En 1926, Henry Ford revolucionaba la industria del automóvil apostando por un modelo que levantó polémicas entre sus contemporáneos: reducir la jornada de seis días a cinco y aplicar la jornada de ocho horas al día. En resultado: se mejoró la productividad y se redujeron las lesiones por movimientos repetitivos en sus empleados, así como la rotación laboral.
En la actualidad nadie discute la eficiencia de los postulados de Ford, pero Toyota, optimizadora nata en cualquiera de sus procesos productivos, ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca: reducir su jornada laboral a cuatro días semanales en un país famoso por sus jornadas laborales eternas.
El objetivo: crecer manteniendo la eficiencia
Toyota se encuentra en medio de conversaciones con su sindicato japonés sobre la posibilidad de implementar una semana laboral de cuatro días. Según publicaba Automotive News, esta medida forma parte de un conjunto más amplio de reformas para modernizar y flexibilizar el flujo de trabajo de la empresa.
Las conversaciones se iniciaron bajo la batuta de Koji Sato, CEO de Toyota, quien encargó una revisión integral de los procesos de la empresa, tras alcanzar niveles récord de ventas y producción durante el pasado ejercicio. "Las cargas de trabajo existentes deberían reducirse por el momento", dijo Sato en mayo. "Deberíamos preguntarnos si un trabajo en particular es necesario o no. Es posible que tengamos que detener ciertos tipos".
Esta revisión responde a la sobrecarga que sufrieron tanto los empleados como los proveedores de la marca, por el frenético ritmo de producción que imponía una línea de producción afinada como un Stradivarius. El ritmo que impuso Toyota no solo llevó al agotamiento del personal, sino que también impactó sobre la calidad en los productos de Toyota.
Toyota, junto con otros fabricantes como Mazda, Honda, Suzuki y Yamaha, está siendo investigada por el Ministerio de Transporte de Japón tras haberse descubierto que presentaron datos erróneos o manipulados en los procesos de homologación de vehículos, incluyendo pruebas de seguridad.
Este escándalo ha puesto en evidencia las presiones y la cultura laboral extrema que existen en la industria automotriz japonesa, y ha llevado a una introspección más profunda sobre las condiciones de trabajo y su impacto en la calidad.
La respuesta de los ejecutivos de Toyota fue implementar lo que denominaron una "pausa intencional", una práctica japonesa en la que los empleados de la fábrica detienen la línea de ensamblaje al detectar un problema, permitiendo que se solucione antes de continuar.
El empleado como eslabón clave en la cadena
La compañía ya ha comenzado a implementar mejoras en las condiciones laborales, como la actualización de los sistemas de aire acondicionado, baños y vestuarios en sus instalaciones. El objetivo de la marca es "desarrollar sistemas y mecanismos para mejorar el entorno de trabajo, con el objetivo de crear un lugar de trabajo donde todos puedan sentir una sensación de crecimiento", dijo un portavoz de Toyota.
Aunque la idea de una semana laboral de cuatro días está ganando terreno en el ámbito laboral global, no es una solución que se pueda adoptar de inmediato ni sin ajustes. Toyota ya cuenta en la actualidad con un sistema de horario flexible para su plantilla. Cualquier cambio en las jornadas laborales se basaría en este modelo, buscando fórmulas que se adapten a las necesidades tanto de la empresa como de los trabajadores.
Si las conversaciones entre Toyota y los sindicatos llega a buen puerto, los primeros movimientos hacia la semana laboral de cuatro días se pondrían en marcha a finales de 2024. Al contar con una distribución de la jornada flexible ya instaurada, es más que probable que esas primeras aproximaciones se basen en agrupar las 40 horas de trabajo semanales en cuatro días en lugar de en cinco días, sobre todo, en roles administrativos y de ingeniería.
Toyota quiere hacer extensiva esta nueva política a sus proveedores y concesionarios en Japón, buscando mejorar las condiciones laborales en toda su cadena de suministro. La empresa ha decidido compartir los beneficios récord que ha logrado este año con sus proveedores, pagando precios más altos por las piezas.
Con este movimiento, Toyota pretende que esos fondos adicionales se utilicen para mejorar las condiciones de trabajo de los trabajadores externos a largo plazo, en lugar de limitarse solo a incrementar salarios.
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Imagen | Toyota
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