir con dos sencillas prohibiciones si quieren venderse legalmente en Europa: no pueden acelerar por sí mismas y tienen que dejar de apoyar la pedalada cuando se superan los 25 km/h. El motor, además, no puede superar los 250 W de potencia.

La legislación es estricta porque se quiere evitar que las bicicletas eléctricas camuflen, en realidad, verdaderas motocicletas. Estas últimas necesitan de un carné específico para circular, pagar seguro y estar matriculadas. Aunque las diferencias pueden parecer mínimas por estética, son muy importantes legalmente.

Pero al contrario que una motocicleta o un coche, la bicicleta eléctrica no tiene que pasar una ITV. Un examen periódico que, como en el caso de los patinetes, favorece la proliferación de bicicletas eléctricas trucadas que, por supuesto, superan con mucho los límites máximos permitidos.

Y lo que en España puede ser un problema reducido a casos puntuales, hay países donde las bicicletas eléctricas trucadas pueden ser un verdadero problema. Sí, efectivamente, hablamos de Países Bajos.

La policía ya se ha puesto manos a la obra.

En busca de la bicicleta trucada

Cuando se habla de Países Bajos, una frase es recurrente: hay más bicicletas que personas. Sí, en 2019 se contabilizaban 23 millones de bicicletas para un país de 17 millones de habitantes.

Hay que tener en cuenta que Países Bajos cuenta con ciudades muy llanas que, aunque también fueron un infierno cochista, se han transformado para facilitar el pedaleo. A eso se suma que las conexiones ferroviarias entre las principales ciudades son lo suficientemente buenas que algunos trabajadores cuentan con una bicicleta en cada ciudad, una donde viven y otra en la ciudad donde trabajan.

De hecho, las ciudades de mayor tamaño, como Ámsterdam, están buscando espacio donde no lo hay para poder aparcar las bicicletas. Y una solución es hacerlo debajo del agua.

Por eso, si en algún sitio teníamos que ver a la Policía local haciendo controles para comprobar qué bicicletas eléctricas están trucadas y cuáles no, Países Bajos parecía llevarse todas las papeletas.

Y así ha sido, como cuentan en Electrek. Las bicicletas eléctricas trucadas con neumáticos enormes se han popularizado entre los más jóvenes (las conocidas como fatbikes) y ha terminado con patrullas para comprobar si las bicicletas eléctricas que llevan los ciclistas cumplen con los requisitos máximos exigidos en Europa.

Con una plataforma sobre la que se sitúa la bicicleta, un agente comprueba la velocidad máxima a la que la bicicleta termina de entregar la potencia, si ésta se corta en algún momento o, sencillamente, si puede acelerar por sí misma. En total, se han entregado 247 bancos de potencia que operarán a lo largo y ancho de todo Países Bajos.

Desde las instituciones han confirmado que los infractores se enfrentan a duras multas si se comprueba que han trucado su bicicleta o pedalean sobre un vehículo que no cumple con las homologaciones europeas y, por tanto, sigue entregando potencia por encima de los 25 km/h o lo hace sin necesidad de pedalear.

El castigo económico será, en este caso, de 290 euros y, recalcan, el agente podrá confiscar la bicicleta cuando se hayan incurrido en más de una infracción.

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Foto | Politie

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