El tren es la columna vertebral de muchos países. Una buena infraestructura ferroviaria unida a trenes de alta velocidad permiten que muchas personas viajen entre puntos de una forma cómoda y emitiendo menos emisiones. Los trenes eléctricos ya son la norma en muchos países, pero en Estados Unidos se vive una situación particular en la que sus trenes ni son de alta velocidad ni son muy verdes: la constante son las locomotoras diesel.
Hay estados que quieren cambiar esto y California se ha erigido como el abanderado del cambio. ¿Su apuesta? 10.000 millones de dólares para una transición mundial hacia la energía limpia. Y uno de los productos de ese megaproyecto será el primer tren de hidrógeno de Estados Unidos.
Los mandamientos eléctricos de California. En 2022, el gobernador de California Gavin Newsom presentó un paquete de 10.000 millones de dólares -que se dice pronto- para vehículos de cero emisiones (ZEV por sus siglas en inglés). La idea es crear una red que permita que la gente se sienta más atraída a comprar coches eléctricos, lo que implica una inversión en las infraestructuras y más estaciones de carga.
Dentro de ese programa, hay puntos muy interesantes, como la creación de 485.000 empleos relacionados con la energía limpia o medidas para prevenir la perforación petrolera y el fracking en el estado. Pero hay dos que sobresalen:
- Ser el primer estado de Norteamérica en poner fin a la venta de automóviles nuevos impulsados por gasolina de cara a 2035.
- Ser la primera zona mundial en exigir a los fabricantes de camiones pesados que realicen la transición a camiones de cero emisiones para 2045.
Cercanías de hidrógeno. Dentro de ese impulso para hacer que los medios de transporte emitan menos CO2, 407 millones estaban destinados a que la Agencia de Transporte del Estado de California invirtiera en tecnología limpia para sus trenes y autobuses. Es así como nade ZEMU, o ‘Unidad Múltiple de Cero Emisiones’. Se trata de un tren de cercanías que será el primero del país en contar con propulsión de hidrógeno y cubrirá una ruta de algo más de 15 kilómetros en el condado de San Bernardino, al sur de California.
Se trata de un tren de cercanías que actualmente está en pruebas y pronto empezará a realizar trayectos con pasajeros. Tim Watkins es una de las autoridades del departamento de transporte de San Bernardino y afirma que no han diseñado el transporte para cubrir esa distancia de 15 kilómetros, ya que se trata de un proyecto piloto y más adelante recorrerá distancias mayores.
Batería. A diferencia de muchos trenes eléctricos que necesitan una infraestructura electrificada, el ZEMU funciona con baterías híbridas e hidrógeno y está basado en el Flirt H2 de la empresa suiza Stadler. Es un modelo que puede recorrer más de 2.800 kilómetros sin necesidad de repostar. Y algo que destacan es lo silencioso que es, aparte de que sus emisiones son… vapor de agua.
Compromiso verde. Más allá de la inversión en transporte verde, California se está tomando muy en serio la descarbonización. Por un lado, muchas de las mayores empresas tecnológicas del mundo tienen sede en el Estado y cuentan con grandes objetivos para 2030 y el llamado ‘net Zero’ para 2050. Por otro, el estado se está esforzando en dejar de depender de fuentes de combustión gracias a una inversión potente en renovables.
Sobre todo en energía solar. En los últimos años, Estados Unidos ha multiplicado por 10 su capacidad de almacenamiento de red eléctrica desde 2020 gracias a la instalación de 10.000 MW en baterías. De hecho, llegó prácticamente a regalar la instalación de paneles en los tejados y se juntó con tanta producción que no sabían qué hacer con el excedente.
Proyectos europeos. Volviendo a los trenes, la idea de futuro es utilizar el ZEMU en más tramos gracias a que no hace falta desplegar nuevas infraestructuras. Watkins afirma que eso es un punto de inflexión debido a la facilidad para desplegar este tren en cualquier parte del país. Y saliendo de Estados Unidos, hay otros países que mantienen locomotoras diesel que también están experimentando con trenes de hidrógeno o eléctricos.
