Euro 7 se acerca, algunos países tratan de frenar la nueva norma y, mientras tanto, los fabricantes ya toman posiciones ante unas futuras exigencias que complicarán (y mucho) la supervivencia de los motores de combustión. Al menos de los motores de combustión no electrificados. Pero no solo a ellos.
Aunque la redacción definitiva de Euro 7 está todavía en el aire, se apuntaba a que los vehículos que se homologuen bajo esta nueva normativa tendrán que rebajar sus emisiones contaminantes de CO2 y NOx. De hecho, hasta los frenos y las partículas que se expulsan de sus discos están bajo el punto de mira.
La cuestión es que algunos países, entre ellos Italia o Francia, se están mostrando muy contrarios a su aprobación. Consideran que Euro 7 sólo implicará un aumento de precio al consumidor final y que, además, se dedicarán recursos económicos a una tecnología que tiene sus días contados, en lugar de apostar definitivamente por el coche eléctrico y combatir la oleada de coches chinos que está llegando a Europa.
Más allá de Euro 7, lo que sí se ha aprobado es que, en el camino para que los vehículos eléctricos sean neutrales en términos de carbono en 2035, los coches tendrán que reducir sus emisiones contaminantes en un 55% antes de 2030. Esto pasa por una irremediable electrificación de la flota, saltando al híbrido enchufable de manera casi obligatoria.
Un cambio total en la flota
Con el objetivo de presionar a las instituciones europeas, los fabricantes llevan tiempo lanzando el mensaje de que las condiciones de Euro 7 son poco menos que imposibles de cumplir. Luca de Meo, CEO de Renault, lo explicaba así:
Euro 7 es algo cercano a desafiar la física. Piden que un coche de combustión se comporte como un coche eléctrico a partir de los 50 metros después de arrancar el motor. Es imposible, es muy complicado y nos va a costar mucho dinero para un efecto marginal sobre el medioambiente
ACEA, la asociación europea de fabricantes de automóviles, asegura que sólo el 10% de la flota total de vehículos que circule por las carreteras europeas será cumplidora de Euro 7. Aseguran que los esfuerzos de desarrollo no merecen la pena pues el impacto en la calidad del aire será marginal.
De una manera o de otra, lo que sí sabemos es que la fotografía general de la flota de las marcas cambiará por completo. Los vehículos pequeños, por ejemplo, corren peligro de desaparecer. Sabemos del adiós del Ford Fiesta y tampoco se descarta la del Volkswagen Polo.
Estos automóviles son los que cuentan con un margen de beneficios más ajustado. Su público potencial pide precios bajos y electrificarlos supone un serio aumento de los costes, una reducción del rédito económico y, en definitiva, es una estrategia que choca frontalmente con la de muchos fabricantes europeos: vender menos pero más caro.
Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, lo resumía así en una entrevista a Automotive News:
Si observa lo que la Unión Europea publicó sobre Euro 7 en noviembre pasado, entonces los vehículos con motor de combustión más pequeños se volverán prohibitivamente caros. De momento, puedes comprar un Polo con caja de cambios manual y motor de 1.0 litro, pero bajo Euro 7, esto ya no sería posible. Necesita una caja de cambios automática y necesita hibridación. El futuro del Polo depende del resultado de la Euro 7
Adiós al cambio de marchas manual
La desaparición de un buen número de utilitarios no es la única consecuencia directa de Euro 7. Se espera que los cambios mecánicos sean sustanciales y lo que avisaba Schäfer unos meses atrás parece confirmarse ahora.
Kai Grünitz, jefe de desarrollo técnico de Volkswagen, ha confirmado en una entrevista a Autocar que el futuro Volkswagen Golf no contará con caja de cambios manual. En el medio apuntan un poco más allá y señalan que, incluso, la próxima renovación del popular compacto germano ya podría prescindir de este tipo de transmisión.
En Autocar señalan que con la caja de cambios manual también morirá una parte importante de la versión GTI del Golf. No es el único deportivo que lo ha hecho. El Renault Mégane R.S. Ultime sólo se vende con transmisión automática. Hace ya unos años, BMW levantó polvareda con su decisión de vender su M5 exclusivamente con cambio automático.
Desde el medio apuntan a que cada gramo cuenta y que, en el caso del actual Volkswagen Golf GTI, los germanos se ahorran dos gramos de CO2/km por cada vehículo de transmisión automática vendido, en lugar de uno de transmisión manual. Con unos objetivos tan exigentes, dos gramos pueden marcar la diferencia de recibir enormes multas.
Pero, además, hay que tener en cuenta que los híbridos (más o menos eléctricos) serán tendencia con Euro 7 aprobada. El Honda Civic Type R actual, por ejemplo, ya sabemos que es el último que contará con versiones puras de combustión. Y es de esperar que no sea el único.
Y con el coche electrificado, la caja de cambios automática seguirá ganando terreno, pues son más eficientes, menos contaminantes y suponen menos esfuerzos técnicos para los fabricantes cuando motor eléctrico y de combustión tienen que trabajar solidariamente. Actualmente, la transmisión manual ya empieza a verse como algo exclusivo por lo que hay que pagar (y mucho) entre los deportivos de mayor renombre.
Aunque se están diseñando cambios supuestamente manuales que simulan sus sensaciones para los coches eléctricos, el verdadero problema se encuentra en las gamas bajas, donde las transmisiones manuales han buscado refugio hasta ahora. Elegir gamas medias y altas en casi cualquier coche del mercado descarta la posibilidad de elegir un cambio manual. Si la firma es premium, la elección ya es casi imposible.
Una vez más, parece que será el cliente que busque un coche lo más sencillo y barato posible el que sufrirá las nuevas normativas europeas. El cambio manual es una especie en extinción y Euro 7 puede poner el último clavo en su tumba.
Foto | Hidde van Esch
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