Alemania es uno de ellos y ha aprendido una lección a la fuerza. En su plan de descarbonización, el estado de Baja Sajonia empezó a probar un tren de hidrógeno que se las veía muy felices para reducir las emisiones. Sin embargo, se toparon con una realidad en la que es más rentable recurrir a trenes eléctricos con batería que a uno impulsado sólo por hidrógeno. Y en España, Talgo también está preparando su Vittal One, un tren que estaría preparado para transitar por los 80.000 kilómetros de vías europeas que aún están sin electrificar.
Imagen | goSBCTA
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Nacho
¿Un piloto de 15 km de distancia como solución al capitalismo más salvaje donde invertir en infraestructuras públicas se considera comunismo?
En California lo van a tener complicado por la inercia que hay contra pagar impuestos (aunque luego los paguen por mucho que nos vendan que no lo hacen) para construir infraestructuras públicas y sobre todo al uso del coche hasta para ir a hacer pis (por otro lado normal cuando las ciudades miden cientos de kilómetros y la gente vive en suburbs).
msilvau
EEUU tiene un problema muy grave con las infraestructuras. La principal razón es que construir allí algo es extremadamente caro y por eso se van a soluciones, que siendo más caras de operar, no requiera obras.
Son muy caras por: los litigios con los afectados, loa litigios con ambientalistas, las condiciones del gremio de la construcción de infraestructuras (sus condiciones son el sueño húmedo de cualquier sindicalista)... y eso hace que cualquier obra se retrase y se encarezca hasta tal punto que sea inviable.
duwie80
Conozco a un experto en electrificación ferroviaria Suizo, un tipo enteradísimo del mundo ferroviario, y un día le pregunté:
“¿Qué opinas del uso del hidrógeno para pilas (de hidrógeno) y generar electricidad para impulsar trenes?”
Su respuesta fue: “ El hidrógeno tiene una densidad energética menor que el gasóleo usado así, pero es terriblemente peligroso. Quizás se empleará en ciudades, para tranvías especialmente, ya que a los alcaldes les molesta ver los cables. Se intentará su uso para media distancia y mercancías y, tarde o temprano, un tren descarrilará en algún país del mundo, se rajará el depósito de gas y todo el mundo asistirá horrorizado a una bola de fuego que barre todo en 200 m a la redonda. A parir de entonces nadie querrá eso en sus vías, mucho menos en las calles de sus ciudades.”
sr.lobo.
Me encanta cuando el articulista parte de una premisa totalmente falsa:
"Estados Unidos necesita quitarse de encima sus trenes diésel."
Si partimos siempre de una premisa falsa, las conclusiones siempre serán erróneas.
En Europa necesitábamos quitar los coches diésel:
1.- Imponemos medidas ultrarestrictivas para obligar de facto a la compra de coches eléctricos.
2.- Las ventas de diésel nuevo caen en picado.
3.- La industria europea entra en una crisis nunca vista.
4.- Las marcas chinas empiezan a comerse el mercado.
5.- La UE impone aranceles a los coches chinos (¿Pero el objetivo no era la instauración del coche eléctrico de forma urgente?)
6.- Las ventas globales caen de forma notable ante la subida de precios, los coches se alargan más y cae la tasa de reemplazo por tecnologías nuevas.
En resumen: Lo que tendría que ser una transición sostenida y progresiva a tecnologías cada vez más eficientes y menos contaminantes, se ha convertido en una tormenta perfecta de malas decisiones e imposiciones.
Pues esa es la misma premisa que está poniendo el articulista.
Las transiciones se pueden hacer, y hay que hacerlas, pero no a lo loco, y este ejemplo del artículo es muy claro:
"De hecho, llegó prácticamente a regalar la instalación de paneles en los tejados y se juntó con tanta producción que no sabían qué hacer con el excedente."